MEMORIA DEL
VALLE
Un registro de
los relatos sobre los desaparecidos,
los exdetenidos
y los HIJOS de Traslasierra
Provincia de
Córdoba
María
Correa Ricardo Di Mario Mari Luque
Comisión de
DDHH, por la Memoria, la verdad y la Justicia de Traslasierra
Córdoba
Ediciones del Callejón
MEMORIA DEL VALLE. Un registro de los
relatos sobre los desaparecidos, los exdetenidos y los HIJOS de Traslasierra.
Provincia de Córdoba
María Correa / Ricardo Di Mario / Mari Luque
1a
edición especial - Los Hornillos : 2017.
64 p. ;
21 x 14 cm.
ISBN
978-987-42-3149-9
1.
Ensayo Histórico. I. Título.
CDD A864
|
Pinturas de tapa: María Correa
Correo de contacto con la
Comisión de DDHH, por la Memoria,
la Verdad y la Justicia
de Traslasierra: memoria.traslasierra@gmail.com
Facebook: Comisión de
DDHH, por la Memoria, la verdad y la Justicia de Traslasierra
Autores
mariacorrea47@hotmail.com
dimarioricardo@gmail.com
mariluk01@gmail.com
Correo
de contacto con la editorial: edicionesdelcallejon@gmail.com
Los
individuos y los grupos tienen derecho de saber;
y
por lo tanto de conocer y dar a conocer su propia historia;
no
corresponde al poder central prohibírselo o permitírselo.
Tzvetan Todorov
Agradecimientos
y colaboradores
A la Biblioteca Popular
de Los Hornillos
A la Hemeroteca Diario
Democracia de Villa Dolores
A la Hemeroteca de la
legislatura de la Provincia de Córdoba
Al Instituto Superior Dr.
Carlos María Carena de Mina Clavero
A la profesora Noelia
López
A la profesora Sofía
Stefanich
A la profesora Lucila
Cabrera
A la Fundación La Conana
A la Srta. Natalia Molina
Al documentalista Ignacio
Marengo
A los Alumnos del IPEM
364 MALVINAS ARGENTINAS de San Javier.
Al fotógrafo Daniel
Mendiara
Al periodista Miguel
Ángel Ortiz
A los ciudadanos de
Taslasierra por el despertar de la Memoria
Índice
Presentación
Introducción
Capítulo I: “Familiares, amigos y compañeros de
Desaparecidos”
Ana María Ahumada
Stella Maris Altamirano
José Brizuela
Cesar Gerónimo Córdoba
Gustavo Correa
Lila Rosa Gómez Granja
Gustavo Alberto Pereyra
Jorge Alfredo Reynoso
Alfredo Felipe Sinópoli
Feliz “Santo Domingo”
Olmedo
Capítulo II: “Ex
Detenidos ”
Mónica Piñeiro
Mario Moreno
José Antonio Manzanares
Gabriela Adriana Pascualini
Capítulo III: “HIJOS
en Traslasierra”
Martín Lowe
Emiliano Fessia
Ramiro Ledesma
Cecilia Mogilner
Margarita Fioriti
A Modo de
Cierre: “Una memoria siempre en
construcción”
Presentación
A treinta años del golpe militar , durante el mes de
marzo me levanté con ganas de salir a la calle para decir al mundo quien era.
Había guardado por treinta años mi verdadera identidad,
una parte de mi vida había sido secreta.
Llegue a traslasierra en
el año ochenta y me dedique al arte.
Esa tarde de marzo los
chicos de la escuela Comercia Con la ayuda de Soria organizaron un homenaje a
las víctimas del golpe militar del 76.
Me vestí como para asistir a una ce remonia y así entré
al salón, pasaron fotos, se escucharon relatos y luego invitaron a quienes
quería dejar un testimonio. Pensé, Yo no voy a hablar. En ese momento se
levantó una persona a mi lado y comenzó a relatar algo que no pude escuchar, vi
su cuerpo rígido sus ojos llorosos y la voz se le quebraba, mientras pensaba
Tengo que ser capaz.Tenía que hablar y decir quien era, la hermana de Gustavo Adolfo Correa
desparecido el 24 de mayo de 1976. Levanté la mano y lo dije. No pude seguir hablando se hizo un gran
silencio y sentí como alas de plumas las miradas de esos chicos que esperaban
mi relato y después de un vaso de agua les conté quien fue Gustavo.
Terminé y levantó la mano una chica con gran sonrisa
,contó que siendo muy jovencita estuvo presa embarazada y ese su primer hijo
nació en cautiverio, era Monica Piñeiro, nos miramos y a la salida nos
abrazamos, .
Queríamos mas. Nos habían
devuelto la voz! Nesecitabamos contar nuestra historia. Era una historia
dolorosa y triste, si, que a nadie le gusta escuchar, pero queríamos hablar,
queríamos gritar!!!!
Fuimos invitadas por los
chicos a tomar mate y a conversar, los chicos preguntaban a borbotones y
nosotras hablábamos atropelladas. En mi cartera llevaba una foto en blanco y
negro de mi hermano para compartirla con ellos, y Mónica sacó de la suya un
babero que le habían regalado sus compañeras presas. Eran tesoros que uno no
mostraba tanto.
Así se sucedieron días de marchas, entrevistas,
periodistas inquietos, lágrimas recuerdos. Todavía no se sabía si en Villa
Dolores había muertos o desaparecidos, aparentemente nadie, nosotras con Mónica
eramos de otro lado.
Fue muy despacio que al
año siguiente algunas personas comenzaron a hablar y contar de algo que se
habían enterado.
Hubo una reunión muy importante en donde se invitó a
todos los familiares de desaparecidos, vinieron de DDHH de Córdoba. Alli ví
entrar al hermano de Lila Gómez y abrazar a la hermana de Fredy Sinópoli, ellos
fueron novios y desaparecieron juntos, fueron encontrados sus huesos en la
perla en el 2015.
En el pueblo, en los bares y la gente empezó a hablar,
todavía en voz baja, sobretodo cuando pronunciaban la palabra_´´guerilleros´´,
´´montoneros´´, ´´clandestinos´´ casi que decían andaban en ´´la joda´´.
Pronto se empezó a investigar, y nos encontramos con
estudiantes brillantes con medallas de mejores
compañeros y compañeras ,defensores de la igualdad de la justicia
social, solidarios, todos o casi todos estudiantes, chicos de no mas de 30 años
que habían muerto o desaparecido durante la dictadura cívico militar del 76.
Creo que así nació y fue creciendo lo que primero se
llamó Comisión de la Memoria por la Verdad y la Justicia de Traslasierra.
Era necesario tener la palabra escrita, y por eso
pensamos en plasmarla en éste libro homenaje a nuestros compañeros de otras
épocas ,en donde creíamos que teníamos que ser impecables en nuestro
comportamiento social y personal, irradiar compromiso con cada cosa que se
hacía, conciencia, lavábamos pañales de tela, tejíamos al crochet, los
artesanos trabajaban el cuero, y pensábamos en que podíamos cambiar el mundo.
Es nuestra intención dejar registros escritos para que
podamos escuchar de primera persona lo sucedido, con todo lo que significa, su
dolor ,la repetición de cada momento pasándolo por el cuerpo y transmitirlo
desde las vísceras, la memoria colectiva nos da como resultado La Historia
misma.
A los familiares les deseo que con estos relatos podamos esclarecer cada vez más nuestras
cosas personales, sanaciones familiares y poner Verdad para que se Haga
Justicia una y otra vez en cada juicio en
cada lugar de éste nuestro país.
María Correa
Comisión de DDHH
por la Memoria, la Verdad y la Justicia
de Traslasierra.
Córdoba
Argentina
Introducción
En el presente trabajo presentamos un registro
de los testimonios y algunas reflexiones
en torno al impacto que la última dictadura cívico militar dejó en la
región de Traslasierra, principalmente en la ciudad de Villa Dolores, cabecera
del Departamento de San Javier, provincia de Córdoba.
La
recopilación de relatos orales a través de dispositivos de entrevistas, charlas
informales, consultas a periodistas y en la hemeroteca del diario local
“Democracia” y de la Legislatura de la
ciudad capital de la provincia, se inició con la intención de reconstruir
parcialmente la vida de aquellas personas, que habiendo nacido en esta región,
sufrieron en forma directa los embates de la violencia estatal conocida como
Terrorismo de Estado.
En
los primeros pasos dados en esta búsqueda nos orientamos hacia la exploración de algunas percepciones
que desde el presente se tiene de la etapa de la violencia política en la
Argentina, a nivel local, en torno a la cuestión del silencio y el acá no pasó nada, instalado en una
especia de primer capa de la Memoria sobre la etapa en cuestión. Pero
inmediatamente en cuanto se consulta a los vecinos, o a los actores sociales
contemporáneos, que manifiestan una intención de participar de algún modo en la
recuperación de aquel tiempo, surgen los nombres de las víctimas que fueron
desaparecidos localmente o en otros lugares del país, así como las personas que
sufrieron la detención y los vejámenes que eso implicaba y que consiguieron
sobrevivir. De esta forma logramos confeccionar una lista de diez víctimas
directas de las que nos ocuparemos. Nueve de ellos nacidos y criados en esta
zona.
En
el primer capítulo de este trabajo nos encontraremos con el intento de
reconstrucción de la vida de Ana María Ahumada, Stella Maris Altamirano, José Brizuela,
Cesar Gerónimo Córdoba, Gustavo Correa, Lila Rosa Gómez Granja, Gustavo Alberto Pereyra, Jorge Alfredo Reynoso,
Alfredo Felipe Sinópoli, Feliz “Santo
Domingo” Olmedo. Estas personas fueron desaparecidas en distintas
circunstancias, dos de ellas en la localidad de Villa Dolores, el resto en
otros sitios de la provincia, o en Buenos Aires. También en la pesquisa nos
encontramos con víctimas de centros clandestinos de detención (CCD) que
recuperaron la libertad, nacidos en la ciudad que nos ocupa, o que
circunstancialmente viven en ella. Es así que pudimos entrevistar a los
siguientes sobrevivientes; Mónica Piñeiro, Mario Moreno, José Antonio
Manzanares y Gabriela Adriana Pascualini que gentilmente ofrecieron su
testimonio y están agrupados en el segundo capítulo.
En la etapa de la heurística y a lo largo de
las localidades que componen la región que denomina Traslasierra, nos hallamos
con la presencia de jóvenes que han elegido el Valle para instalarse o
desarrollar su vida temporal o definitivamente y que resultan ser hijos de
desaparecidos, uno de ellos, Martín Lowe es hijo de Stella Maris Altamirano,
nativa de esta ciudad. Los otros testimonios de este tercer capítulo los dan,
Emiliano Fessia como responsable actual del Espacio de la Memoria Ex CCD La
Perla, pero su testimonio es vital en este capítulo porque junto al de Martín
Lowe reconstruyen la manera en que ambos, siendo apenas uno un niño de días y
el otro un bebé de dos años logran salvar sus vidas en el momento que son
asesinados sus padres. Ramiro Ledesma, Cecilia Mogilner todos estos nacidos en
la provincia de Córdoba y Margarita Fioriti, nacida en Buenos Aires, y que ha
elegido esta zona como base principal de una vida itinerante.
No se trata este de un trabajo académico que
recorre los desafíos intelectuales de la tensa relación entre Historia y
Memoria, ni un análisis sociológico acerca de los problemas que el “trauma”
social de la dictadura implicó a nivel local, pero es indudable que entre sus
intenciones está interpelar a los actores sociales y proponer una suerte de
exploración y primeros apuntes que sobre ese pasado vaya cimentándose, es decir
que nuestra intención es inaugurar una mirada más amplia sobre el pasado
reciente y dejarle el “testimonio” a las generaciones futuras de cientistas o
simplemente ávidos de conocimiento.
Es
importante aclarar que el relato sobre el pasado reciente es siempre un
constructo subjetivo, como lo es toda construcción historiográfica, basado en
la palabra, que en las manos del historiador pretende convertirse en un
documento.
Si leemos con atención las entrevistas a
familiares, amigos o compañeros de los desaparecidos, al igual que en los
sobrevivientes, encontraremos categorías y conceptos que componen una especia
de marco teórico de nuestro trabajo. Pero proponemos no perder de vista que la
intención de esta investigación es hacer un aporte al sostenimiento de una
Memoria que debe ser en todo los casos, colectiva, y por ello no carente de
tensiones.
La primera de estas dicotomías que surge de la
exploración es entre Memoria y Olvido. Sabemos que el pasado violento durante
la década del setenta llegó a superar toda forma de represión que el Estado
había utilizado en etapas anteriores durante toda su historia, a tal punto fue
así que se constituyó una figura jurídica para catalogar el accionar de las
fuerzas de la república, conocida como Terrorismo de Estado, que consistió en
un plan sistemático para “aniquilar” toda forma de reclamo, protesta o accionar
político sea este violento o no. Esta acción de las fuerzas armadas, en un
amplio espectro sostenidas por las principales corporaciones ligadas al
Capital, violaron todas sujeción constitucional, de derechos humanos, civiles,
y sociales. Fue recién en la recuperación del sistema democrático que se iniciaron
las acciones jurídicas para revisar y juzgar ese pasado y sus responsables.
Pero además de las acciones que el Estado llevó adelante, fueron aún más
importantes el accionar de los organismos de Derechos Humanos, y comisiones por
la memoria, ligadas a familiares de víctimas, las que reclamaron y lo hacen
hasta el presente por una Memoria, basada en la Verdad y en búsqueda de una
Justicia reparadora de aquel trauma del que quedan huellas o pervivencias
riesgosas para la construcción de un futuro que no comprometa la vida en
democracia.
La otra cuestión que se nos presenta como un
dilema es qué hacer con la palabra del “otro”, cuando ese hablante ofrece un
relato que testimonia, un sentimiento, una experiencia, una vivencia, o un
dolor, o a veces simplemente una representación que ya es colectiva, frente al
sufrimiento propio o en su carácter vicario, es decir que habla por lo que ya
no pueden hacerlo. Nuestra pregunta es ¿Es posible hacer historia a partir del
recuerdo? Para resolver esto los autores hemos decidido incluir en este
trabajo, la palabra viva de los entrevistados, prácticamente sin intervención
crítica de nuestra parte.
Por último, este trabajo forma parte de “Los
lugares de la memoria”, como lo sostiene Pierre Nora, que deja “como vestigios y restos de la conciencia
conmemorativa” para tender un puente sobre el pasado que se niega a olvidar.
En
síntesis, nuestra propuesta es legar una especie de archivo en distintos
formatos y registros de la memoria social y colectiva de la región, en homenaje a las víctimas directas e
indirectas de la violencia del pasado, pero a su vez reconocer a esa historia
como parte viva de nuestro presente.
Los
autores
“Familiares, amigos y
compañeros de Desaparecidos”
Anita
Ana María Ahumada
Durante 2011 hice una capacitación sobre Terrorismo
de estado donde se abordaban más de veinte preguntas que podríamos responder
después de ese curso que había ofrecido el Ministerio de Educación de la
Nación. Al finalizar había que proponer un trabajo que incluyera los temas
aprendidos y cómo pensábamos compartirlos con nuestros alumnos. Se me ocurrió
invitar a Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba y para eso debimos preparar a
todos los cursos para que supieran quienes venían y qué habían hecho. Vimos
videos como el “Quién soy?” que produjo Abuelas, donde se recreaban varios
testimonios de nietos recuperados.
Parte de la preparación fue consultar a cada
familia-mediante dos preguntas-para hallar la relación entre lo que pasó en el
país en aquella trágica etapa y la vida del pueblo. Las preguntas
eran: 1) recuerda algún hecho personal relacionado con la
dictadura del 76 y el pueblo? Y 2) En San Javier pasó algo durante la dictadura?.
Las respuestas que trajeron eran negativas: no pasó nada. Sólo una alumna
trajo, de los recuerdos de su padre, el dato de que enterraron en el cementerio
de San Javier a una chica que fue muerta en otro lugar. Nos dio el nombre y
mencionó que la tumba de esa chica era muy especial porque estaba llena de
cactus.
Una compañera docente fue otro día al cementerio y
halló la tumba y nos contó que tenía una cruz donde estaba el nombre.
En 2015 logramos que la Municipalidad
pagara la elaboración y autorizara la colocación de dos placas que
un artesano de mayólica de San Javier haría y que serían puestas en la entrada
del cementerio y en la tapia que hay detrás de la tumba de Anita Ahumada. Cada
placa decía: Aquí descansa Ana María Ahumada, víctima de terrorismo de estado
de 1976 y en la otra dice: en este cementerio descansa una víctima del
terrorismo de estado de 1976. Estaba programado colocar cada placa el día 24 de
marzo, como actividad de la Semana de la Memoria que se había organizado a
nivel del valle de Traslasierra. Ese día llovía intensamente por lo que a las
17 horas- horario del encuentro en el cementerio- no se podía pensar en pegar
las placas. Nadie sabía dónde estaba la tumba y comenzamos a buscarla amparados
de a dos o tres bajo un paraguas. Recorrimos todo el cementerio y no hallamos
la tumba y los cactus o la cruz con su nombre.
Esa actividad quedó para hacerse al año siguiente,
un 24 de marzo, pero por distintos motivos no se hizo. Ese día nos juntamos en
la plaza del pueblo y por primera vez alguien consiguió una foto de Ana María
Ahumada de sus últimos años porque increíblemente la Comisión de la memoria de
Traslasierra solo había podido encontrar una foto de Anita niña.
Desde ese día de 2016 conocimos su rostro. También comprendimos que ese año se
cumplirían 40 años de su muerte acaecida el 1 de junio de 1976. Acordamos hacer
un homenaje en ese día. Comenté el proyecto en los cursos buscando ayudantes y
un alumno comentó que por el apellido tal vez su padre supiera algo. Y así fue:
trajo la novedad de que su papá estuvo en el entierro de Anita porque son
parientes por parte de sus abuelos y que le había comentado que le contaron que
había sido acribillada.
Alguien comentó después que la madre de
Anita era enfermera en un hospital de Córdoba en aquel tiempo. Que
se presentó una amiga pidiéndole que le permitiera mirar a los muertos que
hubiese en la morgue del hospital porque era una forma de hallar a los
desaparecidos. Cuentan que fueron juntas y a quien hallaron fue a Anita. Su
sobrino Mauricio comentó diferente el hecho: salió en el diario sobre un
“enfrentamiento” entre fuerzas de seguridad y subversivos y que allí figuraba
el nombre de Anita. Que fue el padre de Mauricio quien la reconoció en la
morgue ya que los demás familiares no se atrevían a ver semejante cuadro.
Para el 1 de junio de 2016 programamos con varios
alumnos de segundo año ir a ver la tumba y ver qué se podía hacer. Los cactus
sobrepasaban la tumba que estaba sobre la tierra, adornada con esquinas de
ladrillos y llegaba hasta los pasillos que la separaban de las otras tumbas
vecinas. Pensamos en podar un poco esos cactus y extraer bolsa de nylon que se
habían encajado en las espinas. Hicimos eso y le pedimos a la municipalidad que
limpiara el lugar. Sacamos la cruz porque era de madera y estaba podrida en la
parte de abajo. A la cruz le agregamos madera, barnizamos ese
material y pulimos la placa de bronce que dice: “Tierra: se leve con
ella porque fue breve su paso por ti”. Los trabajadores de la municipalidad
entendieron que había que sacar los cactus y no entendieron lo que en realidad
dijimos: que debía sacar los cactus ya cortados que estaban como basura al
costado. Por ese malentendido la tumba quedó sin nada, muy desolada, por lo que
fue necesario solicitar a todos los que concurrieran al homenaje que trajeran
nuevas plantas.
Aparte habíamos conseguido el teléfono de uno de
sus hermanos (Anita tenía dos hermanos de padre y madre: Alicia y Jorge) y
tiene otros de su padre y otra esposa. Jorge prometió asistir al homenaje. Ese
día llovía intensamente por lo que éramos no más de diez personas en el
cementerio. Nadie conocía a Jorge. De pronto alguien vino caminando hacia los
que estábamos cerca de la tumba y se apoyó unos metros antes de llegar en otra
tumba de varios nichos y quedó allí. Me acerqué a preguntarle si venía al
homenaje y comprobé que estaba llorando. Le pregunte si era el hermano de Anita
y confirmó que no venía desde hacía 40 años a este lugar. Nos emocionó su
emoción. Sentíamos que estaba haciendo el duelo largamente postergado. Afuera
le hicimos una entrevista.
Entre sus dichos comentó que no hacía mucho tiempo
que se enteraron que Anita no participó de un enfrentamiento armado, como
siempre creyeron, sino que le aseguraron que había sido asesinada. Agradeció lo
que hacíamos por ella porque sentía que lo merecía, porque había sido una buena
persona, que no mereció este fin. Por esos días publicamos en las redes fotos
del homenaje y este escrito:
Homenaje a Ana María Ahumada: presente!!!
Miércoles de junio en Traslasierra, lloviznando.
Día gris, adecuado para recordar-por la tristeza
que tienen los días grises-a alguien que partió de este mundo, trágicamente.
Muchos de los presentes nunca conocimos a Anita
Ahumada pero compartimos lo que simboliza ella junto a otros treinta mil
argentinos: la injusticia del arrebato de una vida con sueños por el solo hecho
de poseerlos.
En el cementerio de San Javier su tumba destacaba
hasta hoy porque estaba cubierta de plantas con pencas que alguien querido
alguna vez plantó. Una cruz de madera con una placa de bronce donde reza una
frase que la contiene: ”Anita…tierra se leve con ella porque fue muy
breve su paso por ti”. Y es así: Anita tenía 26 años cuando fue cruelmente
muerta en un “enfrentamiento fraguado” y que después hemos comprendido eran
fusilamientos que el terrorismo de estado realizaba.
Hoy participamos en el día en que se cumplían 40
años de su desaparición física y su hermano Jorge estuvo presente. No había
vuelto a este lugar desde hace cuarenta años. Se acercó tímidamente y cuando
estuvo cerca de la tumba se volvió, como para irse. Sucede que el dolor volvió
a repetirse. Hizo coraje y retorno y ahí estuvimos los presentes para abrazarlo
y llorar con él. Qué otra cosa nos cabe a todos los que sentimos como propio el
dolor de cada compatriota que pasó por esto?
Anita hoy tuvo su cuota de valoración como joven
idealista que lucho porque tuviésemos un mundo mejor. El espacio que ocupa en
el cementerio se convierte desde hoy en un espacio de la Memoria, la
Verdad y la Justicia.
Tiempo después viajé a Unquillo por otro motivo y
en mitad de un almuerzo alguien nombró a los Ahumada y comprobé que hablaban de
un sobrino de Anita que vivía allí y que habíamos contactado por teléfono. Nos
había dicho que si pasábamos por Unquillo lo viéramos porque él no visitaba
seguido Traslasierra. Estaba yo allí, había que conseguir su teléfono para
lograr esa entrevista. Como no pudimos localizar el teléfono mi amiga nos llevó
a su casa. Mauricio estaba por salir al dique a pasar la tarde y nos
invitó-luego de las presentaciones- a que fuéramos juntos y conversáramos del tema,
aunque anticipó que no sabía mucho porque él era muy niño cuando sucedió lo de
su tía. Ya en la playa del dique nos contó que la última vez que la vieron fue
en Misiones, donde los padres de Mauricio (su madre es Alicia Ahumada) vivían.
Sabe que le pidieron que no volviera a córdoba por todo lo que estaba pasando
en el país y dicen que ella respondió: “Esta es mi tierra, esta es mi casa” y
optó por la resistencia.
Para el 24 de marzo de 2017 programamos
realizar-dentro de la Semana de actividades de la Memoria en
Traslasierra- un mural en el cementerio de San Javier en homenaje a Ana María
Ahumada. Fuimos a ver qué dimensión debía tener el mural y ahí comprobamos que
la placa que habíamos pegado en la entrada del cementerio no estaba. Con las
alumnas que fuimos rastreamos el cementerio buscándola: tachos de basura,
escombros…al fin ellas la vieron: estaba rota en medio de un nicho destruido y
con escombros alrededor. Al evaluarla deducimos que alguien le tiro una piedra
y la rompió en medio e hizo que se cayera. Ese alguien fue quien la escondió en
el nicho. Comentamos el hecho en los distintos cursos de la escuela y una
alumna del último curso prometió hacer la placa nuevamente. Y esa es la idea: a
quienes nos propongan olvido…les responderemos una y otra vez con memoria.
El día de realización del mural fue un día de sol
intenso donde nos reunimos algunos integrantes de la Comisión de la Memoria con
estudiantes de los secundarios de Villa de Las Rosas, El Trigal, Nono y de San
Javier para esbozar su rostro, frases y flores. Antes la municipalidad de San
Javier había revocado la pared que tiene como fondo la tumba de
Anita y había posibilitado la compra de plantines de flores para la tierra que
enmarca el lugar donde está enterrada. Fue una tarde de mates y trabajo
compartido y al final hubo fotos que atestiguan la alegría que tuvimos de
convertir a este sitio en otro espacio de la memoria. Para que no se olvide,
para que los que no supieron: se enteren.
El sábado 17 de junio de 2017 por casualidad estuve
en el lugar que en los datos sobre Ana Matia Ahumada se daba como el lugar de
su asesinato: Las tres Cascadas en el camino a Ascochinga. Allí pude hacer esta
entrevista:
Don Martín López es quien en la actualidad cobra la
entrada a los autos que vienen a pasear a las tres Cascadas, un
lugar turístico que esta por el camino de tierra que lleva a La Cumbre
desde Ascochinga. Le pregunté si era nativo del lugar, como
respondió que sí le dije si alguna vez había oído hablar de que por esa zona
habían matado a “subversivos” y señaló hacia las Cascadas y dijo: ”ahí”.
Comentaban que habían hallado a unos extremistas alojados o acampando en la
casa que hay cerca, entre el ingreso y las Cascadas. El jefe de aeronáutica de
aquella época hizo un comentario como que en el hecho participó Gendarmería. El
no pregunto. Después del golpe María Estela Martínez de Perón fue presa en
Ascochinga por unos 40 días, en el Hotel Gol. Por esa razón se cerró el camino,
de Jesús María, pasando La Paz y para La Granja no pasaba nadie. Su esposa
tenía que pasar por ahí para la escuela donde trabajaba y él como proveedor que
le vendía a las Fuerzas Armadas lo podían hacer con un pase que los autorizaba
a cruzar por caminos que no transitaba nadie. Como él era conocido por ser
peronista lo sabían cargar diciéndole “Che, ahí está la tuya”, refiriéndose a
Isabelita.
En ese entonces a Gendarmería se la tenía como si
fuera el basurero, como los que hacían los trabajos sucios. Eran de segunda
para las Fuerzas Armadas. Se comentó que había unos jóvenes que estaban
acampando en la zona de las Tres cascadas. Pero en esos tiempos nadie
preguntaba y nadie se metía porque se sabía de allanamientos
El hace un comentario que supo que las
organizaciones guerrilleras “armaban parejas”, que en la realidad no lo eran
pero figuraban para el resto como si lo fueran para realizar determinadas
tareas, eso fue a colación de que dije que allí había sido muerta Ana María
Ahumada y su esposo Rodolfo Ponce de quien la familia Ahumada nada sabía
Curiosamente ningún vecino oyó tiros aquella vez.
Él pensaba que tal vez los mataron en otro lugar y los trajeron aquí. Tenía
información que eran chicas y muchachos: tres o cuatro. Nunca antes alguien le
había preguntado del hecho hasta ahora. Una sola vez vio que un auto que entró,
bajó con mujeres grandes que llevaban un ramo de flores. El vio que bajaron
hacia las Cascadas y luego volvieron sin el ramo. Fue a mirar si lo habían
dejado en algún lugar en particular y no halló nada, por lo que pensó que lo
arrojaron al rio. No se animó a preguntarles nada pero las vio acongojadas.
Este dato me llevó a preguntar por la
digitalización del diario La Voz del Interior para corroborar qué se había
dicho sobre el hecho en aquel momento y encontré esto:
III Cuerpo de Ejército.
En el camino a Ascochinga-La Cumbre fueron abatidos ocho subversivos
“El comandante del III Cuerpo de Ejército ,
comunica a la población que en el día de la fecha(1
de junio de 1976), siendo las 3.30 hs se detectó, por información de pobladores
de la zona, un campamento de delincuentes subversivos en la zona de Las tres
Cascadas, ubicado en el camino a Ascochinga-La Cumbre, provincia de Córdoba-.
Intervino en la acción personal perteneciente a Gendarmería Nacional con
asiento en Jesús María. Al ser detectado el grupo extremista e intimidarse
rendición, por las fuerzas legales, los delincuentes subversivos abrieron el
fuego originándose un intenso tiroteo, cuyo resultado fue la muerte de ocho
delincuentes, cuatro de ellos del sexo femenino. Los mismos aún no han sido
identificados. Se logró secuestrar armas, municiones, equipo y documentación.
Se continúa rastrillando la zona en búsqueda de los delincuentes que pueden
haber huido. Las tropas de gendarmería Nacional que intervinieron en la acción
no sufrieron bajas”
Ampliación
Anoche se difundió el siguiente comunicado:
Ampliando el comunicado en el día de la fecha (1
jun 76) referido a la… de delincuentes en la zona de Tres cascadas (provincia
de Córdoba) donde se abatió a 8 extremistas, el comandante del tercer cuerpo de
Ejército informa que ha podido comprobarse, luego de un análisis de la
documentación secuestrada que organizaban actividades de instrucción militar y
adoctrinamiento político y los delincuentes pertenecían a la organización
declarada ilegal en 1973. De los elementos subversivos muertos, se logró
identificar a José Gómez, quien sería el jefe del grupo. Se secuestró dos
carabinas calibre 22 largo, una pistola 11 25 mm, una pistola 22
largo Ballester Molina, un revolver calibre 38 largo, un revolver calibre 38
corto, un revolver calibre 22 largo, una escopeta calibre 16, abundante
munición para las armas enumeradas, además un uniforme de la policía de la
provincia, una mochila, dos carpas, elementos varios para cocina, víveres y
prendas de vestir de ambos sexos.
La documentación hallada, era de neta corte
subversiva y referida a la organización declarada fuera de la ley en 1973.
Fuente: ”La Voz del Interior, miércoles 2 de junio
de 1976”
En el Hospital Córdoba trabajaba la madre de Anita,
de nacionalidad chilena, que era la jefa del servicio de enfermería. Una de sus
enfermeras que tenía muchos años de experiencia fue a la morgue- nadie sabe con
qué permiso- y se encontró con el cuerpo de Ana María Ahumada. Enterada la
madre que yacía el cadáver de su hija habló con el director quien le permitió
sacarla sin que se entere mucha gente y que a la brevedad la pudiera llevar a
Traslasierra. Este relato lo conoció Olga López de sus compañeras enfermeras
cuando ingresó a trabajar a ese hospital - porque se supo que ella tenía un
cuñado desaparecido-.
Stella Maris
Stella Maris Altamirano
“al
fin llegó la hora de hablar del caso en esta ciudad”
Graciela
Perez (prima de Stella Maris)
Nació el 1 de diciembre de 1945 en Villa Dolores,
hija de Clara Rosa Rivarola y de Martín Altamirano. Egresó de la Escuela Normal
en 1963 y luego se recibió de psicóloga en la Universidad Nacional de Córdoba.
Fue asesinada el 14 de noviembre de 1976 en la
Provincia de Buenos Aires, unas semanas después que lo hicieran con su marido,
Rolando Lowe, en el mes de Octubre del mismo año.
La “banda” militar que intervino en su muerte
secuestró a su único hijo, Martín Lowe, siendo recuperado días después por la
abuela paterna. En el mismo procedimiento brutal el grupo de tareas asesinó a
otra pareja que también tenía un bebé de pocos días, Emiliano Fessia. Ambos
niños son hombres en el presente, unidos fraternalmente por su historia de
vida, por su fuerza y por tantos sentimientos que sería imposible explicarlos
sino es por a través de sus propios testimonios.
En
nuestro intento por reconstruir la vida de Stella Maris, entrevistamos a parte
de la familia Rivarola, y a su propio hijo, pero sus actos de compromiso con el
presente que le tocó vivir, su pertenencia a una causa junto a su esposo y su
último acto de amor ante la inminencia de la muerte hablan tanto de ella, como
nadie puede hacerlo.
El
padre de Stella falleció meses después del secuestro y su madre murió en 1996 a
los 83 años.
Esta
dolorense debe ser rescatada del olvido
junto a sus compañeros por el solo hecho de justicia que viene inmerso
en la Memoria
Negrito Brizuela
José Brizuela
Nació
en Villa Dolores el 22 de Febrero de 1948. Terminó el secundario en la Escuela
Normal en 1966. Más tarde continuó sus estudios en Derecho y Ciencias de la
información a la vez que se desempeñó laboralmente, primero en el Banco de
Córdoba, y luego en la empresa estatal ENTEL, trabajo del que quedó cesante
durante el gobierno de Isabel Martínez de Perón.
“En
la noche del 24 de octubre de 1977, un grupo de asesinos irrumpió violentamente
en el hogar de nuestro compañero José Brizuela, lo encapucharon, le ataron las
manos y lo secuestraron. En los días
siguientes lo torturaron y hasta el día de hoy es uno de los 30.000
desaparecidos que claman justicia y castigo, pero al mismo tiempo son un
ejemplo para las generaciones que vendrán por haber sido capaces de soñar por
una Argentina para todos y proceder de acuerdo a sus convicciones aun a costa
de su propia vida. Los genocidas se lo
llevaron delante de su familia, su esposa, su hija de dos años, su hijo de
cinco meses, su madre y su hermana.
Afortunadamente no se llevaron también al bebé como pasó en muchos otros
casos.
Al momento de ser secuestrado, José Brizuela
trabajaba en el Taller Electromecánico como ordenanza, porque por razones de su
salud tenía prescripto tareas livianas.
José Brizuela militaba silenciosamente cumpliendo
un rol que puede parecer simple en los días actuales, pero en aquéllos años de
plomo, repartir un volante en contra de la dictadura o ayudar a los detenidos
por razones políticas o gremiales y a sus familias, significaba arriesgar la
vida. Cuatro meses antes habían
secuestrado al compañero Hernán Vives por hacer la misma tarea militante que
hacía él, sin embargo él continuó con el mandato de su conciencia aun a costa
de su propia vida.”
Su
madre Otilia Cortés caminó por las calles de nuestra ciudad contando su dolor y
preguntando por su hijo y la compañera de este, Luisa Vilardo. Juntos tuvieron
dos hijos, que hoy los recuerdan con amor y admiración por el coraje y
generosidad expresados en su vida.
Cesar
Cesar Gerónimo Córdoba
Nació en Villa Dolores. Se cuenta con muy pocos
datos filiales pero se sabe de él que estudiaba medicina en Córdoba, estaba
casado y tenía tres hijas cuando fue asesinado el 9 de marzo de 1977 en el
Barrio Villa Cabrera de la ciudad capital de la provincia.
Se conoce que el operativo del III Cuerpo de
Ejército en una casona conocida como El Castillo, en el que fue asesinado Cesar
Córdoba, estaba dirigida por el propio General Menendez, quién arengó a las
tropas antes del ataque como si se tratara de una batalla decisiva contra un
gran ejército. Los jóvenes que allí estaban fueron masacrados
Gustavo
Gustavo Adolfo Correa
Sangoy
Como
parte del plan sistemático implementado por las Fuerzas Armadas,
para
la represión y aniquilamiento de lo que se dio a conocer como “delincuencia
subversiva”, el día 24 de mayo de 1976, a las 22.15 horas aproximadamente, un
grupo de personas no identificadas hasta la fecha, pero que habrían pertenecido
a Fuerzas Armadas y/o de Seguridad, vestidas de civil y portando armas,
privaron ilegítimamente de la libertad a Gustavo Adolfo Correa -empleado del
Frigorífico Mediterráneo, posiblemente vinculado al P.R.T (Partido
Revolucionario de los Trabajadores)-en su domicilio sito en calle Tumbes S/N
Villa Allende, Córdoba.
Una
vez aprehendido, Gustavo Correa habría sido conducido a
instalaciones
del Centro Clandestino de Detención (CCD) La Perla, ubicado a la vera de la
ruta 20, a la altura de la localidad de Malagueño, sede de actuación de la
Tercera Sección – también denominada Grupo de Operaciones Especiales u OP3-del
Destacamento de Inteligencia 141 del Ejército Argentino, que a la fecha se
hallaba integrada por los oficiales jefes: Héctor Pedro VÉRGEZ, Jorge Exequiel
ACOSTA, Ernesto Guillermo
BARREIRO,
y sus subordinados Luis Alberto MANZANELLI, José Hugo
HERRERA,
Carlos Alberto VEGA, Arnoldo José LÓPEZ, Héctor Raúl ROMERO,
Emilio
MORARD, Ricardo A. R. LARDONE y Luis Alberto Cayetano QUIJANO;
grupo
éste que mantuvo privado clandestinamente de libertad a Gustavo Adolfo Correa
durante un período de tiempo que si bien no fue posible establecer con
exactitud, factible es afirmar que no habría sido mayor a treinta días.
Durante
el período de cautiverio en La Perla, los referidos integrantes de la Tercera
Sección o Grupo Operaciones Especiales o Sección de Actividades Especiales de
Inteligencia u OP3, sometieron a la víctima a constantes torturas físicas y psíquicas,
tal como ocurría con todos los que se encontraban detenidos en esas
dependencias, obligándolo a permanecer con las manos atadas, los ojos vendados
y acostado en colchonetas sobre el piso, con la prohibición de moverse y/o
comunicarse con los demás secuestrados, privándolo de la alimentación, higiene
y atención médica adecuadas, como también información fidedigna respecto al
lugar y causa de detención, autoridades intervinientes y procedimiento seguido
y destino que habría de imponérsele, forzándolo a escuchar gritos y lamentos de
otras personas que eran allí torturadas, al igual que los comentarios
denigrantes y amenazas de sus victimarios, siendo interrogado en sesiones en
las que habría sido apremiado a contestar mediante diversos tratos crueles,
propinándole a la vez, toda clase de golpes, con el específico objeto de
menoscabar su resistencia moral para acceder a la información que pudiera
aportar en relación a militantes e infraestructura de las organizaciones o
agrupaciones cuya eliminación se habían propuesto por entonces las Fuerzas
Armadas y de Seguridad.
Con
fecha no determinada con exactitud pero que puede ubicarse dentro
de
los treinta días siguientes al 24 de mayo de 1976, los ya referidos integrantes
de la mencionada Tercera Sección o Grupo Operaciones Especiales u OP 3
retiraron de las dependencias de La Perla a Gustavo Adolfo Correa,
trasladándolo a las inmediaciones, dentro de los propios predios del Tercer
Cuerpo de Ejército, en donde procedieron a asesinarla, ocultando sus restos que
a la fecha no han sido habidos.
La
planificación, diseño, supervisión y suministro de recursos necesarios
para
la perpetración del accionar precedentemente descripto y para asegurar su
impunidad, estuvo a cargo, entre otros que se encuentran a la fecha fallecidos,
Luciano Benjamín MENÉNDEZ: Comandante del III° Cuerpo de Ejército y del Área
311 creada con el específico objetivo de reprimir la subversión, Vicente MELI:
2do Comandante y Jefe del Estado Mayor de la IV Brig. de Inf. Aerotransportada
y del Área 311 a partir del 21/6/76, Raúl Eduardo FIERRO: Jefe de Inteligencia
–G2-del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada y del Área
311, Mauricio Carlos PONCET: Jefe de Personal –G1-del Estado Mayor de la IV
Brigada de Inf. Aerotransportada y del Área 311, Jorge GONZALEZ NAVARRO: Jefe
de Asuntos Civiles –G5-del Estado Mayor de la IV Brigada de Infantería
Aerotransportada y del Área 311, Hermes Oscar RODRÍGUEZ, 2do. Jefe del
Destacamento de Inteligencia 141 y Luis Gustavo DIEDRICHS, Jefe de la 1°
Sección de Ejecución del Destacamento de Inteligencia, a la que se encontraba
subordinada jerárquicamente la Tercera Sección.
Entrevista
a Lucía Sangoy, madre de Gustavo A. Correa)
Lucía acepta ser entrevistada para contarnos sobre
su hijo Gustavo Adolfo Correa-desaparecido en mayo de 1976-de su casa de Villa
Allende. Lucía Sangoy de Correa era nieta de italianos que vinieron a la zona
de Colonia Caroya, como tantos otros inmigrantes. Sus abuelos fueron destinados
a esas colonias del norte cordobés, donde los proveían de tierras, una
carretilla, una pala y a trabajar. Su padre tuvo 16 hermanos y su madre 14. En
ese lugar sus padres se conocieron, se casaron y por esa razón
ella nació en Jesús María en 1926. Estudió para
ser maestra y trabajó en la escuela de las Hermanas de San Antonio,
en Unquillo- provincia de Córdoba.
Lucía se casó con Correa, que también era de la
zona de Jesús María y luego se radicaron en Villa Allende. Tuvieron cuatro
hijos: Ana, Gustavo, María y Jota.
Gustavo “nació en el Hospital San Roque de Córdoba.
Era un chico de contextura delicada, frágil, pero muy inteligente. Su
secundario lo hizo en el León XIII. Nunca se llevó una materia. Era muy joven
cuando se casó con Pelusa Luque. Entonces se hicieron una casita y se fueron a
vivir solos. Allí nacieron sus dos hijos: María Andrea y Nicolás”. Para esa
época Lucía también vivía en Villa Allende
Lucía nos cuenta que a “Gustavo le gustaba
escribir, le gustaba tocar la guitarra, le gustaba viajar, conocer…”. Tenía muchos
amigos, “era muy solidario con sus amigos: cuando un compañero necesitaba una
manito con una materia, ahí estaba Gustavo para ayudarlo. Era un chico que no
necesitaba que una le dijera dos veces las cosas y a veces ni necesitaba que le
dijeras nada, porque las veía… era muy querido por todos, por sus vecinos,
compañeros”. Lucía vuelve a contarnos que era muy solidario, en la casa, con
sus hermanos, en especial con su hermana mayor, Ana.
Después del secundario Gustavo estuvo en la
universidad estudiando agronomía hasta tercer año. Pero dejó esos estudios y
ella cree que ya debe haber estado comenzando a militar en movimientos
políticos. El padre trabajaba en el diario Los Principios y le gustaba mucho la
política y tenía la columna de política como tarea. Su esposo tenía un gran
compromiso con ese tema que le exigía estar a distintas horas al servicio de
ese tipo de noticias. A Gustavo no le gustaba la política pero no entraban en
debate con su padre, se respetaban.
Lucía recuerda a Gustavo que en una época de
adolescencia se fue a las dos piecitas que tenían construidas en el fondo de la
casa grande. “Fue en una etapa en que mis padres vivían conmigo porque ya
estaban mayores”. Esas piezas eran para depósito. Gustavo le pidió unos libros
y le contó que se recluiría porque “quiero leer, quiero estar tranquilo, quiero
meditar, quiero saber quién soy para emprender la vida que Dios me
haya destinado”. A ella no le llamó la atención que le pasara algo
así siendo tan joven. Quiso que no lo molestara ni con la comida, que se la
dejara cerca y él vería si tenía hambre, comería
En ese tiempo de ensimismamiento de Gustavo, con su
madre se comunicaban con papelitos que se dejaban por debajo de la puerta:
”tenés hambre, te hace frío, te alcanzo otra colcha, te dejo agua…pásame los
mensajes tuyos de la misma manera…”. El respondía con frases. Esos papelitos de
intercambio de conversación entre madre e hijo Lucía se los entregó a Nicolás,
el hijo de Gustavo. Su hermana María acota que entre los libros de lectura que se
llevó aquella vez estaba “El hombre nuevo” del Che Guevara. Lucía no se
preocupó mientras Gustavo hacía esto que duró entre quince y veinte días porque
también recuerda que cuando tomó su primera comunión pudo ver la misma
profundidad de entrega que consta en una hermosa fotografía que atesora y es
prueba de lo que dice. Aún tiene en claro cuánto la conmovió aquella entrega.
De ese especie de “retiro espiritual’ Gustavo salió
tranquilo, En realidad cada noche salía a ver el cielo, las estrellas y me contaba
todo en los mensajes que me dejaba en los papelitos: “estamos en luna llena, en
cuarto menguante…estamos en compañía de sapos y ranas”.
Después viene a su memoria la fecha en que Gustavo
se dedicó a las palomas mensajeras, para lo que pidió dinero para su
emprendimiento y acomodó el lugar del fondo para habitáculo de las aves. Las
bautizó, les puso nombre a cada una y empezó a adiestrarlas para que pudiesen
retornar al lugar de origen. Fue una fiesta verlas retornar al atardecer. A
varias las llevó a distintos lugares alejados: Jesús María, Cosquin, Santa Fe y
todas regresaron! Tiempo después un animal o alguien hizo un agujero en el
tejido del lugar de las palomas y le causó gran daño. Perdió muchas ya que
tenía cincuenta y solo le quedaron ocho. Eso le causó a Gustavo llanto y
silencio.
Después hizo una pileta y allí tenía más de cien
pececitos que con la primera helada se le murieron y otra vez lloró por lo que
le pasaba.
En
este punto de la entrevista su hija le dice que ya está bien de contar…que si
tiene ganas de mostrarnos fotos de Gustavo. Se las traen y nos va explicando
cada una. Se detiene en una y de pronto dice, mirando una foto de Gustavo: ‘’
no me olvido…no sé por qué…él trabajaba en el frigorífico Mediterráneo que
estaba entre Villa Allende y Unquillo. Trabajaba de noche, por lo general
faenaba. De día, como su esposa trabajaba de maestra él cuidaba los chicos,
preparaba la comida, hacia las compras…Ella le dijo alguna vez: ”llévate el
auto total de noche no lo necesito, lo tenés en tu casa, te vas al trabajo y me
lo traes cuando volves a la madrugada y te vas caminando a tu casa (porque
vivían cerca)… y todas las benditas noches, como la ventana de mi dormitorio
daba al jardín, él golpeaba mi ventana y me decía: abrime mamá ”…
“Ese abrime mamá todas las noches esta en mí, es
como si me dijera… hasta mañana mamá”
Gustavo Adolfo Correa, estaba casado con Leonor
Alicia Luque, papá de dos hijos, militante del PRT. Trabajaba en el frigorífico
Mediterráneo. Lo secuestraron el 26 de mayo en su casa de Villa Allende. Fue la
patota de la OP3.
No se sabe cuándo lo mataron, pero habría sido
antes de los 30 días de su secuestro.
José Isidro Correa, su papá, hizo la denuncia en la
Conadep. Él dijo que fue el 26 de mayo de 1976. Que llegaron unos tipos
vestidos de civil, y que su hijo estaba mirando televisión con su esposa, y los
chicos estaban durmiendo. Reventaron la puerta del frente y la trasera. Que
Gustavo salió a ver, y ya no regresó. A la esposa la cubrieron con una sábana y
le robaron la plata que tenía y cosas de valor. Que la intimidaron para que no
hiciera la denuncia y que tenía que decir que su esposo la había abandonado.El
padre, José Isidro Correa denunció en la comisaría de Villa Allende, más tarde,
ante la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, la Conadep...
También tenemos la declaración de Leonor Luque, que
nos dijo acá en el juicio que su esposo trabajaba en el Frigorífico, que ambos
militaban. Que en el partido a su esposo lo llamaban "Joaquín". Que a
las 12 de la noche estaban en su cama mirando televisión, y que fue cuando
llegaron. Gustavo fue a abrir la puerta del frente y ya no volvió. Le pusieron
una sábana en la cabeza y a ella le apuntaron con un arma. Se lo llevaron.
A los dos días, cuando ya se había ido a vivir con
sus hijos a lo de sus suegros, hizo la denuncia en la comisaría. Que un oficial
le dijo que al otro día fuera a buscar la copia de la denuncia pero "con
tiempo para tomarse un café con él". Pero fue su suegro. Y que su suegro,
quien era periodista del diario Los Principios. Que tocó todas las puertas. Que
ese invierno, hasta se entrevistó con Menéndez. Dijo que Menéndez se enojó con
el periodista. Le dijeron unos vecinos que un muchacho, Guillermo Gambertoglio
algo sabía, porque estaba haciendo el servicio militar. El 20 de mayo de 2014,
una sobrina tomó contacto con Gambertoglio, quien le dijo que conocía a la
familia Correa.
Este hombre lo había visto a Correa, cuando con un
camión pudo entrar a La Perla. Acá se le preguntó hasta el cansancio, por un defensor
no público, quién había bajado las cosas del camión. Y el colimba no podía
bajar del camión. La de él fue una situación excepcional. Ahí sólo entraban
gendarmes.
María del Carmen Torres había remarcado, en su
momento, la ola de secuestros de los trabajadores del Frigorífico Mediterráneo.
Personas que vivían en Villa Allende, Saldán, Unquillo y Río Ceballos. Gambertoglio
dijo que reconoció a Gustavo Correa, porque había sido su profesor de
matemáticas. Que lo vio a unos 20, 25 metros. Que estaba seguro de que era él. Meschiati
lo ubicó como "Joaquín" que era del Frigorífico Mediterráneo. También
está acreditada su presencia por un manuscrito, de Ana Iliovich, quien anotó en
su lista, Gustavo Adolfo Correa. Detenido el 26 de mayo, que era del PRT. (Testimonios
del mega juicio de la Perla, del Diario del Juicio)
Lila
Lila
Gómez
Nació en Villa
Dolores el 10 de diciembre de 1954, cursó la primaria en la Escuela San Martín
y la secundaria en el Normal de esta ciudad.
Ingresó a la
carrera de medicina en la Universidad Nacional de Córdoba, en cuyas cercanías
fue secuestrada y desaparecida junto a su novio “Fredy” Sinópoli.
Lila tuvo en su
ciudad natal en la adolescencia una vida social cargada de amigos, que aun la
recuerdan como a una joven de pura alegría, que amaba la vida.
Entre sus
pasiones estaba principalmente leer, dibujar y pintar. Sus más cercanos amigos
y compañeros de esos años siguieron muy cerca de la familia después de su
desaparición y siguen siendo fieles a esa amistad en el presente.
No ha surgido en
la investigación una afiliación política reconocida pero sin lugar a dudas que
compartía una mirada social con su gran amor Alfredo “Fredy” Sinópoli.
Compartieron la vida en la Ciudad de Córdoba como estudiantes que están lejos
de su hogar del mismo modo que tantos jóvenes que se marchaban del pueblo a
continuar sus estudios universitarios.
Por lo que
sabemos, su padre la buscó intensamente hasta convencerse que solo podía seguir
haciéndolo pidiendo Justicia por ella y por sus compañeros.
Varios de
nuestros entrevistados la nombran como a esa bella joven de Villa Dolores que
desapareció en manos del Estado. Cada vez que realizamos una presentación de
nuestros avances de investigación algún amigo o vecino, que haya vivido en
aquellos años en esta ciudad, recuerda con emoción a Lila Gómez como a la joven
que se fue junto a su amor.
Panchulo
Gustavo
Pereyra
Entrevista
a su hermana Marta Rosa Pereyra
Marta: - Gustavo es mi hermano que sigue a mí,
mayor que yo, por lo tanto la diferencia de edad es de dos años. Y yo creo que
esa poca diferencia ha hecho que pudiéramos compartir muchas cosas sobre todo
desde que hemos sido niños, adolescentes y después la etapa de la juventud,
cuando él se fue a estudiar a Córdoba.(1:41)
(1:47-video pic 0004) Hablar de su personalidad, yo
siempre en facebook, todos los 24 lo significo como un héroe, porque para mí es
un héroe, porque fue una persona que estuvo militando en la Juventud Unida
Peronista, que por ahí en la época del proceso, esto era un tabú en mi casa,
nadie lo podía hablar, ni decirlo porque esto en sí era como la persona mala
(2:25)
(3:01-video Pic_0004)Entrevistador: - ¿La primaria
donde la hizo?
Marta: - Acá también, en Villa Dolores, en el
Colegio San Martín y cursamos la secundaria en el Colegio Normal y después cada
uno se fue abriendo. (3:17)
(3:27-video Pic_0004) Marta: - Lo que estaba
diciéndote sobre su personalidad que yo lo rescato como un héroe, bueno la
lucha inocente, inocente digo y no porque es, era manejarse con las palabras,
con las señas, con ciertos códigos en defensa de los Derechos Humanos. Eso era
lo único, tratar de llegar a la igualdad, a ser merecedores de lo que son los
derechos propios y naturales de un ser humano, nada más. Esa fue, yo creo que
la meta máxima, el objetivo mayor. Jamás un arma, jamás nada. (4:26)
(4:50-video Pic_0004) Entrevistador: - ¿Cómo era
ese Gustavo en la secundaria cuando uno empieza a mostrar su personalidad?
Marta: - Desde su participación en la JUP, para mí
es un héroe, y como persona de una calidad humana, de valores, de valores
altos. Pero muy muy humanista, muy solidario, de buen humor, muy cariñoso y muy
afectivo con mi mamá, con mi papá. (5:42)
(6:22-video Pic_0004) Marta:- Le gustaba la fiesta,
le gustaba la joda, viste lo que eran las jodas de antes, los asaltos, los
cumpleaños, participar en eventos en la escuela secundaria. (6:33)
(7:19-video Pic_0004) Marta: - Cuando era niño
participaba mucho de las actividades de la iglesia, como monagillo, tuvo
algunas desilusiones pero bueno después se fue abriendo. Participar de
actividades recreativas y deportivas. Él en varias oportunidades ganó copas
después de jugar al ping pong, tiene varias copas de haber ganado. Le gustaba
mucho el deporte (8:09)
(8:50-video Pic_0004) Entrevistador: - Hablame de
los amigos de lo que vos sepas que te han contado de su personalidad fuera de
la casa, adentro de la casa y después cuando fue a la universidad, si sabes
algo de todo eso.
Marta: - Él
tenía muchos amigos pero yo creo que la calidad y la cantidad de amigos que
tenía eran atraídos por su misma personalidad y quizá, yo siempre decía, los
amigos que tenía acá, en Villa Dolores se notaba mucho, siendo ciudad chica,
este marcado nivel social económico de ciertas familias con respecto a la clase
media, la clase baja. Y todos sus amigos eran de la clase social económica
alta. (9:56) - (10:23-video Pic_0004) Él podía alternar tanto con gente de
status social económico alto como el de una persona que vive en el medio del
campo porque también hacían actividades por ahí con otros amigos y se iban al
campo a visitar a compartir mates con alguna señora para que les cuenten
historias, la forma de vida. Por eso te digo, muy amplio su caminar, su
trayectoria, su camino. Había de todo, pero siempre era él mismo. (11:04)
(11:23 video Pic_0004) Entrevistador:- Decidió
estudiar en Córdoba.
Marta:- Decidió estudiar en Córdoba (0:01 video
Pic_0005) Imaginate mis padres, para ellos era un orgullo que su hijo, el
primero que se iba a Córdoba a estudiar medicina. (00:15)
(1:16 video Pic_0005) Entrevistador:- ¿Cuántos
hermanos son?
Marta:-
Somos ocho, Gustavo falleció y un hermano que falleció cuando era bebé.
Quedamos seis. (00:31)
(00:38 video Pic_0005) Entrevistador: - Hablabas
del orgullo de los padres…
Marta: - Orgullosos, orgullosos aparte siempre una
comunicación muy fluida con mi mamá, con mi papá. (00:49)
(00:47) Entrevistador: - Eso, cómo era con tu mamá,
con tu papá, con ustedes…
(00:51) Marta: - Tan es así, que por ejemplo mis
hijas me piden las últimas cartas que él les escribe a mis padres donde trata
de contenerlos porque él ya sabía que había rumores en las calles acerca de la
vida que estaban llevando ellos, que estaban siendo perseguidos, bueno, de lo
fuerte que se estaba viviendo en Córdoba. Y todo esto era una gran preocupación
para mis padres, sobretodo porque venía gente, no con una onda buena de
calmarlos y contenerlos, sino todo lo contrario, viste, de ponerlos todavía más
en situación de emociones fuertes, de estar pensando, pendientes de que no le
pase nada, o de poder estar en contacto, entonces él sabía que todo esto estaba
sucediendo y por eso es que las últimas cartas de él hablan sobre de que se
quedaran tranquilos, que ellos estaban bien. Gustavo por ahí hacía trabajitos,
changuitas de ir a una confitería, lavar platos, lavar copas, u otras que se
presentaran (2:09)
(2:09 video Pic_0005) Entrevistador: - Con respecto
a la carrera estaba muy avanzado, ¿no?
Marta: - Con respecto a su carrera, la llevaba al
día, a él le faltaba una sola materia. Tenemos la libreta (2:22) _ (2:32) le
faltaba una materia para terminar el cursado de la carrera de medicina, luego
la residencia, nada más. (2:45) Bueno, con respecto a su carrera, excelente.
Nosotras nos venimos al presente, yo tengo cuatro hijas y hace relativamente
poco que yo les conté realmente de mi historia y ellas están muy comprometidas
con la historia de su tío y siempre lo valoran a través de los 24 de marzo, lo
recuerdan. Siempre pensamos cómo sería el hoy con él presente, fantasear con la
idea de si él estuviera presente, como médico, como tío, qué distinta sería la
vida, quizás también, yo digo, mis padres no se hubieran ido tan pronto. Ellos
nunca, nunca hicieron el duelo, esta fue una de las cosas que también pasó acá
en familia durante muchos años, que en un almuerzo, en una cena, en una mateada
o en algo que nos reunía a todos, nadie hablaba de Gustavo, nadie, mis padres
menos. Entonces yo creo que eso tampoco nos permitía, a mí, personalmente,
salir afuera y abrirme (4:15)
(4:16 video Pic_0005) Entrevistador: - ¿Cuándo
empezaron a hablar de Gustavo?
Marta: - Bueno, Daniel y Juan fueron más abiertos,
ellos empezaron a hablar inmediatamente después de la desaparición de él. Pero
a mí me costó mucho, yo empecé a abrirme no sé, hace seis años. Y me abrí un
poco más cuando se hizo por primera vez acá el encuentro del 24 de marzo con
todas las actividades, participación en las escuelas, en la plaza, en el cine.
Bueno el reencuentro con otros familiares que también tenían gente desaparecida
de acá de la zona (5:13)
(5:13 video pic_0005) Entrevistador: - Porque en el
pueblo circuló hasta no hace tanto tiempo que la gente de la comisión empezó a
trabajar eso que suele decirse “acá no pasó nada”
Marta: - “Acá no pasó nada” exactamente, exacto
(5:24)
(5:24 video pic_0005) Entrevistador: - ¿Cómo lo
vivieron ustedes a eso, los papás digo, en el caso de tus padres?
Marta: - Ellos no estaban ya. (5:30)
(5:30 video pic_0005) Entrevistador: - Claro, por
eso digo no querían ni hablar después de lo que ocurrió, cuando la noticia
llega a la familia, no está Gustavo, ¿qué pasó ahí? ¿Vos sabes algo de esa
época? ¿Qué hicieron los papás, qué hicieron los hermanos?
Marta: - ¿Cuándo él desaparece? ¿Cuándo se produce
el hecho?
(5:49) Entrevistador: - Sí, porque nosotros tenemos
entendido que, lo que sabemos es que se le entregan los restos a la familia.
¿Sabes de eso?
Marta: - Yo te cuento ahora porque más o menos
pudimos ir recolectando datos para ir aclarando cómo fue la desaparición de él.
Hace dos años recién pude preguntarle a Daniel, mi hermano, que es el que más
maneja todo esto, cómo había sido la muerte de Gustavo porque él la sabía. Yo
no sabía ni la quería saber, cuando él me la cuenta, para mí fue terrible,
terrible. (6:35) (6:46) El tema fue así, yo estaba estudiando en San Luis, me
avisan que Gustavo había desaparecido, no me dijeron directamente a Gustavo lo
mataron, sino simplemente me dijeron, Gustavo está desaparecido, tenes que
viajar a Dolores. Yo llegué acá y estaba el cuerpo de él, porque lo velamos acá
en casa, yo creo que es el cuerpo de él, digo, porque cuando él desaparece
estuvo un día desaparecido, y ahí es cuando mi hermano se comunica con mi papá
y le dice que está desaparecido. Viaja mi papá a Córdoba y comienza la búsqueda
en las diferentes seccionales policiales, militares, bueno, nadie sabía nada,
hasta que van a la morgue de Córdoba, va él acompañado de un tío mío y es él el
que reconoce el cuerpo, por eso digo, quiero creer que lo que velamos acá es el
cuerpo de él y que el que está en el cementerio es el cuerpo de él.
Y el tema de su desaparición para mí fue terrible
porque esto lo manejo hace dos años, que nos enteramos, bueno de los
desaparecidos, Fredy Sinópili, Lila Gómez. Fredy Sinópoli era muy amigo de
Gustavo, muy amigo de casa, también estudiaba medicina, estaba de novio con
Lila Gómez. Yo fui compañera de Lila en la secundaria, también amigos de ellos,
y Fredy tenía una hermana, Graciela, que estaba en Córdoba, y ella estaba de
novia con un tipo al
que le decían el negro, pero tan bien la hizo el
tipo, era el novio, estuvo no sé, un año, dos años, pero de novio, novio
formal, y bueno era un infiltrado que compartía todos los encuentros o
reuniones con grupos de militantes de la JUP, participaba como si fuera un
militante más, y resulta que era un infiltrado total, que manejaba todos los
códigos, manejaba todo. Y bueno, fue él quien los delata frente a los militares
y sabía cuales iban a ser los movimientos de un día determinado y fue ese
momento cuando lo encuentran a Gustavo con otro grupo y ahí se produce la
desaparición. (10:46)
(10:47) Entrevistador: - ¿De la calle o de la casa?
Marta: - Ella no lo sabe, pero yo no quiero ni
contarlo.
Entrevistador: -.Conta lo que quieras, Marta, por
favor. Esta es una oportunidad para que las generaciones futuras sepan lo que
hizo la Comisión por la Memoria, por sus Desaparecidos pero siempre está en tu
corazón hablar o contar lo que quieras. (11:09)
Marta: - Yo creo que de a poco va saliendo, yo creo
que para uno también, personalmente, podes liberar estas cuestiones es sano. Y
bueno, después de todos estos momentos, la muerte, la desaparición de él,
significó un tabú en mi casa, nunca se habló nada, nada a nadie, ni siquiera
recordar “Che te acordas de Gustavo”, nada (11:55)
(11:45) Entrevistador: - ¿Se puede establecer si
estuvo detenido, si fue inmediatamente después de la desaparición ligado a la
muerte, eso no se sabe en cuanto a los términos? ¿Se entiende la pregunta? Si
desapareció hoy, ustedes cuándo se enteran que desaparece.
(12:00) Marta: - Inmediatamente, de inmediato.
Entrevistador: - ¿Y el certificado de defunción qué
dice?
Marta: - Buscamos el certificado de defunción y
dice paro cardiorrespiratorio
Entrevistador: - ¿No dice traumático?
Marta: - No, porque había mucha comunicación, los
códigos que manteníamos eran, bueno, vos te vas a tal lado, vas a estar en tal
lugar, te vas a reunir con tal gente, a tal hora nos encontramos en, y vemos
qué pasa tanto en, y bueno ya es un signo de alerta, entonces eso se mantenía y
sobretodo el hecho de que estaba Daniel allá, estábamos en permanente
comunicación, yo, Gustavo, Daniel. Por eso es que se dio esto de que no pasara
tanto tiempo de que no nos diéramos cuenta que él había desaparecido. Su
desaparición y el saberlo lo supimos inmediatamente. (13:23)
(13:24) Entrevistador: - O sea desapareció un día y
ahí nomás lo mataron, ¿eso decís?
Marta: - Si, el mismo día.
(13:36) Entrevistador: - Porque, disculpa que te
digamos, pero eso de alguna manera lo tiene que tomar como un alivio la
familia, se entiende, pensando en detenciones de meses o de años, entendes, te
lo decimos con el corazón abierto de compañero.
Marta: - Es así. Bueno después, por ejemplo, una
forma de saldar la cuenta los militares, yo creo que lo hicieron con varias
familias de desaparecidos, fue ofrecerles un subsidio, por la muerte de mi
hermano, mi mamá no lo aceptó, quiso que todo sea cerrado. Nunca se habló, todo
quedo guardado en un cofre con llave, para ella sobre todo, y creo que eso fue
uno de los motivos que los llevó a la muerte más rápidamente porque nunca se
habló, o sea después que ellos fallecieron la movida es más fuerte de Daniel y
Gustavo (en esta parte creo que Marta se confundió y quiso hacer referencia a
Juan, el otro hermano pero en la grabación dice Gustavo, solo hago esa
aclaración), hasta el día de hoy que siguen buscando, bueno nosotros llegamos a
conocer la historia de este señor porque el novio de la hermana de Fredy a
través, de búsquedas y búsquedas, encontramos de que estaba trabajando en La
Pampa como médico con un cargo alto en un hospital, cuando él se da cuenta que
ha sido descubierto, se va a España y queda acá un hijo de él que está, no sé
si en Deán Funes, pero en uno de esos lugares cerca de Córdoba Capital, que yo
siempre le digo a Daniel, nos tendríamos que juntar, y escracharlo, yo no te
digo que vamos y le hagamos esto, pero por lo menos escracharle la moral de
quien fue su padre. No sé, algo, no dejarlo que camine, no sé si tendrá su
conciencia tranquila o cómo será ideológicamente o cómo será él como persona
hoy, pero por lo menos que sienta algo de lo que fue su padre, la basura más
grande, yo creo que no tiene significado como persona haber actuado como actuó.
(16:48)
(16:49) Entrevistador: - ¿Ustedes llegaron a
declarar?
Marta: - No.
Entrevistador: - ¿Nunca? En CONADEP no, ninguna
causa.
Marta: - No, lo que pensábamos fue, el año pasado,
fue una sugerencia, una propuesta que había hecho Daniel de reclamar el
subsidio de él pero no para repartirlo entre nosotros hermanos y
materializarlo, porque él era una persona muy solidaria, muy defensora de
aquellos que no podían, que no tenían medios, entonces mi propuesta era
reclamar el subsidio pero que ese subsidio fuera llevado a alguna institución,
para que realmente fuera puesto en uso para gente necesitada ya sea en
cualquier sentido.
Entrevistador: - Sí, pero no hay que tener reparos
en eso porque el Estado hizo desaparecer a tu hermano. El Estado que haga la
reparación material y que sea una reparación material, se ha discutido mucho
sobre eso pero va en cada familia pero no hay que verlo como una cosa mala
porque los herederos, los sobrinos tienen derecho también a eso. Es una
decisión de cada familia. Bueno no declararon nunca, pero figura en la lista de
desaparecidos de CONADEP, por ejemplo, del libro Nunca Más, nadie lo ha
mencionado formalmente desde lo jurídico. (18:52)
Marta: - No te sabría decir.
(18:56) Entrevistador: - Lo otro que queríamos
preguntarte, qué sabes de Lila o de Sinópoli, lo que quieras contar.
Marta: - Lila hoy tendría la misma edad mía, una
chica muy linda, muy como uno, de gustarle la joda, yo no sé si tan
comprometida ideológicamente con lo que ellos estaban haciendo, yo creo que, a
mí me da la sensación de que fue más acompañar a su compañero novio, pero no
porque ella estuviera claramente comprometida desde lo político, desde lo
social, porque ella era más una joven de esas, me gusta la joda, me gusta
salir, me gusta la ropa, de ese estilo ¿no? Por eso digo, me parece que más fue
acompañar al compañero como novio que como meta política y social del momento y
bueno, yo de ellos no sé cómo fue la desaparición (20:30)
Entrevistador: - No, no importa, tenemos pocos
contactos de Lila para reconstruir un poco quién era ella… Y Fredy
(20:46) Marta: - Fredy era muy amigo de Gustavo, era
muy de la casa porque él vivía en Santa Rosa y los fines de semana siempre
venía acá, se quedaba en casa, tenían las mismas amistades que Gustavo,
vivieron juntos allá en Córdoba, compartieron muchas cosas y de personalidad
era, Gustavo era, como yo te digo, muy humano, muy solidario, muy de estar con
quien sea, vos lo sentabas en un sillón de pana, de terciopelo y hablaba con
quien tenía que hablar te turno, vos lo sentabas en un catre y él hablaba con
quien tenía que hablar de la misma manera, su esencia siempre era la misma.
Fredy era más canchero, era lindo, era jodón, yo digo eran diferentes, desde
ya, pero no sé si el compromiso era el mismo, me da la sensación de que el
compromiso que tenía Gustavo con el objetivo de la JUP era uno, y la manera de caminarlo,
transitarlo y de hacer era diferente al de Fredy.
Fredy era como, no sé, no tanto convencimiento,
pero también participaba y hacía. (22:47)
Entrevistador: - Yo te digo algo que nosotros
escuchamos refiriéndose a la entrevista de Fredy, escuchamos por ahí que
alguien había dicho esta frase casi textual “se lo llevaron por esto” y cuando
te escuchamos a vos lo rescatas como un héroe a tu hermano, si queres cerrar
con esto y decirnos porqué lo ves como a un héroe (Ricardo).
A mí me parece que la parte de los papás, me
interesa saber cuándo murieron, de qué murieron. (María) (23:25)
Marta: - Mi mamá murió de un cáncer de páncreas
fulminante.
Entrevistador: - ¿A los cuántos tiempos de Gustavo?
Marta: - Murió hace, ahí me mataste, mi mamá (Ro,
¿hace cuántos años que murió la abuela. Ro:- doce), doce años, y fácilmente
quince, veinte años. (23:58)
(24:00) Bueno y después queda mi historia
particular, yo también participé, yo no tenía compañeras, como te decía, Lila,
yo creo que no tenía tanta claridad, tanto compromiso y tanta entrega por lo
que estaba haciendo, sino más bien era acompañar a su compañero novio del cual
estaba muy enamorada, creo que eso era más fuerte que el otro objetivo, la otra
meta. Yo no tenía en ese momento ni compañero, nada, había empezado la carrera
de odontología, mis juntadas eran la juntada de ellos, participaba con ellos, y
bueno, también entre a militar la JUP, pero de la manera más inocente, porque
ni siquiera tenía claridad de muchas cuestiones, porque salía de la secundaria
iba con todo un bagaje de adolescencia, de boliche, de noche, de joda, la moda,
la ropa, tal es así que cuando yo terminé la secundaria le dije a mi mamá, yo
me quiero ir a Buenos Aires a hacer la carrera de modelo, mira donde terminé,
militando la JUP. Así que es para mostrarte que no tenía la claridad del lugar
donde estaba, yo estaba porque estaban ellos, porque me gustaba, y empecé a
aprender un montón de cosas, a moverme con códigos, aprender de las cosas que
hacían, de los nombres que teníamos, de reunirnos en la casa de alguno pero
para manejar cuestiones de andanzas políticas de actividades que hacíamos para
repeler la situación militar del momento. Y un día en una parada de colectivo,
yo no sé dónde iba, no me acuerdo, paró un móvil policial, había una cola que
estaba esperando el colectivo y bueno, nos detuvieron a todos, yo he sido
detenida en esa época, pero no tuve miedo, yo creo que esa fue una de las
armas, que no sé cómo me salvé, una de mis armas debe haber sido pisotear el
miedo, no tener miedo, porque nos vendaron los ojos, nos llevaron a la
seccional, comisaría, no sé cómo mierda se habrá llamado en ese momento, en
plena Plaza San Martín, ahí, estuve detenida yo, en el Cabildo. Lo único que me
acuerdo es que me despojaron de todo lo que tenía, alhajas, relojes, cadenas,
todo. Me revolvieron el pelo, foto, ya con el pelo revuelto no era tan yo. Pelo
revuelto ya parecía realmente una subversiva. (28:18)
Entrevistador: - Hay un archivo de fotos de ese
lugar, ¿vos no te has buscado?
Marta: - No, es que yo no lo he contado, esto lo
saben mis hermanos, lo saben mis hijas que se los he contado hace poco.
Entrevistador: - No, si vos te has buscado porque
el archivo está. Es un lugar de memoria ahora ese.
Marta: - Yo no he ido porque todavía no tengo la
fortaleza para entrar. ¿Si? He ido muchas veces a Córdoba, estoy viajando
seguido y digo, tengo que ir, pero no, no tengo la fortaleza para entrar.
Entrevistador: - Bueno anda un 24 de marzo que la
marcha en Córdoba es muy grande eso te va a dar fuerza.
Marta: - Ojalá, pero yo te puedo asegurar que yo no
debo figurar, yo no figuro. (29:05)
(00:00 video pic_0006) Entrevistador: - Contanos un
poquito ¿qué te pasa a vos cuando vienen los 24 de marzo o se habla del tema en
la escuela, qué te pasó, sos estudiante no?
Rocío: - Sí.
Entrevistador: - Que cuentes un poquito, cómo vivís
vos, el hecho de ser sobrina de un desaparecido de Villa Dolores.
Rocío: - De por sí, ya el hecho de hablar de mi tío
o que lo nombren, sea donde sea, es como que, al menos yo siento que para mi
hermana y para mí, como que se nos pone la piel de gallina automáticamente y se
nos generan un millón de preguntas que mi mamá te puede decir, que siempre que
surge el tema es como que, mamá el tío tal cosa, o mamá ¿cómo vivieron tal cosa?,
o mamá ¿podemos ver las cartas?, o mamá ¿podemos ver la libreta del tío?, o
mamá ¿podemos ver fotos?. Todo el tiempo se nos generan esas preguntas así de
querer saber siempre un poco más. Las marchas de los 24 siempre vamos, siempre
tenemos nuestra foto del tío en casa bajo la escalera, la foto del tío Gustavo
para las marchas también en los carteles, y siempre como te digo, esto de
querer saber un poco más, de preguntarle a mi mamá, de cómo se vivieron las
cosas, y mis hermanas son más chicas que yo y también todo el tiempo les surgen
estas preguntas de querer saber, o de querer ver más que nada, porque hasta el
día de hoy hay cosas que no hemos visto y mi mamá te puede decir que todo el
tiempo, ¿ma y las cartas dónde están? Y mamá, bueno sí, las cartas del tío
Gustavo, siempre les contaba cómo estaba él. O nos cuenta de cómo se conformaba
con tan poco. Las cosas que mi abuela le mandaba, que eran un pancito casero,
una mermelada casera y había que arreglárselas con eso. O cómo vivían y con
quién vivían. Los deportes que el tío realizaba, jugar al ping pong. Esto
también de cómo sería hoy la vida con el tío, porque mi mamá decía que era
regalón, con mis hermanas siempre pensamos, seríamos como unas regalonas del
tío. O esto también de saber que le faltaba una materia para recibirse, es como
muy fuerte, porque demasiado una carrera en medicina, lo que cuesta llegar y
saber que le faltaba una materia. (2:16)
Entrevistador: - Rocío ¿cuántos años tenes vos?
Rocío: - 24 años tengo.
Entrevistador: - Bueno imagínate que él llegó hasta
esta edad. Justo esta edad.
Rocío: - Justo a mi edad.
Entrevistador: - E hizo tanto.
Rocío: - Demasiado hizo eh, porque como nos cuenta
mi mamá que tan jóvenes que se fueron, tan chicos.
(2:38 video pic_0006) Entrevistador: - Hay una historia
que queremos corroborar, una visita que ha hecho a los indios Wichi, algo de
eso. ¿Saben algo de eso?
Rocío y Marta: - Algo nos había contado el tío, sí,
que habían visitado a los indios y demás (Rocío, 2:50). A él le gustaba mucho
salir, hacer vida de mochilero, viajó a Chile, viajó a Brasil, viajó al norte
argentino. Era muy curioso, de todo, culturalmente y muy arriesgado, muy
corajudo, porque capaz que dijo me voy a Chile y con una mochila y llevaba dos
cosas y se iba. (Marta, 3:32).
(3:42) Entrevistador: - Yo creo que tiene que
terminar la definición de porqué es un héroe. (María). Exactamente, yo te decía
si podíamos hablar con esa idea y cómo lo vive tu hija el hecho de que sea esa
palabra. (Ricardo). (3:58)
Marta: -Yo lo califico como un héroe y para mí es
como si fuera San Martín, como si fuera Belgrano, como si fuera estos héroes de
la Patria grande, porque frente a la situación de muerte que él tuvo no
claudicó. ¿Si? Por esa razón digo yo que es un héroe. (4:26) (4:36) Yo me pongo
en el lugar de él, y él no habló, no habló, no denunció a nadie, él se mantuvo
firme en su posición y murió como murió y no delató a nadie. Entonces para mí
ese es un acto de heroísmo total y es lo que a mí me enorgullece de él, de
saber que él vivió eso. (5:17).
Entrevistador: - ¿vos tuviste conciencia de que vos
también en esa época estuviste en riesgo?
Marta:- Es que si vos supieras lo que yo pasé. Yo
te digo, mi arma, así como vos me decís ¿por qué lo calificas como héroe? Yo te
contesto porque él no claudicó, para mí eso es valiosísimo. Yo creo que en la
familia siempre hay características que hacen que tengamos una personalidad
básica, que son ejes que nos caracterizan como un común denominador. Gustavo no
claudicó, no delató, no habló, no denunció nada. Murió, lo mataron como lo
mataron y se las bancó de la peor forma, no tengo palabras, me supera en el
alma (6:30). Yo atravesé una situación
que al día de hoy me sigo preguntando no sé cómo me salvé. Y yo creo que mi arma
fue el no haber tenido miedo. Esa para mí es la fundamentación a esto de
preguntarme, no sé cómo me salvé. Sabes porqué, a mí me detuvieron a las 7:00
de la mañana y siempre me mantuve firme, no delaté a mis hermanos, nada, me
mantuve firme en mi esquema con respecto a las preguntas y a las respuestas que
yo daba. Yo sentía a mi alrededor que había gente detenida y bueno a mis oídos
llegaba de todo. Yo lo que digo es que no sé cómo me salvé porque mis hermanos,
en la casa en que vivían la habían abandonado, porque ya habían descubierto, a
través de este tipo, que vivían ahí. Entonces ellos abandonaron la casa, porque
sabían que en algún momento podía ser allanada, y ellos, por lo tanto,
detenidos (8:15). Yo me mantuve firme, segura, por eso hay cosas que a mí me
mantienen en este hoy, segura, firme. Siempre hablamos mucho de la vida con
ella (con Rocío) y le digo que tiene que ser firme, segura, clara, y eso es lo
que te mantiene o son las herramientas que repelen ciertas cosas. (8:41). A mí
me largan cerca de la medianoche, no tenía un mango, no tenía un peso, no sé
cómo hice, fui a un taxista y le dije, mira, por favor, le conté rápidamente la
historia, y le digo, ¿me podés llevar a tal dirección?. ¿Sabés a dónde fui a
parar? A la casa que habían abandonado mis hermanos, yo me fui a dormir ahí. Ni
siquiera pensé de decir esta noche pueden venir a allanar la casa, a buscar, a
revolver, y yo estaba durmiendo ahí. ¡Qué coraje! Yo me fui a dormir ahí y a la
mañana temprano me levanté y me fui al hospital clínico porque mis hermanos,
Gustavo vivía, estaba vivo, todavía no lo habían asesinado, y ellos sabían que
yo había desaparecido y también me andaban buscando. Entonces yo agarré y me
fui al hospital clínica y ahí nos encontramos, bueno, una alegría tremenda,
cuando yo les conté dónde había estado, dónde había dormido. Se querían morir.
Bueno esa es mi historia (10:05).
Flelo
Jorge
“Flelo” Reynoso
Una tensión entre la Historia y la Memoria
Historia
y Memoria son parte de un diálogo necesario en la reconstrucción del pasado,
conviven, se autoalimentan, se alteran y así permanece en una suerte de Tensión
dinámica. Es claramente una dialéctica y no una dicotomía.
El
diario Democracia de la ciudad de Villa Dolores cuenta con una hemeroteca
completa de sus ediciones, prolijamente encuadernadas y al alcance de cualquier
interesado. Recurrimos ahí con el fin de buscar la información oficial acerca
del secuestro y desaparición de Jorge Rodolfo Reynoso, y ver qué tipo de
entrecuzamientos podemos hacer con los recuerdos orales de los amigos y la
familia.
El
diario publica el día 3 de diciembre de 1976 en su página 16 una nota breve
titulada “Fue secuestrado un joven de
esta ciudad”, en el artículo se describen los siguientes hechos: “En la
madrugada de la víspera, en la avenida San Martín entre Juan José Paso y
Mariano Moreno se produjo un hecho de secuestro, del que después de pasadas tantas horas no se
tiene novedad alguna…según datos de un testigo, alrededor de la una circulaba
de Este a Oeste, una motocicleta color naranja conducida por una persona de
aproximadamente 30 años, en tanto que en la misma dirección lo hacía un
automóvil Torino color rojo cuatro puertas, imprevistamente vio cómo el automóvil se adelantaba a la moto y se le cruzó
bruscamente encerrándolo contra la banquina derecha. La citada persona no pudo
individualizar a ninguno de los protagonistas, al caer el motociclista
descendieron del Torino dos personas.
Aquel se incorporó rápidamente,
reconociéndolo el testigo como “El flaco Reynoso”, quién habría expresado al
ver a los individuos el nombre de Atilio. Estos por su parte le gritaban
“quiero, quieto” , en tanto lo golpeaban sin poder determinar con qué. Fue en
esa circunstancia que Reynoso trata de escapar a la banquina izquierda, momento
en el que el testigo escuchó un arma de fuego (posiblemente una 45), cayendo a
tierra como si hubiese recibido un balazo, pero sin poder precisar si cayó
herido o se tiró al suelo. Inmediatamente los agresores lo levantaron y lo
colocaron dentro del Torino por la puerta trasera izquierda. No bien sucedió
eso, el Torino tomó hacia Juan José Paso al sur y desapareció.
Al tomar intervención la autoridad
policial se pudo constatar que Reynoso reside en Libertador Urquiza 905
procediendo a secuestrar una motocicleta marca Java. El mismo había abandonado
los estudios universitarios y posteriormente había comenzado a trabajar en el
Ministerio de Educación, hasta que obtuvo el traslado a la Escuela de Comercio
“Centenario” de nuestra ciudad, hace dos o tres meses.
Actualmente la policial está
tratando de lograr mayores datos sobre el joven, a los fines de ver si se trata
de localizarlo(sic). Ello con el fin de ver la actividad que desarrollaba en la
ciudad Capital. Hasta el cierre de esta edición no se había producido novedad
alguna.”[1]
La
encuadernación de estos ejemplares comprende copias de los últimos cuatro meses
del año. Pudimos seguir la noticia solo un par de días después de ocurridos
estos hechos. El día siguiente (4/12/76) un recuadro más pequeño aún que la
noticia, bajo el título “Actividad delictiva” se refería a la desaparición de
Jorge Reynoso con un sucinto “No hay novedad”. Repitiendo esta frase “Sin
novedad” solo unos días más. [2]
El
día 7 del mismo año el periódico reproducía los dichos de los Comandantes de la
junta de gobierno, en tal sentido puede leerse en primer plano y con letras de
molde Massera: “El pueblo es el origen y sentido de nuestros objetivos” [3];
“Hasta que el enemigo no exista”[4]
Esta frase la pronunció el General Bignone en el Colegio Militar de la Nación.
El diario local estaba muy preocupado por los dichos que pronunciaban en Buenos
Aires los generales y comandantes, tanto como para titular sus tiradas casi al
mismo tiempo que la noticia de la desaparición de El flelo Reynoso también
desaparecía. Esto que observamos tan claramente desde el presente respondió tal
vez a la imposición de una fuerte censura de los medios de comunicación que en
algunos casos se amplió, se profundizó y en otros se convirtieron en cómplices
o como la figura delictiva lo señala: en Partícipes necesarios de todo aquel
horror.[5]
“Jorge
Alfredo Reynoso se desempañaba como preceptor en la escuela comercial nocturna
de esta ciudad. Era delegado gremial de los empleados públicos. La noticia de
su desaparición ganó la calle el día 1° de diciembre de 1976, en esa madrugada
que testigos aseguraban haber visto a Jorge cuando lo secuestraban y lo herían
de bala en una de sus piernas. Otras personas comentaban después que al otro
día de su desaparición fue visto en el campo de concentración que la dictadura
tenía en La Perla (cba). Familiares todavía hoy denuncian que en el operativo
de detención ilegal que sufrió Reynoso participaron agentes de policía de
aquella época. Reynoso fue un vecino muy querido y recordado. Jorge Alfredo
Reynoso “el flelo” es uno de los nombres que figuran en la llamada megacausa la
perla, que tuvo sentencia hace unos meses condenando a los culpables del
terrorismo de estado a prisión perpetua. Pero en los tribunales de Villa
Dolores, en los primeros meses de este año, la comisión de Derechos Humanos por
la Memoria, la Verdad y la Justicia de Traslasierra realizó la presentación de
un escrito en la Fiscalía de Instrucción de Primera Nominación de la ciudad de
Villa Dolores, a cargo de Raúl Alejandro Castro, pidiendo se investigue la
posible participación de Walter “Piro” Recalde como miembro del grupo de tareas
que secuestró a Jorge Reynoso. En el mismo escrito también se solicita se
investigue a Carlos Barreda como posible participe y también autor del
secuestro. Dicho escrito sostiene que Piro Recalde conducía el Torino Rojo
y Barreda le disparó en la pierna…Según
los relatos de los testigos, posteriormente flelo volvió a la jefatura de
policía donde fue visto por Félix Olmedo, alias “Santo Domingo”, quien luego de
dar a conocer dicha información fue asesinado a golpes en el patio de la
jefatura por los agentes Hualpa, Gil y Murcia, siendo el Sr. Reynoso trasladado
finalmente a la Perla donde nunca se supo más de él. [6]
Entrevista
a Olga López , Cuñada de
Jorge “Flelo” Reynoso
Equipo de entrevistas: Podes presentarte
Olga López de Reynoso: Flelo Reynoso era mi cuñado,
era como un hermano para mí, crecimos y militamos juntos desde muy jovencitos.
Lo conocí a los 16 o 17 años, estábamos en el secundario él en el Normal y yo
en el Brizuela. Cuando terminó el secundario de maestro se fue a trabajar con
los Tobas. Ya militaba desde muy joven. Los ideales míos se fueron
constituyendo con las lecturas que fue adquiriendo entonces. Por ejemplo Flelo
decía “nosotros tenemos todo y los niños que no tienen nada no tienen las
mismas posibilidades” en 1973 fue a vivir a Buenos Aires, fuimos a esperarlo
cuando llegó Perón y visitaba la casa de Gaspar Campos en cambio el Flelo no.
Igual estuvimos en la plaza de Mayo aquel 1 de Mayo cuando habló Perón. Él me
decía viste como te corrieron a vos de la Plaza, “tenés que ser del ERP”
E.E.: Qué sabes de su militancia.
O.L.: Bueno
él entró directamente al EPR. Era delegado de los empleados públicos. Ya no se
podía vivir y empezamos a volver. Por toda esta militancia terminé separándome,
es decir me costó el matrimonio, bueno pero era lo que yo creía. Mi relación
con mi ex fue excelente, pero siempre me decía “un día vas a desaparecer”. Yo
estaba en Montoneros, y le decía a él “bueno hasta ese día voy a estar”.
O.L: Yo me fui a trabajar y a estudiar Enfermería a
Córdoba. Trabajaba en el Hospital Córdoba, anduve por el Hospital Tránsito, en
varios lugares. Cuándo hice las
prácticas, estaba Anita Ahumada en la morgue, en ese momento su mamá era la
jefa del Hospital Córdoba. Y bueno a Anita la conocía de acá, ella era más
chica que yo. Se hizo el trámite por Anita porque no querían hacer mucho. Acá
en Villa Dolores nadie nadie nos ayudó en nada.
E.E.: Por qué crees vos que esta sociedad tapó lo
que ocurrió en la época?
O.L: Esta sociedad ha tapado y sigue tapando, acá
en Villa Dolores, pasan cosas pero no hay que decirlas, por apellido, por
puestos políticos, por lo que sea. Si yo vine acá y muy mal me trataron. Yo el
primer año que di vuelta la plaza fue acompañada por Nano Montes, éramos dos
estúpidos como quieran llamarlo, después se empezaron a sumar, después que se
instaló la democracia. Acá pensaban que Flelo era borracho, drogón que se yó.
Yo en el 83 sentí ahora no me para nadie!
E.E: Ahora está bueno decirle a los hijos que
participen y sean libres, pero cómo fue en esa época, a vos te apoyaban tus
padres?
O.L: Yo acá en Villa Dolores tuve muchas amistades
en la juventud pero después era como que tenía una enfermedad contagiosa, por
ej. Yo iba al Trébol (confitería de la época) y no se me acercaba nadie.
E.E.: Hablemos todo lo que puedas de Flelo. Nos
hicimos amigos en la semana estudiantil que vos sabés que acá es muy
importante! O nos veíamos en Misa, muchos chicas y chicas iban a la iglesia
muchos a buscar novio! (risas). Mi marido no quería que el Flelo estuviera en
el Chaco con los Tobas, y lo convenció y me trajo un regalo, era un loro, un
precioso bicho. Se recluta en el ERP, leía el diario Opinión, no sé cómo empezó
en el ERP. Mi mamá le preguntaba, y ella le daba plata como si fuera un hijo.
Cuando tenía vacaciones se venía a casa, y me hurgueteaba los cajones y me
preguntaba “por qué tus hijos tienen tres pares de zapatillas y muchos chicos
no tienen ni uno”, bueno así era él. Yo digo que más que en un cuñado era un
hermano, me presentaba las novias. El padre del flelo falleció temprano y la
mamá le seguía las lecturas y se leía el Estrella Roja, El Combatiente. Flelo
vendía diarios, él preparaba alumnos, acción social, ayudaba a todos los que
podía. No podía aceptar que solo podían ir a la universidad los hijos de los
que tenían plata. Hubo gente que nos ayudó muchas veces, por ejemplo en la casa
del Pancho Heredia, íbamos y comíamos en su casa de Córdoba, a mi hermano le
dieron de comer, le buscaron trabajo. Y Flelo también iba a comer a dormir, y a
veces nos íbamos todos, el Cura Angeleli, era como una casa del pueblo. Flelo
tenía un amigo Lorenzo “Pirucho” Mora, se vino acá para que comience con la
Escuela de Comercio, empezó buscando ladrillos .
E.E: Hablemos de la detención del Flelo
O.L.: Yo vivía acá. Yo hago mi humilde
investigación, empecé a ir a la peluquería, a los lugares donde pudieran
“chismear” y fue así que me enteré lo que después declaré en los Tribunales. La
policía fue a la casa para que un hermano fuera a buscar la moto que había
quedado tirada al lado de la escuela Panamericana (muy cerca de donde fue
secuestrado Flelo). Nos pusieron custodio porque decía la policía que tal vez
se lo habían llevado los terroristas, y entre tanto la policía se llevó a mi
marido y lo tuvieron un montón declarando. Esto fue el 1º de Diciembre de 1976,
como a la 01hs cuando la escuela se cerraba y se quedaba por ahí. Comenzamos a
buscarlo y fui a Córdoba porque nadie nos decía nada. Mi mamá me dijo porque no
buscás por acá, y así me dijeron que Gallardo (tal vez el testigo del que habla
el diario) había visto cuando se lo llevaron al Flelo. No quería hablar, y
pienso que tenía miedo.
E.E.: Se habló que había sido secuestrado por la
policía local, vos qué sabés de eso?
O.L.: Si, fue la guardia del Comisario Córdoba.
Este hombre después tuvo un accidente y yo me fui a la guardia y quise hablar
con él, y no me dijeron. Yo solo quería decirle quién era yo. No le haría nada
malo, solo quería hablar con él. Bueno se lo llevaron con un Torino Rojo, y
alguien me dijo fíjate que el auto debe tener las marcas de la moto. Empecé a
buscarlo. Hasta que una chica me dijo a Flelo, lo quería Menendez vivo o
muerto, y casi lo llevan la noche anterior pero andaba con dos niños y lo
dejaron, y al otro día cuando sale de la escuela ahí se lo llevan. Esos niños
eran mis hijos. Yo después me fue a vivir a Córdoba, a Buenos Aires, a ver qué
hacían las Madres de Plaza de Mayo, cuando volví de allá empecé a buscar con
quién dar vuelta y ahí me plegué y comenzamos a dar vueltas. Después me enteré
que Alfredo había corrido y había gritado Atilio, o Anibal, “no me tirés” y
Piro (Walter Recalde) era el otro Policía y un Barreda de San Pedro.
E.E: Vos tenés información de la muerte de este
personaje tan conocido en la época Santo Domingo (…)
O.L.: Pobrecito, era para los chicos, un arlequín
un payaso, dicen que vió a Flelo en la comisaría donde siempre dormía este
personaje, y dicen que dijo “este es el hijo del loco de la vaca” bueno dicen
que lo mataron a golpes a patadas, lo internaron en el hospital y murió ahí.
Santo Domingo iba a salir iba a contar lo que había visto, tenían miedo de que
este loquito hablara. Todo lo que yo sé es por comentarios yo no ví nada por
eso no pude declarar en la Mega Causa de La Perla. Pero sí, mucho más adelante conocí a Ernesto
Sábato y declaré para la CONADEP. Yo vivía en Bº Jardín, le dije a Sábato y fui
y traje toda mi carpeta con los papeles que tenía, recortes, etc. Jamás me
imaginé que después de tantas andanzas me iba a atender el propio Sábato.
E.E: Se comentó que había sido atendido en el
hospital por la herida de bala, qué hay de cierto en eso?
O.L.: Sí, lo atendieron sin ningún papel en el
hospital, ninguna entrada de guardia, ninguna enfermera, ningún médico, nadie
habló, pero sé perfectamente que pasó por el Hospital, y sé que en la Perla se
comunicaba a los golpes, o como ha podido, y no sé si ha comunicado con Soledad
García, y de pronto se acabó, y calculan que esa noche lo han sacado y…. Bueno
otra cosa que escuché que tenía una pierna en descomposición total. Bueno todo
esto lo he contado con gente con amigos, 24.48.
Fredy
.
Alfredo Felipe Sinópoli
Una de las hermanas de Fredy Sinópoli es Graciela,
quien nos recibe en su casa dispuesta a contarnos. Y comienza diciendo: “mi
hermano tenia cualidades de caudillo inclusive dentro de la familia”. Eran
cuatro hermanos: Hugo Raúl, Beatriz Susana, Graciela y Fredy. Vivían en la
entrada de Santa Rosa de Conlara, pero durante los estudios primarios y
secundarios estuvieron habitando en Villa Dolores.
Fredy era un muchacho rebelde, que detestaba las
injusticias, por ejemplo: si veía que un novio maltrataba a una chica
intervenía sin dudar-y entonces no se hablaba de violencia de género-. Solía
aseverar que quien golpea a una mujer, golpea a su madre y él tenía devoción
por su mamá.
Los padres pudieron solventar los estudios de los
hermanos en la ciudad de Córdoba y allí compartieron vivencias pero no la casa
que alquilaron porque Fredy prefirió compartir con amigos de Villa Dolores como
Panchulo Pereyra. Llevaban ya dos años de estudio en la universidad Nacional de
Córdoba cuando se los llevaron
Una de las anécdotas que cuenta Graciela sobre Fredy
lo pinta como muchacho solidario: si en su camino a la facultad se encontraba
con algún mendigo prefería darle el importe del pasaje y después irse a pie.
Los Sinópoli fueron “de cuna peronista”, su padre desempeño funciones de
gobierno en San Luis y después de 1955 sufrió presiones y persecución. Los
hermanos militaron en la juventud Universitaria Peronista y Fredy fue delegado.
El padre los aconsejaba que no se metieran en nada raro porque tenía miedo por
lo que él mismo había vivenciado en otras épocas. Fredy era de los que iban a
hablar a las aulas, repartía panfletos. Era muy buen orador y tenía carisma.
Barreiro fue quien rompió el pacto de silencio y
testimonió que vieron “cuatro pelotudos de pelo largo en el Dante, y se los
llevaron”. Graciela Geuna - que estuvo presa y luego le dieron libertad
condicionada y se fue a Suiza- desde allí envió cartas a los organismos de
Derechos Humanos donde contaba todo lo que había vista mientras estuvo presa. A
Graciela Sinópoli le envió una de esas cartas diciéndole que a Fredy y los
otros tres jóvenes-entre ellos a Lila Gómez, su novia y también dolorense-
fueron secuestrados en el Monumento al Dante en el Parque Sarmiento y repitió
lo que después el mismo Barreiro declaró: “los llevamos por pelotudos”
Los secuestran durante 1975. Los Sinópoli tenían un
tío que era capitán retirado y junto con su padre salieron a buscarlos apenas
enterados del secuestro. Ese tío tenía muchos contactos por los que pudo
averiguar que los chicos secuestrados estaban en La Rivera. Averiguaron que
fueron llevados en dos autos, a Fredy y Lila juntos y a culatazos. Graciela nos
muestra papeles con forma de fichas con datos que su tío fue recopilando en la
búsqueda de Fredy y que eran sobre otros detenidos desaparecidos.
Una de
esas fichas dice así: 11 de
octubre del 75
Chabrol
Juan José
18 años
Hermano
de Herminio Eduardo Chabrol detenido por causas políticas
Por
personal uniformado en un control de vehículos mientras distribuían comida
La
ficha es atravesada por una palabra en tinta de color rojo que dice: Detenido
Las fichas que Graciela guarda y que son producto de
las investigaciones que hicieron su padre y su tío para encontrar a los cuatro
secuestrados el 6 de diciembre de 1975- meses antes del golpe de estado- dan
cuenta de todas las personas que ya sufrían el escarnio del terrorismo de
estado. Aparecen nombres y datos similares al expuesto anteriormente que dicen
cuál es el estado de ese secuestrado: detenido, liberado, asesinado.
La ficha de Fredy dice
6 de
diciembre de 1975 Sinópoli Alfredo
Felipe
22
años, estudiante de medicina
Secuestrado
por civiles armados en un chevy en la cercanía de la ciudad universitaria, a
las 9 aproximadamente
Posteriormente
se le allanó la vivienda
6/12/75
Gómez
Lila Rosa
20
años, estudiante de medicina
Secuestrada
por civiles armados en las cercanías de la ciudad universitaria
Posteriormente
allanaron su domicilio
Nos muestra también dentro de todos los recuerdos que
guarda en una bolsa de plástico un panfleto que la familia Sinópoli hizo
circular en aquellos días posteriores al secuestro que dan cuenta de cómo se
vivía en la ciudad de Córdoba:
AYUDANOS,
POR FAVOR. A LOS ESTUDIANTES DE LA CIUDAD DE CORDOBA
Los
familiares de Alfredo Felipe Sinópoli, te pedimos que nos hagas llegar toda
información sobre él o algunos de los otros tres estudiantes secuestrados
juntamente con él (Lila Rosa Gómez, Ricardo Enrique Saibene y Luis Agustín
Santillán).-
Necesitamos
conocer sobre:
1.- Sus
actividades, tendencias y vinculaciones dentro del medio universitario.-
2.- Sus
actividades del día anterior y anterior a la fecha del secuestro (ocurrido el 6
de diciembre de 1975)
3.- El
secuestro en sí: dónde, cómo, etc. se produjo y demás circunstancias
4.-
Cualquier otro dato o noticia de interés
Si
llamas por teléfono que sea siempre desde un aparato publico
Te
rogamos que no te identifiques al darnos el informe. Hazlo en forma anónima y
tratando en todos los casos de que no sea en nuestra propia casa ni a través de
alguien conocido
Queremos
desvincularte de todo y evitar que te veas comprometido
Tu
contribución tendrá el valor de las cosas inestimables y tenderá a paliar la
angustia que nos oprime
Haz
circular esta nota entre tus compañeros
GRACIAS
Familia
Sinópoli. Rivadeo 1223. Barrio Cofico. CORDOBA. Teléf.: 75-3825
Hay fichas
que datan de enero de 1976. Tanto su padre como su tío sufrieron amenazas.
También su casa de Santa Rosa fue allanada el 8 de enero de 1976, cuando después se comprobó-
según el estudio que se hizo de sus huesos recuperados- que ya los habían
asesinado. Querían cubrirse quizá con esa medida como diciendo: “es mentira, lo
estamos buscando aun”. En febrero y marzo continúan la búsqueda pero el tío
temiendo que a él le pasara algo testimonia por escrito y lo firma ante la
familia que “sepan que es Bergés, Manzanelli y Barreiro quienes hicieron este
secuestro”
Después del secuestro cuatro policías llegaron al
domicilio del tío de Fredy preguntando por él y cuando uno de los primos les
contestó que allí no vivía los agentes dijeron: “nos mintió el hdp!!”. Todo eso
da indicios de que no estaba siendo investigado por fuerzas de seguridad ya que
hubieran sabido que la casa donde se domiciliaba Fredy era otra pero en su
documentación salía la del tío porque éste los había prevenido que si les
pasaba algo dieran su dirección para enterarse y poder hacer algo. Allanaron la
casa y la empleada que estaba presente era muy buena fisonomista y le dio los
datos para hacer un identikit de los que fueron a su casa cuando el tío no
estaba presente. El primo también colaboró y lograron elaborar el identikit de
los cuatro policías que allanaron esa casa.
El tío le pidió a Telleldin –jefe de policía de
aquellos tiempos-autorización para ver fotos del personal (para poder comparar
los identikit). Para eso se presentó su padre. Y cuando le permitieron sacó
fotos de todos
Mientras avanza la entrevista Graciela desgrana sus
sensaciones porque ella también formó parte de esa juventud universitaria que
no imaginó lo que pasaba en aquel momento. Se autodefine como ingenuos que
tenía ideales y estaban al acecho de criminales sin dimensionarlo
En el año 2015 recuperaron los huesos de estos cuatro
jóvenes. El acta de defunción que le dieron a la familia significó que ya su
hermano no siguiera siendo un NN.
El acta de defunción fue emitida por el Registro Civil
de la ciudad de Córdoba, (Acta 01810, Tomo 07, Serie C, Año 2015) que da cuenta
del fallecimiento de Fredy “dentro del periodo que va desde el 6 de diciembre
de 1975 y el 5 de enero de 1976”.
Debieron ir a un acto en La Perla y ella recuerda con
mucha amargura cuando fueron a los hornos donde sus restos habían sido
quemados. En esa oportunidad ella habló pero se quebró. Todo lo que padecieron
le parecía una película de terror, que uno sabe que no es verdad, pero en este
caso lo era.
Graciela concluye que ellos se imaginaron que los
policías y militares eran ladrones porque muchas veces vieron que en la parada
de colectivo se detenían, te sacaban la cartera, el calzado o el abrigo, pero
no pudieron imaginar tanta crueldad. Días después del secuestro la policía ingreso al domicilio donde vivía Fredy y
rompieron todo y se llevaron todo lo que había. Recuerda que tiempo después les
llegaban datos de que Fredy estaba en Neuquén, que lo habían visto pasar cuando
alguien estaba en la caminera, que con Lila estaban en Brasil. La familia de
Lila escuchó en un noticiero de la televisión de Córdoba que los nombraban como
muertos en un enfrentamiento y que cuando le pidieron al canal la confirmación
o copia de la noticia, no se las dieron. Con el tiempo tuvieron otra
información de un detenido dolorense que fue liberado y que vio el nombre de
Fredy escrito en una pared del centro clandestino donde estuvo preso.
Graciela interrumpe la entrevista porque necesita
tomarse una pastilla para la tensión porque evocar todo lo que nos ha contado
le ha hecho daño.
Concertamos regresar para continuar con recuerdos que
considerara que debían ser contados. Pero no pudo haber otra entrevista porque
se dificultó mucho reencontrarnos
Huesos en los hornos, historias sin olvido
La identificación de los
restos de estudiantes de Medicina desaparecidos y asesinados en 1975, conocida
la semana pasada, cierra las largas historias de búsqueda de sus familias
durante 39 años. "Por un lado, nos da alivio, porque no le dejamos
esto de herencia a los hijos. Por el otro, es doloroso. Es una muerte, tenemos
que hacer el duelo", explica una familiar.
Cada vez que se identifican
los restos de alguien que sufrió una desaparición forzada, cada vez que se les
puede asignar con certeza un nombre a los fragmentos óseos que dibujan una
silueta humana sobre la mesa de una morgue, se despierta un oleaje del que
solemos ver apenas las primeras rompientes.
En el caso más reciente, de
la semana pasada, en la identificación
de los restos de estudiantes de la Facultad de Medicina
de la Universidad Nacional de Córdoba que 1975 fueron incinerados en los
hornos de La Ochoa, cerca de donde funcionó La Perla, surgen
datos que demuestran que los integrantes del Comando Libertadores de América
intentaron borrar el rastro de sus asesinatos utilizando un predio militar,
incluso antes del golpe del 76.
Es una constatación de
importancia para conocer qué es lo que ocurrió y en términos generales así fue
valorada. Pero mientras tanto, por lo bajo o después de esas primeras
repercusiones, hay un oleaje que persiste y que toca en lo más profundo a
personas con años de espera anudados en la garganta
Ricardo Saibene
Suena el teléfono en Villa
Mercedes, San Luis. Atiende Silvia, la esposa de Omar,el hermano de uno de los
estudiantes y militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP)
secuestrados en el Parque Sarmiento.
"¿Usted qué quiere
saber?" pregunta. "Porque mi marido es un paciente cardíaco, con
cinco bypass. El otro día
llamamos a un cardiólogo para que estuviera con nosotros cuando le dimos la
noticia".
La noticia: entre los
fragmentos de huesos que sobrevivieron a la incineración de los hornos, el
Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó restos de Ricardo
Saibene (20 años), el hermano de Omar. El yerno de Silvia. Los tres vivieron en
Córdoba. Omar, médico, había regresado a su Villa Mercedes natal con su mujer y
acá en Córdoba había quedado su hermano estudiando en el tercer año de
Medicina.
"Por un lado",
explica Silvia, "es algo que emociona y nos da alivio, porque no le
dejamos esto de herencia a los hijos y a los nietos. Por el otro, es algo
doloroso. Es una muerte, tenemos que hacer el duelo".
Pasaron 39 años. Silvia
recuerda que Omar inmediatamente viajó a Córdoba a intentar buscar a su
hermano, hasta que llegaron señales por distintas vías de que no lo tenía que
hacer más.
“Mi hermano era un tipo
brillante”, recuerda Omar. Raúl vivía por calle Montevideo, en barrio
Observatorio. Ahora, Omar y Silvia esperan que su hijo que vive en Córdoba, y
que fue quien estuvo en contacto con la Justicia federal y que, junto a su
padre, aportó sangre para el cotejo genético, les avise cuándo pueden viajar.
Freddy
Sinópoli
Suena el teléfono en Santa
Rosa de Conlara, San Luis, a 45 kilómetros de Villa Dolores, Córdoba. Graciela
Sinópoli es la hermana de Alfredo, “Freddy” (22 años), otro de los estudiantes
de Medicina asesinados tras el secuestro del 6 de diciembre de 1975. Graciela
se pasó el día en el teléfono, está cansada, pero no quiere dejar de hablar de
su hermano.
"Yo estudiaba abogacía
y también militaba en la JUP. Cuando los secuestraron, mi padre, que había
tenido cargos en el peronismo, viajó desde San Luis y con un tío mío que era de
inteligencia militar hicimos una investigación muy completa. Sabemos que los
mataron al poco tiempo. Tal vez nuestra investigación apresuró las
cosas".
Graciela dejó Córdoba. Sus
hermanos también regresaron a Conlara desde San Luis y Villa Mercedes. En el
campo del padre hubo un allanamiento con un despliegue nunca visto en la zona.
Ella se fue a Corrientes durante un tiempo, por si tenía que cruzar a Brasil
"Mi hermano caminaba
todos los días 40, 50 cuadras hasta la facultad. Le daba el dinero del
colectivo a una persona de la peatonal. El había aprendido primeros auxilios y
a colocar inyecciones para ayudar a la gente".
Otra militante de la JUP,
estudiante de abogacía como ella y también de San Luis (de Villa Mercedes),
Graciela Geuna -que estuvo cautiva en el ex centro clandestino de detención de
La Perla, y que logró sobrevivir y cuyo testimonio es fundamental en muchas
causas judiciales-, le contó en dos cartas a la hermana de Alfredo que preguntó
a los represores por los estudiantes de Medicina. Le contestó Luis Manzanelli:
"Qué idiotas haberse puesto a charlar frente al Dante. Nosotros salíamos
del Destacamento 141, pasamos por allí como siempre, vimos un grupo de jóvenes
y sospechamos".
Graciela olvidó la
dirección de la casa de Alfredo en Córdoba, pero sabe que había una pileta,
porque a su hermano le gustaba nadar, y que incluso iba el hijo de un policía federal
al lugar.
"Siento felicidad por
un lado", explica ahora, "porque mi hermano ya no es un NN, pero
dolor por todo el recuerdo anterior. Mis padres murieron sabiendo que a mi hermano
lo habían matado, pero
mi madre seguía esperando
que estuviera vivo".
Tras el secuestro, ella
acompañó a su padre y a su tío en reuniones con el gobernador Raúl Bercovich
Rodríguez (interventor federal) y el ministro de Gobierno que por los reclamos
públicos tras los secuestros salió a decir en forma pública que “la Policía de
Córdoba no necesita secuestrar, sino detener”.
"Todos los peronistas
se hicieron los estúpidos -se queja Graciela- y también todos los
profesionales. Y eso que fue en democracia. Menéndez nos dijo en la cara que lo
buscáramos en Cuba".
Los nombres de los cuatro
estudiantes de Medicina integran la lista aportada” por el exjefe de
torturadores de La Perla, Ernesto Barreiro, durante el megajucio en el que
comparte banquillo con otros represores, como Manzanelli. Esa nómina está
integrada por personas que sufrieron la desaparición forzada en 1975, antes del
golpe y antes de que Barreiro adquiriera protagonismo en el excentro
clandestino. Esa lista, además, la “aportó” el 10 de diciembre del año pasado
(en coincidencia con el Día de los Derechos Humanos), dos meses después de que el EAAF encontrara los restos óseos.
La información de Barreiro
generó muchas dudas sobre sus intenciones. ¿La entregó para conseguir algún
beneficio judicial a futuro?
"Trabajamos sobre
datos. Hay fotos. Hay una causa que se llama enterramientos clandestinos. Hay
mucha información" dijo a La Voz el año pasado, después de
declarar en el juicio y de ser trasladado hasta La Perla para señalar los
sitios que supuestamente él había descubierto usando el software de imágenes satelitales Google Earth.
Ese día fue impreciso en un
terreno que es muy conocido por los investigadores, porque desde 2003 hay
exploraciones en el lugar, incluso con georradares e imágenes de satélites de
alta definición. Allí hay tres hornos, pero Barreiro insistía en que había más:
cuatro y cinco. Pero no existen. En las inmediaciones hay viejos hornos
jesuitas relevados por Patrimonio de la Provincia hace años, y tapados por el
monte, pero en La Ochoa hay sólo tres.
Una posibilidad es que
Barreiro crea que hay más de tres hornos porque los programas Google Earth y
Google Maps asocian a las coordenadas de las imágenes satelitales las
fotografías que tomaron en esos lugares distintos usuarios de Internet. De
hecho, si uno se acerca por el navegador satelital hasta esos puntos, Google asocia
las fotos de los mismos hornos en varias ocasiones y las numera: horno 1, horno
2 … horno 5… pero son los mismo tres hornos en diferentes fotos.
Entonces: ¿el aporte de
esos nombres fue sólo una jugada de Barreiro, Manzanelli y otros represores
para anticiparse a lo que ya sabía que iba a ocurrir -la identificación de las
víctimas- a partir de la recuperación de los restos óseos?
En la labor de la
identificación de las víctimas no fue necesaria la información de Barreiro. El
EAAF viene recolectando muestras de sangre cuyo perfil genético se obtienen en
el laboratorio del genetista Carlos Vullo. El especialista tiene una base de
datos con esas muestras, que luego contrasta con los perfiles genéticos que
surge de la recuperación de los restos óseos.
“Los perfiles genéticos de
los fragmentos de restos óseos que obtuvimos en los hornos se contrastaron en
esa base y hubo tres coincidencias. El genetista sólo tiene los códigos. Nos
informó que tenía esas coincidencias y nosotros en nuestra base contrastamos los
datos y así obtuvimos las identidades”, explica Anahí Ginarte, titular de la
oficina del EAAF en Córdoba.
Algunos trámites
burocráticos y las lluvias frenaron las exploraciones en el predio de La Perla.
Un terreno de al menos 10 mil hectáreas donde hay varias hipótesis de
enterramientos clandestinos. En los hornos todavía faltan excavaciones en el
sector de las chimeneas.
Mientras tanto, los
familiares de los estudiantes de Medicina se preparan para las actividades
oficiales en las que obtendrán las resoluciones judiciales que cierran una
búsqueda de casi cuatro décadas. También recibirán los restos de sus seres
queridos.
No hay ni habrá palabras
para contar esos momentos.
Lila Rosa Gómez Granja
Suena el teléfono en Villa
Dolores, pero nadie atiende. Mariano Gómez, hermano de Lila vive en esa ciudad
de Traslasierra. Su hermana era la más joven del grupo de cuatro, la novia de
Alfredo.
"La torturaron delante
de Alfredo", cuenta uno de los integrantes de la Comisión de la Memoria de
Villa Dolores. Lo sabe por la investigación que realizó la familia del joven de
Conlara.
La familia de Lila también
la estuvo buscando poco después del secuestro. Ana Mirtha Gómez, hermana de la
joven, recordó hace poco esa instancia de angustia al declarar como testigo en
el megajuicio de La Perla y La Ribera, en el que se investiga entre muchos
otros el crimen de los estudiantes de Medicina.
"A ellos se les cruza
un Chevy. Les dicen algo y los suben al auto. A Sinópoli le pegan un culatazo.
Después viene otro auto oscuro y se los llevan", recordó hace unas semanas
la mujer en diálogo con el periodista Jorge Vasallo de Radio Universidad.
Luis Santillán
Los estudiantes eran
cuatro. Tres cursaban la carrera de medicina: Raúl, Alfredo y su novia Lila
Rosa. El cuarto, el más grande de todos, con 27 años, era un salteño que
estudiaba la Tecnicatura en Radiología: Luis Agustín Santillán.
Se cree que todos fueron
torturados en La Ribera y arrojados a los hornos de La Ochoa, donde los
incineraron en el mismo evento. Los huesos recuperados por el Equipo Argentino
de Antropología Forense permitieron establecer cuatro perfiles genéticos. Se
sospecha que el cuarto, el único que no fue identificado, es el de Luis.
El joven era oriundo de
Metán, al sur de Salta. En Córdoba vivía en Villa Altos de Cabrera en un
domicilio que fue allanado tras su secuestro. Su hermano Edgardo Santillán vive
en la ciudad de Rosario de la Frontera, en el límite entre Tucumán y Salta, y
ahora viajará a la capital provincial para aportar la sangre para el cotejo genético.
La madre de Luis realizó
incansables gestiones para intentar saber qué había sido de su hijo. Su hermano
Edgardo confía ahora en cerrar esa búsqueda. “Las expectativas son buenas
porque las otras personas identificadas son las mismas que estaban con él
cuando lo secuestraron”, dijo a La Gaceta de Salta.
( nota de Juan Carlos Simo, del 24 de marzo de 2015, en La Voz del
Interior)
Santo Domingo
Félix Olmedo
“Santo Domingo”
Por Miguel Ortiz
“Santo Domingo
fue un payaso sin colores /que vivió en Villa Dolores /con estilo policial
/Santo Domingo hizo reír a muchos chicos / por las calles de mi barrio con su
paso de marchar...". Así describe José Luis Serrano –el creador de Doña
Jovita– al personaje más enigmático de su ciudad natal, en una canción que ya
es parte de la identidad regional de Traslasierra.
Todos en Villa
Dolores conocieron a Santo Domingo, aunque nadie supo bien quién era. Aun hoy
es un misterio la fecha de su muerte, las causas (¿violentas?) que la
provocaron y hasta su verdadero nombre. Todo contribuye a la leyenda.
Su figura fue
reivindicada la semana pasada por la Comisión de la Memoria de Villa Dolores
como una víctima del terrorismo de Estado, en los actos para recordar los 33
años del golpe de Estado de 1976. Algunos suponen, al reconstruir el modo en
que murió, que pudo ser un testigo involuntario de algo que "no debió
ver".
Mezcla de
linyera y de clown, Santo Domingo vivió y murió en una rara combinación de
exposición pública y misterio. Casi nadie duda de que lo mató la Policía,
aunque nadie sabe o dice con alguna precisión cómo y por qué.
Para la mayoría,
fue una víctima del terrorismo de Estado o de la violencia policial en los años
de plomo.
Vida de
bacán. "Un sacón muy desteñido / fue su abrigo y buen amigo / en su
vida de bacán", dice de él esa canción que lleva su nombre y que se enseña
en las escuelas dolorenses.
Santo Domingo
dormía en la comisaría, donde lustraba borceguíes, y se pasaba los días vagando
por la ciudad, comiendo de lo que la gente le daba y procurando unos pesos para
el vino. Llamaba a las casas pidiendo agua, con la esperanza de recibir algo
más que eso, tratando de "Mamita" o "Papito" al vecino de
turno.
Caminaba
marcando el paso, con porte militar. A veces pedía un cigarrillo y lo
disfrutaba con ademanes de gran señor. Otras compartía vinos con su amiga,
"la Pancha Meona" en su casa del barrio La Chancleta. Para los chicos
"del bajo", ella era su novia. En ocasiones, se prendía en los
"tiroteos" infantiles y caía espectacularmente para darse por muerto.
Ahí dejaba el traje de linyera y pasaba a ostentar el de payaso.
"Era un
acróbata, era impresionante verlo caer cuando recibía un ‘disparo’
jugando", dice hoy el escritor Justo Valdarenas, miembro de la Comisión de
la Memoria.
"Era
solitario, diurno y tranquilo; nunca estaba en bailes ni velorios, era
respetuoso. Si alguien lo presionaba se iba cantando o en avión", dice
Serrano.
Efectivamente,
Santo Domingo abría sus brazos en cruz y salía corriendo imitando el ruido de
un avión.
Pero su
habilidad mayor era la de dirigir el tránsito en el centro de una ciudad chica
que entonces carecía de semáforos, tarea en la que un par de veces fue
atropellado. "Los turistas que no lo conocían le hacían caso, y la gente
de acá se convertía en su cómplice o se prendía en su juego", recuerda
Serrano. "Él tenía necesidad de hacer reír a los demás, disfrutaba
entreteniendo a los otros, creo que en el fondo tenía una gran carencia
afectiva y daba su ternura buscando aceptación", interpreta el creador de
Doña Jovita.
Una vez Santo
Domingo fue agredido fieramente por otro personaje conocido que le abrió el
vientre.
La leyenda
cuenta que caminó con las tripas en la mano los dos kilómetros que lo separaban
del hospital.
¿Testigo? ("Santo
Domingo, silbato y tiro / avión que gruñe para volar/ pum pam pam, pum pam pam
/con sus disparos me va a asustar"...).
En los años ’70,
la comisaría dejó de ser el lugar familiar de un pueblo grande para convertirse
en un punto misterioso más de un terrorismo de Estado que dejaba pocos lugares
sin invadir.
Pero Santo
Domingo no se enteró: seguía durmiendo en su calabozo abierto de la Policía de
su pueblo.
El imaginario
colectivo supone hoy que fue allí donde este personaje, limitado intelectual y
emocionalmente, habría visto más de lo que debía.
Jorge Alfredo
Reynoso, militante gremial y preceptor de un colegio nocturno, fue el único
dolorense desaparecido que fue capturado en su propio pueblo. Un grupo de
tareas lo baleó en una pierna el 1° de diciembre de 1976. Tenía 34 años. Nunca
más se supo de él.
Muchos creen que
Santo Domingo lo habría reconocido aquella noche en la comisaría,
convirtiéndose en un testigo difícil de silenciar. Para la memoria colectiva,
la muerte del "payaso sin colores" está asociada a esa
desaparición.
Olga López,
cuñada de Reynoso, dice hoy: "Según mi humilde investigación, a Santo
Domingo lo patearon mucho para que se calle, porque en su inocencia él era
peligroso". Muchos dolorenses suscriben esa hipótesis.
"Costaba
saber la verdad, no éramos conscientes de lo que pasaba, pero sabíamos que nos
teníamos que callar la boca y no preguntar nada", dice a su vez
Serrano.
Payaso de
nadie. Un día –no está claro cuál– los vecinos que hasta hacía unas horas
habían visto a ese personaje alegre por las calles, recibieron la noticia de su
muerte repentina. "Le dieron de comer algo en mal estado", fue la
explicación que circuló por las calles. Se supone que tenía más de 60 años y
buena salud física. De él, todo se supone.
Santo Domingo
era de todos pero no era de nadie. Entonces nadie habría reclamado su cadáver
ni interesado por las causas de su muerte.
Aún hoy asombra
encontrar la tumba bien construida de quien habría tenido como nombre formal el
de Félix Olmedo, en el cementerio de Villa Dolores, con la única foto que se
conserva de él y una gran placa que reza: "Tu madre y hermano".
Sorprende porque nadie le conoció parientes, aunque se dice que fue criado por
una familia de apellido Sombra. Tampoco se recuerda un velorio y un sepelio
formal.
El misterio
mayor. Pero la duda mayor, entre varias que rodean a este personaje, es la
de la fecha y motivo de su muerte. Eso agrega otro capítulo a la leyenda.
En el Registro
Civil de Villa Dolores, el acta de defunción de Félix Olmedo fue asentada el 5
de mayo de 1978, afirmando que el deceso se había producido el 22 de enero de
ese año, a las 7. La palabra "ignora" ocupa los espacios en que el
formulario debe llenarse con nombres de los parientes del occiso, su edad y
otros datos personales.
La muerte fue
declarada por una funcionaria de Acción Social del municipio y el acta firmada
por un médico de la ciudad, quien declaraba que la causa del deceso fue
"abdomen agudo". El acta aclara además que el certificado médico fue
firmado el mismo 5 de mayo de 1978.
¿Realmente murió
más de un año después del secuestro de Reynoso? Y si así fue, ¿por qué el
certificado médico y el acta de defunción se realizaron cinco meses
después?
"No puede
haber muerto en el ’78, porque yo escribí la canción después de su muerte, y en
1977 ya la cantaba acá el Grupo Horizonte, cuando aún estábamos en la
secundaria", afirma Serrano, para abonar la duda.
Ramón Monte, ex
detenido en La Perla y miembro de la Comisión de la Memoria, señala: "No
tenemos precisiones sobre su muerte, pero para nosotros es una víctima más de
la dictadura, o al menos de la violencia policial de esos años".
(Pum pam pam /
pum pam pam / Santo Domingo viene a jugar...).
En el acta de
defunción de Santo Domingo figura "Villa Dolores" como su domicilio.
Es es el único dato del que nadie duda.
La canción que
evoca el mito
José Luis
Serrano compuso la canción Santo Domingo un par de semanas después de la muerte
del personaje, en una vereda de barrio Ardiles, en su Villa Dolores, y con una
guitarra prestada. “Se la hice a un niño vecino mío, el Titito Aguilera, un
gran cantante. Él fue el primero que la cantó, yo tenía aún la angustia de la
muerte de Santo y me salió en unos minutos”, afirma Serrano, un dolorense que
logró trascendencia nacional por su personaje Doña Jovita. En aquellos años
’70, Serrano era un adolescente. La canción fue grabada luego por el grupo
vocal Horizonte y es hoy uno de los “himnos” que Traslasierra asume como parte
de su identidad.
“Detenidos que recuperaron
la libertad”
Mónica Piñeiro
Mónica Piñeiro es actualmente la presidente de la
Comisión de los Derechos Humanos por la Memoria, la Verdad y la
Justicia de Traslasierra, de la que es co- fundadora y como ha sido
una detenida desaparecida acuerda ser entrevistada para narrarnos lo que
vivenció como presa política en los años de la última dictadura militar.
Es Madre de cinco hijos. El mayor nació en la
cárcel de Villa Devoto, en diciembre de 1978: “Fui secuestrada en julio de ese
año. Más o menos para esta época del año. Recibí un mensaje en estos días de
una amiga que estuvo presa conmigo y me decía: “todo frío me recuerda a aquel
frio”. Conversando del tema con mi hijo, el que nació en la cárcel, sobre que
el frío me recuerda a aquel invierno y él me contestaba que tengo una cicatriz,
que es como una marca. Con el mensaje de mi amiga veo que no sólo yo tengo esa
marca”
“Cuando me secuestran tenia veintiún años
recién cumplidos y hacia dos meses me había afiliado al Partido Marxista
Lenilista Vanguardia Comunista. Tenía cero militancias políticas. Creo que me
afilié en abril y ya en julio estaba secuestrada. Siempre fui solidaria y me
incorpore a todos los grupos del Centro de estudiantes. Alguien me invitó a una
reunión, asistí, me afiliaron. En esa reunión se cantó la Internacional y a mí
me pareció ridícula la escena porque yo no sabía la letra. Teníamos la revista
“No transar” yo la leí y la repartía. En ella se hablaba de Albania, como un
paraíso y yo no tenía idea donde estaba Albania”.
“Estudiaba en el Normal Superior cuatro, en
Rivadavia y Aconte. En esa escuela estaba prohibido tener Centro de Estudiantes
y por eso hicimos el Centro de estudiantes. En todos los profesorados de
docentes también los organizaron y se formó una coordinadora de Centros de
estudiantes. Hacíamos peñas con el pretexto de juntar ropa para escuelas
rurales y aprovechábamos para difundir lo que estaba pasando: que había
desaparecidos. Nosotros creíamos que difundíamos en forma encubierta. Otra de
las cosas que hacíamos era que cuando expulsaban profesores muy piolas, nos
conectábamos con ellos y tomábamos clases a escondidas con ellos porque
queríamos seguir sabiendo. Nosotros sentíamos que expulsaban a los mejores”
“De ese partido casi todos fuimos presos. Habremos
sido sesenta integrantes: treinta murieron en los campos de concentración y los
otros treinta “perejiles”, como nos decían los guardias cárceles, nos soltaron.
Esa división no fue siempre así, porque hay gente que fue secuestrada por estar
en una agenda y padeció tortura, meses de cautiverio, meses de cárcel por haber
aparecido su nombre en una agenda de unos amigos que estaban en el ERP. No
militaba en nada, solo era amiga desde la adolescencia de quienes la tenían en
una libreta de direccione. La mayoría eran militantes sociales, de los
trabajadores. Los guardias por eso nos clasificaban en los que éramos
“perejiles” y los “que no eran perejiles”
“Cuando nos secuestran estamos tres meses en el
campo de concentración que se llama El Vesubio, que estuvo bajo las órdenes del
General Camps. Allí era muy cruel y nazi todo. El Vesubio fue como estar tres
meses en el infierno. Fuera del frío que padecimos.
Me secuestran a las tres de la madrugada,
estábamos durmiendo. Habían ido a buscarme al profesorado pero ese
día había faltado. Una compañera del profesorado que sabía dónde vivía los
llevo hasta mi casa. Fueron en dos autos. A la casa entraron siete. Tuve tanto
miedo que quise ir al baño, mi esposo les decía que no me peguen porque estaba
embarazada. Me permitieron ir al baño, me acompaño un guardia y se
metió conmigo y esa situación fue muy humillante. Han sido formas de
humillarte, de vejarte, de torturarte. De ese tipo no me olvido la cara porque
lo veo esa primera noche y más adelante cuando ya tenía panza, me llevan al
médico, creo que me llevan a Campo de Mayo, porque en un momento me dejan sola,
yo me levanto la venda, miro por la ventana y veo soldados en un
patio. Por eso he declarado en el juicio del Vesubio I y II que a
mí y a dos compañeras más nos llevan a ese lugar. Este tipo –del que
no olvido su cara, y al que le decían “Rojas”- a las tres que nos llevó intentó
violarnos. Parece que era un enfermo al que le gustaban las embarazadas. Cuando
llego al Vesubio llego llorando. Cuando él intenta agarrarme yo lo pateo, lo
insulto, grito pero él me dice:”te vamos a sacar a tu hijo, le vamos a poner
Jorge Rafael y a vos te vamos a fusilar como a todas las demás”. Me llama la
atención que no termina lo que empieza y cuando llego y estoy llorando el jefe
de él-al que le decían El Zorro- le pregunta por qué lloro. Cuando le cuento lo
que me quiso hacer ( inmediatamente me doy cuenta: qué estoy haciendo? contarle
a alguien que quizá ahora me violarían entre los dos! .Ahí escucho que el Zorro
empieza a gritar e insultar a Rojas diciéndole”: “Vos siempre
igual”, le recrimina que ”ya te mandaste una cagada con la pendeja, a la que
había que devolverla y vos la cagaste”. Después de ese episodio pensé y lo
compartí con mi amiga del alma-Nieves-que también estaba embarazada- que creía
que no nos iban a matar porque advertí que no estaba estipulado violarnos.
Quizá íbamos a sobrevivir, no nos iban a matar. Mi amiga me contesto que tal
vez fuera así. A mi amiga Rojas le propuso llevarla a bañarse a un
hotel. Tanto el Zorro como Rojas no están encarcelados aun”
“El Vesubio era por las noches escuchar los gritos,
la tortura…era espeluznante. Una embarazada que cayó con el grupo nuestro y que
estaba de siete meses, el bebé se le murió en la panza, se engangrenó toda y
encima la golpeaban y la insultaban porque no hablaba. Esa chica muere
engangrenada. Nadie puede olvidar los gritos de Mauricio Portabat, que era de
esa personas estoicas, heroicas…nosotras decíamos, por favor que hable, para
que lo dejen de torturar”
Avanza Mónica con su relato y se mete en otra
arista de su cautiverio del que se cuestiona: “Una comete errores de
los que después me doy cuenta. Yo le puse a uno de mis hijos el nombre de uno
de los compañeros que murieron en la tortura. Yo siento hoy que esa es una marca
muy densa. Mariano es mi hijo que tiene problemas de salud mental”
“Nosotros no hablábamos de lo que nos pasó. Solo lo
hacíamos con aquellos que lo vivenciaron. Un poco era porque la sociedad no te
daba margen para hablar. Yo estuve diez meses presa. Me liberaron el 19 de mayo
de 1979 y mi amiga siempre me manda un mensaje recordando ese día. Mientras que
yo siempre recuerdo más el día en que me secuestran: el 18 de julio de 1978”
“No quiero olvidarme de contarles de Blanquita
Angerosa. Una vez nos hicieron un baño comunitario, nos pusieron a todas
desnudas, mientras todos los guardias estaban ahí baboseándose. Blanquita-a la
que le decían la Nona, no sé por qué- me ayudó a bañarme, me pasó jabón por la
panza y la escuchaba llorar. Le pregunté muy despacito qué le pasaba
y me contó que hacía unos días había tenido a su bebé, que era un varón:” tuve
a Pedro y me lo quitaron”. Yo lloré con ella pero otras compañeras le
preguntaron su nombre, donde vivía, quien era su familia, porque si alguien
salía debía contar su historia: que había tenido un varón en tal fecha. A Pedro
Angerosa lo seguimos buscando. Cuando fui al veredicto del Vesubio vi al lado
mío a una mujer con una foto en el pecho. Miré la foto y primero no la
reconocí, pero luego vi que era la foto de Blanquita y quien la portaba era su
hermana, a quien le conté cómo la conocí”
“Los primeros días míos de cautiverio yo no sabía
dónde estaba, estaba tirada en el piso, encadenada a la pared,
esposada, muerta de frio, muerta de hambre, escuchando gritos. A veces nos
traían mate cocido y entonces escuchaba que alguien caminada con cadenas en los
pies. Alguna vez alguien más osada le preguntó a ese prisionero- que se llamaba
Federico- que nos mostraba que entre las mantas donde estábamos tiradas estaba
la de su hijo porque cuando lo secuestraron a él y a su mujer levantaron toda
su casa. De ellos no supimos más, a ellos los mataron”
“Del Vesubio nos trasladan en grupos de a siete. Ya
había pasado el mundial, ya a nivel internacional se sabía que en Argentina no
se respetaban los derechos humanos. Por esa razón se empiezan a levantar los
chupaderos. A mí me toca ir a Villa Martelli con dos mujeres más y cuatro
varones. Nos llevaron en camiones como los de la carne, muy blindados, muy
cerrados. Nos llevan durante mucho tiempo, todos nosotros encapuchados, con
esposas en las manos y con un sobre de papel madera con una declaración de que
éramos subversivos. Nos bajan, nos colocan contra una pared y hacen un
simulacro de fusilamiento. Después escuchamos que se van. Pasa mucho tiempo
pero no nos animábamos a sacarnos la capucha. En algún momento escuchamos que
llegan autos, bajan con mucho ruido, nos liberan de la capucha y nos dicen:
“qué pasa, nosotros somos del ejercito argentino, abran los ojos, nosotros
vinimos a salvarlos. Hubo una denuncia anoche de que había gente tirada aquí y
nosotros venimos a salvarlos”. Ahí nos llevaron a Villa Martelli, nos
tiene unos veinte días en un lugar a cargo del mayor Stenlaf, el
apropiador de Victoria Montenegro. En ese lugar vimos el maltrato a soldados
judíos. Stenlaf era muy nazi. En ese lugar nos recuperan: nos daban de comer,
nos dejaron bañar y nos llevan a Villa Devoto un cinco de octubre. En ese lugar
dijimos con mi amiga Nieves que teníamos piojos y nos enviaron a una celda de
castigo hasta que se nos fueran. Por eso nos cortamos el pelo y nos sacábamos
los piojos con desesperación porque las celdas de castigo eran denigrantes. En
ese lugar estuve desde octubre a mayo del año siguiente. Mi hijo Marcelino nace
el seis de diciembre, me llevan a un pabellón de madres”
En este momento del relato de Mónica tenemos una
confusión: de sus hijos varones cual es el que nace en cautiverio? Y ella
contesta: “Marcelino es el que nace en la cárcel, el medico que me atendió
estuvo bien, las carceleras me verduguearon bastante, pero el médico me atiende
bien. Ahí me ponen con Marce en una piecita muy chiquita y le ponen llave. Yo
tenía 21 años y me dejan sola con el bebé. Yo no me quería dormir porque había
muchas chinches y temía por el bebé recién nacido. Siempre le cuento a
Marcelino que él me miraba como diciendo: mama, está todo bien. A Marcelino yo
lo tengo conmigo seis meses, ahí, en la cárcel. Cuando me liberan el afuera era
tremendo. Recuerdo que cuando Mariano nace-mi segundo hijo, estando yo fuera de
la cárcel- tuve que hacerlo operar y un día estaba con Marcelino en
una parada de ómnibus yendo al hospital. Mientras estaba ahí veo que para un
auto y secuestran a un muchacho delante de mí. Miro a la gente que estaba también
en la parada y todos miran para otro lado. Me acerco a los policías y les
pregunto qué pasa y me gritan: qué, vos lo conoces? Ahí me acorde de mis hijos.
Y ellos me dijeron: anda a la parada y cállate. Por eso digo que el afuera era
terrible, me daba más miedo que estar presa. Mariano es el que nace en el
afuera, con todo el miedo”
“A los treinta años de democracia entramos todos
los sobrevivientes del Vesubio, fue muy conmovedor porque vimos que habían
tirado paredes pero aun así reconocíamos baldosas que nos llevaban al baño.
Cada uno se acordaba de algo y mi amiga dijo: la memoria es una construcción
colectiva, porque la hacemos entre todos. Algunos familiares no estaban de
acuerdo en que entráramos a ese lugar, que nos haría mal y mi amiga dijo: hay
que atravesar los fantasmas…Nos abrazamos todos. De esa experiencia participo
mi hijo Marcelino”
Mónica retoma el tema del nacimiento de su segundo
hijo ya liberada y nos dice: “Volvimos a vivir en el mismo lugar, a dormir en
la misma pieza desde donde nos secuestran y a la noche yo escuchaba
ruidos-que quizá eran gatos en el techo- y pensaba. Nos vuelven a buscar. Ni mi
esposo ni yo atinábamos a salir a ver si eran o no gatos, para que el miedo se
nos fuera. Era paralizante el miedo que teníamos de noche”
“Mi marido también fue secuestrado aquella noche
que me llevaron. A él lo tienen solo diez días porque él no estaba afiliado a
ningún partido. Yo oí su voz y supe que estaba en otro sector, ya que nos
tenían separados a mujeres y varones. Cuando a él lo liberan el
reconoce donde estuvo y pasa todos los días por el lugar donde yo
estaba adentro y daba vueltas alrededor. Fue al juzgado y hace la denuncia
contando lo que nos pasó. El juez le respondió: mira yo voy a tomar nota de
todo lo que me decís, pero lo voy a guardar, porque si a esto yo lo hago
público: no llegas vos a la esquina ni yo. Le aconsejo que para la fecha de
parto mía que se refugiara en una embajada y que hiciera pública su situación”
“Tiene noticias de mí en septiembre cuando nos
trasladan desde el Vesubio a Villa Martelli. Un soldado le avisa a mi papa. Más
adelante puede ir mi papa. Mi hermana y Paulino, mi pareja”
Mariano nace en un afuera muy inhóspito, en 1980 y
nosotros no tuvimos o no buscamos ayuda porque no pudimos resolver lo que nos
pasó al padre mientras estuvo afuera ni lo que yo vivencie adentro. Salimos con
mucho dolor, mucha violencia y no podíamos superarla y nos agredíamos por esa
razón. Sucede que no había terapeutas que pudieran atender nuestros casos. A
ninguno de nosotros se nos ocurría que debíamos pedir ayuda para superar lo que
nos pasó y no era fácil encontrar quien te quisiera atender. Alguien que
tuviera una mirada que no te acusara”
“Con el tiempo comprendí que tenía mucha culpa por
haber sobrevivido. Eso impedía que nos ocupáramos de nosotros. Sentíamos que
había quedado allí gente torturada, violada, fusilada y una iba a buscar
terapia? Buscábamos ayudar cubriendo a todos los que quedaron ahí y
no nos dábamos cuenta que nos teníamos que ocupar de nosotros también
Cuando mis hijos crecieron y empezaron a filmarse
películas que contaban lo ocurrido durante la dictadura ellos querían ver esas
películas, querían saber, me preguntaban, me demandaban información y yo no
podía contarles. Pensaba que no hablando ellos no sufrirían lo que yo pase. Y
no es así hay que contar para poder sanar”
Recupero la voz el día en que veo en la televisión
a Néstor Kirchner haciendo bajar los cuadros de los presidentes de facto y
cuando veo esa situación empiezo a llorar. Me fui a la escuela, mi lugar de
trabajo, y por primera vez le conté a mis alumnos y a mis compañeros docentes
lo que me paso. Nunca antes había podido. Por eso digo que esa circunstancia me
habilito la voz. Ese gesto fue muy importante
Cuando se cumplieron los treinta años de democracia
se hizo un homenaje en el Cispren. Pasaron un video y de pronto una chica contó
que creía que había nacido en un campo de concentración. Yo no pensaba hablar
pero empecé a hablar y ahí estaba María Correa que también contó su historia y
de ahí en adelante no nos callamos más. En uno de los juicios oí a una
psicóloga que más o menos tienen que pasar unos treinta años para que las
victimas puedan empezar a hablar. Que hay un tiempo social y personal donde se
habilita a poder hablar. Mientras no se habla la violencia, la impotencia y la
bronca uno la descarga en los afectos cercanos, en mi caso en mi pareja”
Casi terminando la entrevista nos cuenta que una
vez que la sacaron cerca de las jornadas del mundial de futbol de 1978 advierte
lo siguiente: “me ponen anteojos oscuros, me llevan esposada y mientras veía de
reojo la calle pensaba: allí está el mundo sin enterarse donde estamos
nosotros: en el inframundo. Veía a la gente en las paradas de colectivos, a los
niños yendo a la escuela. Pensé en gritar pero sabía que me pegarían un tiro y
me tirarían a una zanja
Cuando nos secuestraron yo vivía en una casa donde
habitaban mis suegros, mis cuñados, mi marido. Era una casa chorizo, bastante
pobre y yo estaba estudiando para maestra. Mi esposo también. Nos acabábamos de
casar y habíamos cobrado entre los dos los tres sueldos por los cargos que
desempeñábamos y los tres aguinaldos y teníamos el premio por casamiento. Todo
eso nos robaron el día del secuestro, entre otras cosas que se llevaron”
Desde que yo entendí que tenía culpa de haber
sobrevivido y deje de boicotearme y de castigarme por estar viva intento estar
mejor”
Mario Moreno
Nació en 1952, vive en Villa Dolores pero es de
Buenos Aires, estuvo en Córdoba por cuestiones de trabajo pero conoció
Traslasierra y se quedó en este lugar
Empezó su militancia desde muy chico-a los 13 o 14
años en que conoció a curas del tercer Mundo “y elegí a uno como
guía que era el padre Víctor Sauro Hacha, que todavía está viviendo en Carlos
Paz” -quien le enseño a hacer trabajo social a partir de la remodelación de la
iglesia donde estaba el cura-. Desde 1972 se empezaron a juntar seminaristas y
otros como él que en reuniones iban aprendiendo a concientizarse sobre la
realidad que los circundaba y organizaban cómo ayudar al pueblo. Formaron un
grupo Juvenil cuyo objetivo era ayudar a la gente de la villa. En esa villa
conoció a jóvenes de la Juventud peronista, los que integraban la 26 de Julio.
Ahí comenzó a tomar conciencia con actividades por los derechos de la gente del
barrio. No conforme con esa tarea se hizo hincha del Che Guevara. Y aunque
sigue teniendo relación con los curas del Tercer mundo y sus integrantes se fue
al Guevarismo. Ahí conoce a Viviana Avendaño, a quien le decían La Negra
Participó activamente en el Cordobazo y recuerda la
anécdota de que cuando los trabajadores bajaban por la ruta 20, se
encontraron con una columna de militares cuyo oficial mira a sus soldados y se
saca la insignia de su cargo y les dice: “ojo soldados, nada de plomo a quienes
piden pan”. Esa columna pasó en medio de los trabajadores y nadie los tocó. Eso
lo hizo concluir en que no todos son lo mismo, aun dentro de los militares…
Sus inicios fueron en el Barrio de Villa el
libertador, un barrio muy combativo. Entre sus compañeros estaba el seminarista
Vitin Baroneto que junto a otros seminaristas organizaron la movilización
primera donde el participó. Ahí se formó la JOC que es la Juventud Obrera
Católica. En ese tiempo él opta por unirse al movimiento Guevarista. Es Viviana
Avendaño quien lo invita a participar del PRT ERP
En 1975 caen presos del peronismo y la Triple A. Se
estaba por cumplir un nuevo aniversario de la muerte del Che y salen
a hacer una pintada sobre el tema. Al momento de ser emboscados
venían en una camioneta desde la Plaza Colon y se les cruza un falcón de la
policía que los ataca con una itaca. En la camioneta iban La Negra, otro
compañero y Mario. Ahí fueron capturados y llevados presos a Robos y Hurtos,
como presos comunes. Les empezaron a pegar para que contaran y como no lo
hicieron los policías los llevaron a la D2. Sus actividades dentro del grupo
fueron pocas porque cayeron presos casi inmediatamente de empezar a militar.
Aun hoy se identifica con el Guevarismo
En la D2 estuvieron entre una semana y quince
días-menciona que “ahí dentro uno pierde la noción del tiempo. Entre patadas y
golpes no se sabía si era de día o de noche”. De allí los llevaron a la UP1.
Ahí empezó el otro calvario. Era durante el gobierno de Isabel Martínez de
Perón. Hasta esa época el régimen carcelario era normal, permitían visitas que
venían por uno y eran para todos.
Estuvo preso ocho años sin una visita…y consideraba
a las visitas de sus compañeros como visita propia.
Cuando ya se avizoraba el golpe dentro de la cárcel
todo se fue poniendo más duro y difícil: les empezaron a sacar lo que tenían,
los libros y casi que quedaron con lo puesto. La tortura se hizo moneda
corriente y a pesar de que eran presos políticos todos recibían igual. Una
noche los sacaron al patio de la cárcel, el loco Zapata (que así le decían
porque le pegaba a los presos con un zapato). En el patio los hicieron bailar:
cuerpo a tierra, salto rana. Al lado de Mario estaba Bauducco y atrás el
oficial Pérez quien le pega un tiro y lo mata. Moreno quiere ayudar al
compañero pero es severamente castigado con patadas.
También vivenció la muerte del Turco
Mucasse a quien estaquearon y le tiraban agua y con el frío pereció.
En esa cárcel había tres categorías de presos: los
peligrosos al cual él pertenecía, los recuperables y los intermedios. Mario
estaba en el sector de los peligrosos, aunque considera que “yo no era nadie”.
Ahí estaban todos los capos, también Martin Guevara, el hermano del Che, quien
recibía cartas de la hija del Che, “la leíamos juntos” y la contestaban y salía
para Cuba. Estaban en el piso de arriba y ahí había jefes montoneros y del ERP.
Después llegó el traslado de la UP1. “Nos sacaron a
las seis de la mañana atados, vendados y nos llevaron a la Escuela de Aviación
y nos tiraron adentro de un campo. Quedamos ahí hasta que amaneció, nos dio el
sol. Estuvimos todo el día al sol, atados y emponchados, abrigados asique
teníamos mucho calor. Las manos las teníamos atadas con alambre de fardo y el
alambre se nos había metido dentro de la piel, tocándonos el hueso, atados para
atrás. Un soldado nos debía controlar y cuando vio cómo estábamos: insultó y
luego me dijo “no digas nada” y aflojo el alambre para que no me siguiera
cortando”
Después los subieron a un Hércules y los llevaron a
Azul, en vuelo, no sabe cuántos iban. Él iba contra de la cola del
avión. Los milicos abrieron la compuerta de atrás y entre la venda vio que era
profundo o alto desde donde estaban. Durante el viaje le tiraban agua helada,
que no sabe de donde sacaban, “y me pegaban con una goma hasta que bajamos en
Azul”. Estuvieron en Azul hasta que vino un camión y los llevaron a
Sierra Chica. Allí estuvieron aislados -como quince días- no sabían dónde
estaban, hasta que los sacaron del aislamiento y supieron que era Sierra Chica.
Después los llevaron a La Plata y de allí a Devoto, donde el régimen era
federal y el trato era más tranquilo porque ya era el fin de los militares. Un
régimen carcelario más abierto, similar a cuando estaba Isabelita. “Yo fui uno
de los últimos en salir: Alfonsín aún estaba en campaña. Cuando Salí, que no
recuerdo la fecha, fui al acto de Alfonsín, en la 9 de julio. No entendía nada,
estaba medio desorientado”
Distintos organismos internacionales pidieron por
su libertad: la Embajada de Holanda, Amnistía Internacional, Embajada de
Bélgica y la Cruz Roja. Los de la Embajada de Holanda
acordaron mandarle encomiendas para poder asegurarse que estaba
bien. Cuando Salió los holandeses le enviaron dinero por muchos meses, para que
pudiera subsistir, unos doscientos dólares por mes. Se quedó un tiempo en San
Nicolás.
Cuando recupero la libertad pasó a ser corresponsal
del Diario La Voz de Sadi. “Ahí formamos la Mesa de la Juventud, con
integrantes de todos los partidos”
En estos años se ha presentado varias veces ante el
ministerio de Derechos Humanos para mediar por algunos compañeros que
estuvieron presos y necesitan de la pensión que el estado les debería asignar.
Entrevista a José Antonio Manzanares.
José:
Soy José Antonio Manzanares, docente jubilado, nativo de Villa Dolores con
mucha residencia en Córdoba por mis funciones. Primero fui inspector general de
enseñanza media de la provincia, actualmente como contratado ocasión de
servicio en el ministerio de trabajo de la nación, en la parte de políticas
activas formación profesional. Listo ya para retirarme a fin de año, por
cuestiones de salud y de cansancio, y quedarme definitivamente en mi casa. No
por supuesto abandonar la militancia, una militancia que abracé desde muy chico
por el ejemplo de mi madre, una gran dirigente del partido justicialista.
E.:
¿Cómo se llamaba tu madre?
J.:
Francisca Graciela Lujan nacional del partido, una gran militante
cierto. Falleció en los años 80, nos dio el ejemplo a toda la familia, todos
somos militantes del partido, no del partido, del movimiento campo nacional y
popular, esa impronta nos quedó desde los años 70. En esa época fuimos casi
contemporáneos con Fredy, en el estudio secundario, ya conocíamos en esa época,
los 70, 72 cuando comenzó la apertura de la dictadura, cuando se llamó a ese
famoso gran acuerdo
Nacional
y se comenzaron activar las afiliaciones en los partidos. Ya veníamos militando
desde antes, con reuniones, por supuesto siguiendo la lucha por el retorno del
general Perón, en el Luchi Vuelve, ya Fredy un activo, chico, en la militancia
peronista.
Equipo:
¿A qué edad empezaste a militar?
J.:
Yo tenía 17 años.
E.:
¿Nos dijiste tu edad?
J.:
Ahora voy a cumplir 64 años, ya estamos en la curva del retorno, en la tercera
edad.
Ahí
lo conocí a Fredy, nos encontrábamos ocasionalmente en toda esta euforia, la
primavera camporista en Córdoba, cierto, con el gobierno de Atilio López, en
ese tiempo, en la juventud peronista regional, Estaba José, estaban un montón
de compañeros, al cual tuve el gusto de conocer, José Orueta que después fue fusilado por las tres “A”,
Antonelli que se exilió, bueno un sinfín de compañeros. Cuando vino todo este
terrible enfrentamiento lento de movimiento y cuando se entroniza la derecha, y
comienzan las tres A y comienza todo esto, ya no tuvimos más contacto. Si tuve
contacto con el chico Brizuela que también es otro desaparecido de la zona, él
militaba en ese tiempo, también fuertemente, pero no llega la dictadura a
Córdoba, ya ante de la dictadura, nosotros pensemos en Córdoba…
E.:
Disculpame, ¿ustedes eran todos estudiantes en esa época?
J.:
Sí si, yo era estudiante de Historia, y prácticamente terminé en el 74 ya entré
como ayudante de alumno en la facultad de Filosofía, entré también como un
adjunto en la cátedra en Historia Argentina 1.
E.:
¿Con qué titular trabajaste?
J.:
Cegretti, Carlos Cegretti, y también estaba de supervisor de DINEA, Dirección
nacional de educación del adulto, en esa época con el famoso plan Crear, “el
pueblo educa al pueblo”, y con la llegada de Iván Isevich, cambian las
autoridades. Tuve la suerte de permanecer en el cargo, hasta fines, hasta
cuando llega la dictadura.
Esto
nos permitió hacer un gran desarrollo territorial, como el Centro de formación
de adulto, de alfabetización, centro de capacitación laboral, la designación de
compañeros en los cargos.
E.:
Cuándo vos decís que empezaste de tan joven en la militancia, ya que estamos
hablando en esta parte, de tu acción, concretamente, ¿Cómo entraste al partido
o que pasos diste para llegar a un nivel de militancia?
J.:
Bueno, la militancia se dio diariamente en mi hogar, cierto, por mi madre
empezó, bueno ya venía de épocas anteriores, pasa a trabajar con Obregón Cano,
pasa a ser comisa nacional del partido, forma la agrupación Evita, con Lili
Masaferro, con toda esa gente. Y bueno estuvo en ese sector de la militancia,
que quedó muy golpeado con la llegada de la Lacabani, la llegada de Lacabani,
significó que ahí, donde le allanaron la casa, las tres A, comando Libertador
de América, acá en Villa Dolores.
Equipo:
En Dolores, eso nos interesa mucho, lo que nos impulsa es esa falsa consigna
del, “acá no pasó nada”, Que seguramente vos lo habrás escuchado muchas veces.
Contanos eso de la triple A en tu casa.
J.:
Bueno, Pasó. A raíz de toda esta militancia, de la PJ regional, la militancia
de mi madre, la agrupación Evita, etcétera, etcétera. Cuando llega Lagabani a
Córdoba, alguien, bueno tenían los servicios por todos lados. Algunos sectores
acá ultra ortodoxos, se produce un allanamiento, en la madrugada, en mi casa.
Mi Padre murió a los 96 años, era un patriarca de la zona estaba en cama,
enfermo, dieron vuelta hasta los colchones, buscando cosas, rompieron macetas,
buscaban armas, buscan material, no encontraron nada. Había un sable, un sable
de adorno en la pared, se lo llevaron.
Esa
misma madrugada, allanaron la casa del poeta Oscar Guiñazu Álvarez aquí, que
era un hombre de la UEPC .Esa misma noche tuvimos un allanamiento también, por
una cuestión de militancia, era de la UDA, se había reflotado a docentes
argentinos, en esa época. A los dos nos allanaron pero no encontraron nada,
tuvimos la suerte que era una patota de
20, habrán sido, o más, todos de civil, por supuesto. Al otro día todos los
sectores del partido justicialista que trabajaban con mi madre y todo, hicieron
como una suerte de cena de desagravio hacia nosotros, Esa fue la primera
experiencia.
Con
el golpe, acá viene el coronel Paterson, que después ha sido condenado por su,
leí los otros días, por su actuación en la dictadura en la provincia de San
Juan, un coronel joven, que también allanaron la casa…
E.:
¿Estuvo acá?
J.:
Si, tuvo como intersector de la CGT, tres veces fue allanar la casa, a buscar
armas, a buscar cosas, yo seguía trabajando en DINEA, y habían reemplazado a
las autoridades, iban desapareciendo compañeros a diario, muchos se fueron al
exilio, estaba mi padre todavía vivo, estaba mi familia, yo no quise irme, no
tenía motivos, si bien había estado con todo lo de peronismo regionales y todo
lo demás, bueno iban desapareciendo compañeros nuestros, todos los días faltaba
alguien. Yo vivía en la calle Entre Ríos, cerca del bulevar San Juan, eh
bulevar Chacabuco, donde esta siglo XXI hoy. Y una madrugada, voltean la puerta
a patadas y todo como en los secuestro, y me secuestraron, el mes de julio del
77.
Yo
veía que todos iban cayendo, bueno era una época de terror y había que … era
una época de dolor, de angustia, me secuestran a mí, y mi madre también
trabajaba en la docencia, la echaron cuando a mí me secuestran . Las dos
primeras noches fueron espantosas, pero yo no sentía los golpes, se los juro.
Me decían que andaba en algo de una huelga ferroviaria en Rosario, yo no
sabía nada, me preguntaban de un tal Ramón, no sé quién era.
No
sabía nada, me golpeaban con todo, yo no sentía los golpes, después me hicieron
el submarino, eso sí era más desesperante, después me sacan de ahí, yo siento
el viento helado; caminá, caminá de vuelta a un calabozo chiquito, ahí con los
ojos vendados, unos 15 días.
E.:¿Supiste
a donde estuviste detenido?
J.:
Sí, en el campo la Rivera, a los 15 días me sacan, me pasan a una cuadra, con
los ojos vendados donde estaban todos con las colchonetas. Bueno los chicos que
estaban ahí desde antes ya sabían de una
serie de, ya sabían cuando venias los gendarmes, que custodiaban, nos
levantamos una vez, el Fredy encontró un
montón de conocidos ahí, cierto, ex alumnos míos de la Facultad y compañeros,
gente mayor.
Bueno
ahí era de terror el régimen, dependían de la guardia de la gendarmería, los
interrogatorios eran a la noche, o venia gente y los sacaban, se sentían los
gritos. Veíamos a las compañeras que las sacaban al patio a salto de rana, todo
lo demás.
E.:
¿Has declarado en la mega causa?
J.:
En la mega causa no, no. Le quería contar lo más curioso, al tiempo nos llaman
a cada uno, nos sacan fotografías, y nos dan un papel para que escribamos,
después en base a esos papeles, ahí lo veo a Raúl Sánchez, que después va ser
el secretario de derechos humanos. Raúl había caído en ese tiempo, militaba
para una fraccione del partido comunista marxista leninista y a Raúl lo llevan
y lo largan antes. El viene y le trae la noticia a mi madre que yo estaba en el
campo la Rivera, y ella con una decisión, fueron hasta la puerta del campo,
tuvieron una suerte que no les pasara nada.
A la
noche, fulano, fulano con número, nos cargan en un camión, a la penitenciaria.
Nos vuelven a fichar y a fotografiar, ahí me encuentro con otro grupo de gente.
Yo voy a parar a una celda, estaban todos los del PCR, los chinos le decían
porque está el CRE, los chinos, los moustros, estaba este muchacho que se fue a
Suecia, estaba don Jaime Lousman, que es el famoso vendedor de autos, con cual yo me hice muy amigo del
pobre viejo.
E.:
¿todos en el campo?
J.:
Estaban en la penitenciaria
E.:
¿ya estaban blanqueados?
J.:
No, estábamos blanqueados, hay anécdotas ahí, no cierto. Los distintos grupos,
ahí dábamos clase de historia, otros daban clases de otra cosa, otros rezaban
el rosario, estaba la gente de Manquetor, estaba toda esa gente.
Al
tiempo me llaman una mañana, me bajan, bajo sin venda por supuesto, había tres
unimop, y un oficial del ejército me dice, pero estas sin venda, me pone una
corbata de venda. Me suben a mí al camión, uno adelante y otro atrás, como si
fuera un delincuente peligroso. Me llevan al tercer cuerpo de ejército, hacía
calor, yo andaba con ropa de invierno, porque estábamos con la misma ropa, yo
entro a una oficina con aire acondicionado, me siento, y alguien con vos muy
imperativo me dice, bueno usted se va a ir libre. Yo pensé que me iban a llevar
a un concejo de guerra, porque antes habían llevado a una chica y le habían
avisado que tenía un consejo de guerra. Entonces el militar iban ser el abogado
defensor. Yo chocho, consejo de guerra o lo que fuera. Usted se va ir y guarda
con las amistades con las que se junta. Pero está bien, no me decía quién era
ni nada, yo sabía que era un alto jerárquico. Me sacan… pero en estas
condiciones no, ¿Cuándo? Pero así en estas condiciones usted no se va. Va a
tener que mejorar un poco para irse. Me cargan en el camión de vuelta y el tipo
me dice, vamos al campo La Rivera, de vuelta al campo la Rivera. Me obligaban
todos los días a salir a tomar sol al patio, no quería comer, te obligaban a
comer cualquier cosa. Bueno aféitese. Y una mañana me dicen, bueno se tiene que
ir. Cuando me voy a afeitar me corté, no así no puede salir, cortado. Bueno
saquémoslo así. Me llevaron y me dejaron en la puerta de la Houm, con unos
anteojos de tela adhesiva, por qué a la puerta de la Huom, mi madre con todas
las federaciones, había movido cielo y tierra. En ese tiempo estaba Ovea al
frente del partido Justicialista en Córdoba, conocido de la época de ella
movió, todo eso. A primo Testa movieron para sacarme, sino pasa incluso el
poder ejecutivo. En resumidas cuentas, porque hay mucho más para decir, el tipo
me deja en la Huom , en la puerta de la Huom, porque ahí me estaban esperando
ya le habían avisado, evidentemente había conexión de cierto sectores con
ellos.
Equipo:
¿77 dijiste? ¿Cuánto tiempo de entrega?
José:
Si, yo me acuerdo que a mí me largan y al otro día fue el famoso terremoto de
Caucete, yo estaba durmiendo en la casa de una familia amiga y yo sentía que se
movía la cama, y yo digo de vuelta, ¿qué pasa acá?
Bueno,
quien me llevó a mí de vuelta, me sacó los anteojos, teniente Herrera, está
condenado en la causa la Perla, que se presentaba, Ah yo le dije al tipo este
que me dijo que yo iba a estar libre, mire yo voy a seguir militando en el
peronismo, me mira el tipo, mi militancia no la voy a cambiar. Nadie le
prohíbe, pero cuidado con los que se junta. No iba a discutir ahí no tenía
sentido. Le ví la cara al tipo ahí, sin documentos ni nada.
Al
tiempo me llego por sobre el documento a mi casa, el documento nacional de
identidad. Ahora yo tenía que volver a DINEA.
E.:
Tenías que ir a trabajar.
J.:
Me presento, me dicen bueno acá tenes que estar la jus, pero de donde voy a
sacar. Tuve la boludez, esto la sabe Raúl Sánchez y toda la gente que vieron el
documento, de ir con una persona amiga al tercer cuerpo de ejército, el 22 de
diciembre a pedir una constancia. Después que estaba ahí adentro, digo yo,…
E.:
¿Qué Hago acá?
J.:
¿Cómo, dicen, usted necesita… Sí, Necesito una constancia. Esperen ahí, Hayy dijimos con la amiga esta, que ya falleció.
E.:
La conciencia vino mucho después, con la democracia.
J.:
Si claro, pero me la dieron, me la dieron.
E.:
Estuvo detenido aquí.
J.:
Me dieron un papel así, que decía: que se certifica que el ciudadano José
Antonio…, estuvo a disposición de este
tercer cuerpo de ejército de tal fecha, me robaron un mes, lo firmaron
con sello y todo.
E.:
¿Cuánto tiempo estuviste?
J.:
Saca la cuenta desde fines de julio hasta el 21 de noviembre.
Me
lo dieron, o llevo al papel ese a DINEA, y bueno de arriba decían que no. Voy a
verlo a Primatesta, con mi madre,
E.:
¿Hablaste con Primatesta?
J.:
Sí, mi madre dijo vamos a agradecerle a Monseñor que se movió, y bueno que
queres…
E.:
En este caso te salió bien.
J.:
Sí me recibió, y me dijo, mire Manzanare no sea, había un fiscal Molina que
ahora está acusado como cómplice en la dictadura un juzgado que estaba al
frente del arzobispado a decir que no me querían reincorporar, yo estaba
haciendo lío, y me dice no hagas nada, no lo van a reincorporar, el viejo me
dice, Primatesta . No haga nada, quédese en su casa.
E.: ¿Perdiste
el trabajo?
J.:
Y sí, lo perdí en DINEA. Pero a mi madre, la reincorporaron al otro año.
E.:
Conozco de esa lucha en otros lados, pero vino con el 85,86.
J.:
No, a mi madre no, en el 78 la reincorporan, no en 79 la reincorporan, paso
todo el 78 sin trabajar también. Y yo me
inscribí y empecé, había quedado unas fichas de SIDE, si vos empezas a
trabajar, ¿te acordas? Empecé de vuelta
como maestro suplente en la escuela San Martín, de acá, el director ya
falleció, un gran peronista, sabían todo
lo mío, yo llené con terror la ficha de SIDE, no pasó nada, después con todo el antecedente que tenía entre a escuela
normal, a escuela secundaria y llenaba la ficha de SIDE no pasaba nada y una
militancia abierta.
E.:
Explicale a los chicos que vean este video que es la ficha de SIDE.
J.:
Bueno, eran cinco hojas, no cierto, donde te pedían todos los datos, todas las
cosas. Y bueno todos aquellos que estábamos fichados no podíamos trabajar hasta pasado cinco años. Yo estaba
evidentemente fichado, y a veces decía
por qué, pero no molestaron. Yo entré a trabajar y seguí militando
abiertamente a mis alumnos, pueden dar testimonio, en las escuelas. Yo hablaba
como si estuviéramos en la mejor época, sabiendo que corríamos riesgo, mi madre
estaba horrorizada.
En
ese tiempo se vuelve a reorganizar la juventud peronista, en ese tiempo Lalo
Barrionuevo, que ahora fue presidente
del tribunal de cuenta, empiezan a moverse algunos sectores de jóvenes y
empiezan a contactarme y empezamos a trabajábamos nosotros.
E.:
Cuando decís este momento, para seguir esa línea, ¿estamos hablando del 79?
J.:
Sí.
E.:
Porque también está la vuelta de montoneros que se está organizando en el 78,
79.
J.:
Claro, pero nosotros estábamos más con estos sectores, que eran más
identificados, no estábamos nosotros, con guardia de hierro, con toda esa gente
que ya se estaba moviendo con más libertad, había de todo un poco ahí. Y
empezamos la militancia nosotros abiertamente, seguimos en esto, no se me
molestó más. Por mi puntaje, por mis antecedentes me correspondía ser director
de la escuela, ahí me citan a la inspección a Córdoba y me dicen, todo muy bien
pero por los antecedentes militares, ahí me largaron la ficha, no puede ser
director de la escuela. Bueno que ibas a decir, después me desquité siendo
inspector general de todas las escuelas. Todos los que me dijeron eso después
estuvieron subordinados a mí, y no tomé ningún tipo de revancha. Pero lo que te quiero decir es que seguí
trabajando, militando abiertamente sin ningún tipo de problemas, todos los
directores, los ambientes docentes en Dolores, sabían que yo había estado
fuera, desaparecido y todo lo demás. En ese aspecto creo que tuve la suerte que
no tuvieron otros, totalmente. No lo tuvo Anita Martínez, no lo tuvo el chico
Pancho López Eyra.
E.:
¿A Pachulu lo conocías?
J.:
Si, a la familia, a los hermanos, hasta el día de hoy nos vemos todos.
E.:
Repasemos uno por uno, y queres tomamos a ver quién conociste más. Si tenes
algo más para decir de esta historia tuya, la cámara abierta.
J.:
No, no de esto, hay muchas anécdotas, pero en ramos generales ha sido eso.
Bueno
ese papel, porque a nadie le dieron constancia eso. Don Felipe Cheli que era
senador nacional en esa época me pidió una copia, se la di. Porque me decían,
el mismo Carlos Cegretti, nos volvimos a encontrar en el retorno a la
democracia. Él no era de nuestra ideología, era radical no cierto, Nena
Pianetto que también que también había estado conmigo en monumento histórico,
Carlos Gracia, toda esa gente. Decían, José esto es una curiosidad tenes que
presentarlo, no hice nada.
E.:
¿Todavía lo tenes?
J.:
No, Viene la época de Menem, viste que saca la ley de reparación, me dice Raúl
Sánchez, dame José que vamos a tramitar, bueno pero no me lo vas a perder. Lo
hizo al trámite Raúl, estaba él como legislador por el departamento Pocho, la
cuestión es que perdió el papel.
Salió
la resolución firmada por Mera Figueroa, tuvo que viajar a Buenos Aires, a
buscar unos bonos, pierde …, en la época de Angelos cuando no pagaban nada, que estábamos en
reserva, y esos bonos los malvendí en la
bolsa de valores, bueno perdí el papel , pero me quedó la resolución . Cuando
viene esta otra ley, con esa resolución de Mera Figueroa, pedí que los trataran
de buscar en ese archivo.
Pero
bueno lo mío fue más automático que la
otra chica, a ver si aparecía ese papel porque era un tesoro, chicos, y yo
tengo tantos papeles que ahora cuando tenga tiempo me voy a poner a buscar
porque hice copias. Reconocía que había estado con ellos, no sé si esa mañana los
agarré vísperas de fiestas, estábamos sentados ahí y yo veía pasar los autos
por la ruta, estábamos sentados ahí con Sanega. Lo estoy buscando, la estoy
buscando.
E.:
Si es sintomático, es raro.
J.:
Si,porque no había en ningún lado. Capaz que a Raúl le pueda haber quedado,
pero no, no lo he visto en este último tiempo.
Estabamos
ahí sentados y decía, falta que nos manden de nuevo a dentro estos hijos de
puta.
Pero
¿por qué dice usted que estuvo con nosotros? Porque estuve en el campo la
Rivera, estuve en la cárcel, le digo. Me miraba el tipo, entro y no salía no
salía y digo que ira pasar acá.
E.:
Claro es ese momento era más fácil pegarte un tiro que darte una constancia.
J.:
Seguro y meter a la pobre mujer que me había acompañado, una mujer que había ido
de Dolores.
E.:
¿Y los muchachos, los chicos que conociste, a Panchulu y Fredy?
J.:
Yo conocí más a la familia de Panchulu que a Panchulu.
A Fredy si, eramos contemporáneos de vernos,
aquí en Villa Dolores y todo un monton de cosas, cierto. Pero después no nos
vimos en la militancia activa, si con el Chico Brizuela, nos veíamos más, sabía
que este Chicos estaba mucho más comprometido que yo. Y la pobre madre murió,
pobrecita, buscándolo y buscándolo.
Después me entero del fin de Fredy, desaparece
en la época de Isabel, a fines del 75 lo agarran ahí en el parque Sarmiento y
después, todo lo demás.
E.:
Hablanos del grado de militancia porque a nosotros nos interesa, si sale en las
entrevistas. ¿Cómo era él en su persona, cómo era su personalidad?
J.:
Extraordinario, para mí era un buen chico, un ser humano excepcional, con una
gran claridad de ideas de su militancia, en la necesidad de organizarse, en la
persistencia de la organización. Porque la última vez que nos encontramos con
un grupo de compañeros en un bar, estábamos todos mal.
Estoy
hablando de Brizuela no de Fredy. Después de todo lo que vino, seguir en la
militancia en situaciones muy adversas.
Yo a
Fredy lo vi, también en esas épocas, esporádicamente, a la chica no la conocía.
E.:
¿A la novia?
J.:
no, no la conocí. Pero a él sí, nos veíamos de la escuela, la semana
estudiantil, de un motón de cosas. Era bastante mujeriego también.
E.:
En eso coinciden todos.
J.:
Pero era un chico, amaba la vida realmente. Tenía clara la militancia y la
familia de él también por parte de los padres. Tenían cierto parentesco con
porque eran directivos de la escuela normal, no eran militantes, ni si quiera
peronistas. Pero te digo, yo ya no sabía en qué grado estábamos, con el tiempo
ya se instaura el terror. Después del Navarraso
en Córdoba y viene una época te terror chicos. Tenías miedo, yo en la
facultad de Filosofía, para colmo ahí.
E.:
¿Conociste gente de los Navarros?
J.:
¿de los Navarrasos? Noo, ni, nunca, a ninguno.
En
la facultad de Filosofía había entrado Felauto
y estaba Pautaso secretario académico, yo tenía el ingreso, estaba en
Historia Argentina, había puesto bibliografía de Puiggros y un montón de cosas
y me llamaron ellos, al diablo, yo seguía con esa. Nosotros seguíamos yendo
después del 24, porque teníamos que ir, y estaban los policías, los militares
en la puerta con un listado, y decían
usted no viene más y a los pocos días chau.
Cuando
a mí me secuestran, tenían toda mi documentación, “levantante la venda”, y me
mostraban, “y vos dabas Puiggros…”, todo, todo. Entonces quedó claro que el
Pautaso que era la traición familiar y propiedades de fachos nos habían pasado
toda la información yo no había sacado el titulo todavía.
E.:
Claro, porque quien más iba a saber que usas esa bibliografía.
J.:
Vos sabes que yo hice los trámites en diciembre para sacar el título, viste que
hay que llenar papeles, me lo dieron en el 78, al cartón, al diploma. Una tarde
fría, triste, me hicieron pasar al decanato, estaba este hijo de puta, me
tomaron el juramento entre ellos dos y me entregaron el certificado.
Cuando
yo fui inspector general de enseñanza media, me lo encuentro al señor Pautaso,
pasado en el número de horas, y lo mandé a llamar, lo obligué a renunciar a
todas las horas que tenia de más.
E.:
Que linda reivindicación.
J.:
Viste. Yo quise tratar de moverlo, pero no pude tenia amparo de De la Sota.
E.:
¿Y le dijiste?
J.:
Por supuesto, me negaba todo, era amigo De la Sota.
E.:
Bueno vamos con los muchachos. Si tenes algún recuerdo más que quieras contar.
J.:
No, no tengo ninguno, nada más que la profunda convicción y una visión optimista, dentro de todo, que
tenían ellos de la revolución de transformación en el país. Aunque uno podía
estar de acuerdo en ese momento. Ellos tenía una profunda convicción, ellos lo
tenían bien claro, y una profunda fe en el futuro del país. Ahora la distancia
que te dan los años y todo lo demás, creo que hubo prácticas equivocadas, no
por ellos, no vamos a discutir esto, la militancia y la honestidad de ellos
heroicas, los errores tácticos de las direcciones son otras.
Tuve
el gusto de conocer a Mario Pilmanich el año pasado en persona, el hijo de él
milita mucho con nosotros y para colmo tiene un buen nombre, en una charla de
café me dijo, el padre viuve en Barcelona, viene de vez en cuando a visitar a
sus nietos a su familia, ahí lo conocí a don Mario Pilmanich.
E.:
En cuanto decíamos al principio, mucha gente en Dolores, en el valle, dice acá
no pasó nada.
J. Acá paso chicos, mas vale que pasó. Si pasó,
hubo persecución de toda la gente honesta, gente humilde, el peronismo, pueblo
chico con reaccion partidaria,, hay gente que perdió el trabajo, que no la
tomaban ni para limpiar el piso. A mi porque venia de un apellido pero aun asi
se me cerraron puertas, aun así no se querian juntar, y conozco militantes muy
populares que por cualquier causa los llevaban a la policia y los apaliaban. Si
pasaron cosas acá, la dictadura calo ondo, calo ondo chicos en todos lados .
Como esta calando ondo toda esta pantalla cultural que estamos dando en los
medios, y sino miren los resultados.
E.:
¿Y sabes algo vos de este payaso que andaba?
J.:
¿Santo Domingo? Si pobrecito, todo el rumor es lo mataron a golpes en la
policía. Por eso es que en la plaqueta que se puso en la plaza está el nombre de
él.
Inclusive
tiene una canción le hizo una amiga Eli Bonel una gran militante, a quien yo
quería mucho, muy honesta que compartíamos ideas.
E.:
Amigos de la comisión de la memoria
J.:
Al Churly, Si vivían en casa.
E.:
El Negro Vergara.
J.:
Claro en mi casa, en plena época de la
dictadura vivíamos de guitarreada, nos decían que éramos todos subversivos
blobones de todo, y yo era docente nos
juntábamos con mis hermanas más chicas y ahí se militaba. Todos ellos fueron
afiliados al partido justicialista. Pero sí el rumor fue que lo mataron a
golpes.
E.:
Como era esto de ser militante, porque ahora es como que bueno, dentro de la
libertad que tenemos el ser militante como un orgullo, como una cosa natural,
una cosa que sucede. Pero en aquella época ser militante, era ser
peligroso tenía como otra connotación.
J.:
Si totalmente, por parte de los padres, yo los entendía a los padres. Te
decían no lo metas a mi hijo, mirá.
Estaba el terror, estaba una dictadura todavía, si bien estábamos en plena
guerra de Malvinas y todo lo demás, estábamos en la dictadura. Viste yo ya no
le tenía miedo a nada, una cuestión que vos después de pasar esa ya estas
jugado, ya no le tenes miedo a nada. Y trataba de difundir eso en los chicos, al chury y toda esa gente
que trabajó con nosotros en la juventud peronista de aquella
época. Se tomaba la militancia como algo sentido en serio, y no había plata,
acá no había nada, poníamos plata nosotros para los afiche para hacer los
esténcil, sabíamos hacer pintadas con aros de humo. Ahora todos es distinto muy
distinto ser fiscal era ser parte de la
militancia, ahora es todo un comercio, es una militancia muy light chicos, muy
posmoderna, muy liquida lamentablemente no quiere decir que haya militancia
activa, yo trabajo mucho en córdoba, respeto la militancia aunque no comparta
las ideas. Me acuerdo que hasta los fachos en la década del 70 tenían una
formación sólida, ahora es cualquier cosa, ahora no te encontras con una
densidad fuerte en una discusión en un cambio de ideas, no entremos a
intelectualizar, sino a un cambio de ideas, sino mira ahora en la campaña,
globitos, por dios. Decir Cordobazo, para mi tiene sentido sagrado, fue una
expresión totalmente opuesta a lo que fue el acto el otro día, para decir el
Cordobazo. So lo apropio cualquiera, ahora la derecha también te habla del
Cordobazo, y son estos los de la luchas que no tienen nada que ver, con la
acotación que hace un montón de gente, inclusivo el mismo gobernador que
tenemos, un tipo que yo conozco desde esa época e igual que Schiaretti, un tipo
que aquí en mi casa ha estado, Schiaretti es un tipo que en los 70 de
militancia muy comprometido, se va al sur, después se va a Brasil, se lo acoplo
la gente de Cabalo, la derecha total, este loco fue de la derecha toda la vida,
cuando estuvo preso, los mismo presos pedían que lo sacaran porque lo iban a
matar, por eso no me extraña ahora que este aliado con Macri, que sea canciller
de Macri, es coherente. Fíjate vos en
esto fue un poquito más decente Schiaretti
que le dio un poquito más de bola a las comisión delos derechos humanos,
así creó los juicios de la perla.
E.:
Como dice Maria hoy es políticamente correcto eso.
J.:
No sé, no sé con ese discurso de Macri, que nos dejemos de rebatimos del pasado y todo lo demás no sé. En eso
Schiaretti le doy más bola a los derechos humanos, éste… “Las madres que no
cuidaron los hijos”, Terrible chicos, terrible.
Bueno
no sé si les he sido útil, pero yo estoy en lo que ustedes quieran.
E.:
bueno si se nos ocurre algo más, o a vos también y queres llamarnos.
J.:
Estoy a las órdenes de ustedes
E.:
Estamos muy agradecidos.
Entrevista
a Gabriela Adriana Pascualini
Nací en el hospital Fiorito de Avellaneda Provincia
de Buenos Aires, el 23 de Junio de 1968.
Lo que recuerdo es que en 1976 comenzaron las
razias en mi zona, no se podía hacer reuniones en las casa. Si las personas no
tenían documentos la policía te llevaba a la comisaría. Muchas veces he visto
como los chicos que se juntaban en la esquina de mi casa eran palpados de armas
por los policías, que subían sus autos a la vereda y les pedían documentos y el
que no tenía era llevado. Muchas veces eran los vecinos los que avisaban a los
padres de los jóvenes que se llevaban.
Yo iba a la escuela primaria cerca de casa a la
Escuela 57 de Avellaneda a cinco cuadras de mi casa, y sabían ir a hostigar
dentro de la Escuela y les preguntaban de qué partido eran las maestras.
Mi padre era peronista se llamaba Mario Pascualini,
hijo de italianos, nació en Alta Gracias, trabajaba en la Darsena D y era
sindicalista y también estaba en la comisión del barrio y con otras personas
habían formado un Comedor, era afiliado al partido peronista. Tenían unos
compañeros que se llevaron y nunca más se supo de ellos, eran muy amigos de mis
padres tanto así que serían padrinos de mi hermano, y un día que salieron de mi
casa los detuvieron justo en la puerta y se los llevaron en autos separados.
Nunca más se supo de ellos. Mi padre siguió igual con la lista interna de las
elecciones sindicales (lista morada), luego encontraron al compañero de mi
padre tirado en una zanja con un tiro en la cabeza.
Mi padre nos advirtió que en cualquier momento lo
irían a buscar, a partir de ahí los amigos nos dejaron solos. Tenía a modo de
archivo dos cuadernos, con direcciones, nombres, teléfonos, de quienes ayudaban
en el comedor, y mi papá me dijo que iba tratar de ir al puerto, ya lo habían
advertido. Un día me llevó a la escuela y no pudimos llegar, lo detuvieron y lo
llevaron, él impidió que me llevaran a mí, y yo corrí y me fui a casa.
Entraron a casa y se llevaron todo lo que
quisieron, cosas de valor, y nos
amenazaban y luego se lo llevaron y mi madre pudo comunicarse con mi hermano
mayor, y pusieron un abogado y presentaron un Habeas Corpus pasaron como seis
meses antes de encontrarlo, pero lo encontró.
Yo estaba en la primaria y sentía que me
interrogaban, me preguntaban cosas como cuáles eran las actividades de mi
padre, los amigos, y me sacaban hasta dos veces del aula para preguntarme esas
cosas.
Mi mamá quemó todos los papeles que tenía mi padre,
panfletos de su lista sindical. Después de eso volvieron a mi casa cuando
todavía lo tenían detenido a mi padre. Eran casi las doce de la noche y tiran
la puerta abajo, mi madre nos agarró, nos llevaron en un micro. Eran todos
conocidos de mi papá los que estaban en ese micro, nos llevaron a la ESMA.
Yo recuerdo que bajamos del micro y recuerdo haber
leído la palabra ESMA en el muro de entrada. Nos hicieron sentar en unas gradas
a mí y a mi hermanito que tenía 5 años y yo 8 años. Había otros chicos con un
bebé a upa y tendría unos 14 años. Desde luego no recuerdo el nombre pero
recordaría si volverá a verlo!
En esa oportunidad me agarraron y me llevaron
caminando y me preguntaban y decían cosas como “mirá nena si no hablás te va a
pasar eso.
Recuerdo que había un militar de esos que tenían
atado a una persona y uno lo mojaba y un cable con electricidad (la sra
Pascualini llora y cambiamos de tema después de tranquilizarse)
Le inventábamos historias a mi hermano menor y
vimos otros chicos pero nunca pudimos tomar contacto mientras estábamos
detenidos.
Me llevaron a caminar y entramos a un lugar donde había personas
con vendas en los ojos, otros atados, y los militares tocaban a esas personas
con la punta del cañón y les decían, “ahora te toca a vos, ahora te toca a vos”
y me obligaban a mirar y me decían “tenés que mirar para aprender porque tu
papá no quiere aprender”.
Después me llevaron otra vez a las gradas, no nos
dejaron mover de ahí, estuvimos dos días, no nos dejaron ir al baño, mi hermano
se mojó. Al otro día nos llevaron al micro otra vez pude ver a la esposa del
amigo de mi papá, ese que habían encontrado con un tiro en la cabeza, esa sra
estaba en el fondo del micro. Cuando volvimos a casa nos habían saqueado toda
la casa, y nos habían tirado todo hasta las macetas.
Al tiempo soltaron a mi papá y seguro que siguió
vigilado pero ya no volvieron a llevarlo.
Yo he hecho terapia para sobrellevar esa pena y
siempre le decía a mí psicóloga que ya llegaría el momento de hablar. Hasta que
así fue. El peso que tengo en el alma es el haber sobrevivido. Siempre tendré
la duda de qué le pasó a esos niños, de los que no recuerdo ni sus nombres.
Supongo que alguna vez tendré que ir a ese lugar, y
como dije en el “Bosque de la Memoria” tendré que enfrentar al Dragón.
E.E Querés decir algo más
G.A.P. Algo más, una frase muy usada “Nunca Más” .
HIJOS en Traslasierra
HIJOS en Traslasierra
Prohibido sembrar naranjos
Chupando
una naranja brillante, soleada
en
una nube o en un andamio
qué más da
en un trapecio estaba ángel-dos mirando a los hombres
en un trapecio estaba ángel-dos mirando a los hombres
los hombres ignoraban que ángel-dos o ángel
trescientosveintemil
pudieran preocuparse por la salud y las penas
de los hombres simplemente
chupando una naranja
colgados de una nube
se acabaron los ángeles de la guarda
se acabaron los ángeles de madera
de yeso
de piedra
de cartón pintado
se acabaron los ángeles dibujados en las cunas
se acabaron los ángeles idiotas con rulos
dorados
ángel-dos era un ángel que chupaba naranjas
soleadas
y escupía semillas mientras miraba a los
hombres
nada le importaba tanto ni le gustaba tanto
como esa tarea y esas tardes naranjas
y naranjazos
porque también ángel-dos tiraba naranjazos a
los verdugos
justamente en la nuca
y los verdugos morían a naranjazos
porque también ángel-dos
de tanto mirar a los hombres
de tanto mirar a los hombres
comprendió que ya había terminado la historia
de los
ángeles
ángeles
y comenzaba un tiempo de naranjas.
El
Valle de Traslasierra.
Traslasierra es una región
ubicada al Oeste de las Altas Cumbres de Córdoba, y en varios aspectos es una
especie de extramuros en relación al resto de la provincia. El tres por ciento
del monte nativo que se preserva está en este territorio, tal vez es también la
zona turística más agreste, en la que prevalece la naturaleza con una
intervención humana menor que en las demás regiones.
La población se siente
aislada, distante, de la ciudad capital y en cierta forma a resguardo de los
centros urbanos, este sentimiento también es reversible porque vasta tener una
conversación en cualquiera de los circuitos de la ciudad para notar el
extrañamiento, la nostalgia o la sana envidia que suscita el solo hecho de identificarse
como de acá.
Esta noción de alejamiento
y amparo no es nueva, es una construcción emocional identitaria y por ende
cultural que viene de muy atrás. En materia de derechos humanos en relación al
impacto de la dictadura está asociada al preconcepto, muy instalado que puede
sintetizarse con el conocido: “Acá no pasó nada”.
Sin embargo en Traslasierra
hay por lo menos diez desaparecidos, la mayoría fueron secuestrados lejos del
Valle, a excepción de un caso del que se tiene certeza del secuestro realizado
localmente y otro del que se tiene sospechas de haber sido asesinado en la
comisaría de Villa Dolores, el resto se
lo devoró el silencio de la comunidad que muchas veces impuso un silencio
endógeno en las propias familias y que terminó por invisibilizar la huella de
la represión.[8]
El tiempo de memoria se instaló al cumplirse los cuarenta
años del golpe de estado cívico militar con el surgimiento de la comisión por
la memoria[9] y las acciones por la
recuperación de ese pasado y la lucha contra el olvido que llevaron adelante
algunas instituciones por reflejo de las políticas públicas del estado
nacional.
En el presente son residentes cuatro hijos de
desaparecidos Martín Lowe, Cecilia Mogilner Cavaldá, Ramiro Ledesma y Margarita
Fioriti. Distribuidos en las localidades de este valle de norte a sur, desde
Villa Dolores hasta Mina Clavero, pasando por Los Hornillos y por Nono. Ninguno
de ellos nació en Traslasierra, pero es sin dudas un tiempo nuevo el que los
convoca en este lugar.
Tiempo
de abrazos
Martín vive en Villa
Dolores desde hace unos cuatro años:
“Por
qué acá? Eeeh, no tiene nada que ver con mi vieja ni nada eh, fue una
casualidad que termine acá…me vine acá, porque la verdad ya estaba medio
harto…de la ciudad de Córdoba, los chicos chicos, la verdad que no daba para
seguirlos criándolos ahí”. Él es hijo de Stella Maris Altamirano, nacida en esa misma
ciudad, y de Ernesto Lowe oriundo de la ciudad capital, estos se conocieron en
la Universidad Nacional de Córdoba y ambos militaban en una organización obrera[10] que los envió a la zona de
Mataderos, Buenos Aires, donde fueron abatidos por la dictadura, junto a los
padres de Emiliano Fessia[11].
Los dos niños eran muy
pequeños, Martín no llegaba a los tres años y Emiliano solo hacía once días que
había nacido cuando la casa en la que estaban, junto a la madre del primero y
los padres del segundo, fue copada por un grupo de tareas que comenzó con los
disparos los bombazos ferozmente en cuanto rodearon la casa, se cree que fue
pedido un alto el fuego y pudieron salir ambos, uno apenas caminando y el otro
en su moisés. Luego el tiroteo continuó hasta el final, en el que fallecen los
tres adultos.
Emiliano dice sobre estos
hechos: “Mi historia tiene que ver con la
de Martin Lowe. Una patota llegó a la casa donde estaban nuestros padres,
parece que en un momento dicen: “esperen que adentro hay niños”. Yo recabé parte
de esa información porque fui al lugar donde ocurrió y unos vecinos que vivían
desde aquella época me contaron que del grupo de tareas tiraron una bazuca,
entraron por el techo pero en un momento se da una tregua y permite que
salgamos los dos niños. Esto fue el 18 de noviembre de 1976, yo tenía once días
y Martín casi tres años. El relato dice que me pusieron en sus brazos y me sacó
de allí. Allí los militares nos llevan a estos lugares donde se podía dejar
niños.
Martín, también está
convencido que sacó en sus brazos a Emiliano de aquella casa, sin embargo
también tiene dudas acerca de la fuerza que necesita un niñito para cumplir
esto: “…estábamos en un departamento con mi vieja y este matrimonio y estábamos
yo y Emiliano que era un bebito…la leyenda cuenta que cuando se le terminan la
municiones piden una tregua para sacarnos a nosotros entonces dicen que salgo
yo con este bebito. Que a mí me cuesta creer que con dos años y chirolas
agarrando un bebé no se…el relato esta aceptado ya, pero bue. Yo los veía a los
chiquitos míos a la edad de dos años y pico, casi tres y más de una vez me lo
pregunté ¿serán capaces estos de agarrar un bebito y salir?, pero bue
supongamos que sí, la cuestión es que cuando salimos después a ellos los matan
a los tres y de ahí vamos a parar como a una especie de casa cuna en Ituzango
con este otro changuito”[12]
En
un moisés de mimbre que empujaron desde una puerta entreabierta o en los brazos
de Martín, eso qué importa, Emiliano
salvó su vida y ambos niños lo hicieron como en un abrazo en el que se funden
en cada encuentro, del último fui testigo y lo registré en un tipo de foto que
no puede borrarse, ni perderse en el espacio virtual, a pura sonrisa mirando de
frente sin temores ni odios, de sus hombros
cuelgan los brazos en un gesto casi infantil, de pura ternura.
Un
tiempo nuevo
Los cuatro tienen las manos
cargadas de naranjas, parafraseando la metáfora del poema de Mónica Morán. Sus
vidas están llenas de alegría y de esperanza, no guardan rencores ni odios,
aunque están todos de acuerdo que a los verdugos de sus padres les tirarían
naranjasos de verdad, de memoria y especialmente de justicia.
Se escucha en sus voces el
orgullo de ser los hijos de quienes fueron. Ninguno de ellos tuvo la
oportunidad de conocer a sus padres porque eran muy pequeños cuando fueron
arrebatadas las vidas de estos, por el accionar del terrorismo de estado, que
por cierto, en esta provincia comenzó mucho antes del 24 de Marzo de 1976.
Los cuatro son huérfanos de
padre y madre, y estos estaban juntos cuando fueron asesinados. Sus
progenitores militaban en organizaciones diversas pero en todos los casos su
accionar político se cruzaba con un tiempo de compañerismo y de familia, de lo
que nos gusta deducir que fueron deseados y gestados como hijos del amor más
profundo, ese amor que tiene cara y cuerpo de compromiso de esa especie que
lleva al género humano a creer, pese a todo, en el hombre, en su capacidad de
transformarse y transformar, en las razones tan necesarias hoy como ayer para
salvar a la raza humana. Ambos padres estaban unidos en la lucha por un mundo
mejor y en medio de esa lucha nacieron ellos, producto, sin lugar a dudas, de
la más absoluta convicción.
Pasaron por similares
emociones, enfrentaron idénticos temores, incomprensiones y cuestionamientos
sin resolución. Fueron criados con la verdad y en algún momento de sus vidas
comenzaron a investigar por sus propios medios o con la ayuda de sus familiares
más próximos. Algunos de ellos se acercaron directa o indirectamente a la
organización HIJOS[13] donde hicieron su
experiencia de militancia con quienes tenían sus idénticas preguntas: ¿Quiénes
habían sido sus padres y por qué razones habían desaparecido?
Martín cuenta que pasó por
los años de la secundaria una época de no comprender ni querer saber mucho “yo en esa etapa de mi vida estaba negado
pero absolutamente negado, después no, era al contrario, quería juntarme con
todos los que habían sido compañeros de él, que se yo, de mi vieja, de mi viejo
de todo, y bueno y escucharlos que hablen, que me cuenten, el tema era darles
cuerpo”[14]
Cecilia dice que ella y su
hermana melliza, Laura, recuperaron su apellido paterno recién a los 18 años
cuando pudieron hacer por sí mismas el trámite en el registro civil y
decidieron llevar ambos apellidos por el orgullo que tanto su madre como su
padre despiertan en ellas. Es en la época
del secundario cuando comenzamos a tomar conciencia y fue mi hermana la que
participó antes que yo en la organización HIJOS, yo tardé un poco más pero
luego fue al revés y me involucré yo. [15]
Ramiro Eliseo Ledesma vive
en Nono, es oriundo de Villa María donde
vivió hasta que fue llevado al exilio en Suecia. Sus padres comenzaron
una militancia revolucionaria en la Universidad Nacional de Córdoba, y fueron
desaparecidos, junto a dos de sus tíos, entre diciembre de 1975 y marzo de 1976
en Buenos Aires. Mi padre llegó a ser un importante cuadro del ERP: “Para mí es un héroe, pero ojo también me
parece que tuvieron sus responsabilidades”. Lo que más respeto es su
entrega, dice Ramiro y habla en términos de presente cuando sostiene: “que hay que crear algo nuevo, no sé qué es
tampoco, pero si estoy seguro que su entrega era por un futuro mejor para
todos”. Vino a vivir al valle no solo porque es un lugar lindo, sino porque
es un buen lugar para criar a los hijos. Ramiro le puso a sus dos hijos varos
los nombres de padre.
Margarita Fioriti[16]
es titiritera y usualmente vive como transumante llevando su arte especialmente
para niños. El valle de Traslasierra es su casa estable aunque prefiera moverse
siempre de un lado a otro. Hizo una película para rescatar la memoria de sus
padres desaparecidos en la zona Oeste del Gran Buenos Aires. Fue criada en
Bahía Blanca por un hermano de su mamá como un integrante más de la familia,
sus primos son en realidad sus hermanos y sus tíos, sus padres. Heredó la beta
artística de su padre y el compromiso social de su madre. Conoce a las claras
el alto grado de empeño de sus padres con la causa de la revolución y está
orgullosa de ello: “Mis viejos
hicieron la revolución a favor de la vida y yo también, porque me pongo un
títere (levanta la mano como teniendo uno) y estoy militando, y estoy diciendo,
y estoy contando y me estoy rebelando contra un montón de cosas…pero tenemos
que llenar esa revolución nuestra de contenido, y de amor porque en definitiva
lo estamos haciendo por una vida más hermosa, por el compañero, por algo
colectivo, no es una revolución individual, lo que ocurre ahora es que lo
tenemos que hacer todos juntos, lo que quisieron hacer en ese momento que se
llevaron a nuestros seres que amábamos a todos nuestros desaparecidos, por qué
se los llevaron ( se pregunta y se contesta) Porque ellos querían un cambio
para todos…”
Tiempo
de naranjas
Escuchar que no hay en sus
vidas ni el menor atisbo de venganza, sino todo lo contrario. Martín, Cecilia,
Ramiro y Margarita no buscan ser reconocidos en un altruismo que los destaque,
ni muchos menos en una compasión que los contenga, no necesitan ser nuestros
hijos porque ellos saben quiénes fueron sus padres y están felices de eso. Hoy
son parte de este valle que los trajo por diferentes razones pero todas unidas
a la idea de armonía y de convivencia con las personas y la naturaleza de este
lugar. Como dice Margarita cuando recita el poema de Mónica Morán, tal vez sea
este Un Tiempo de Naranjas.
Martín
Lowe
Martín
Lowe[17]: En una época de mi vida también anduve así más o
menos como ustedes y bollando preguntando, averiguando sobre mi padre: ¿che qué
tal era mi viejo? ¿Qué tal era mi vieja? ¿Qué hacían? Digamos, que le gustaba,
y bue hay alguna gente que, que me ayudo, otros no tanto, otro que directamente
me mando a la mierda, y listo y bue, pero bue que se yo, yo lo que puede hacer
es transferirles un poco eso, digamos, yo eh ido recopilando, pero no tengo
vivencias propias.
Equipo
de Entrevistas: R: Pero eso es
muy valioso para nosotros, es muy valioso, asique cuando vos te sientas cómodo,
pongamos una fecha, así, que vos puedas y que podamos nosotros también, ¿no?
M: Nosotros hasta ahora eee, R: Lo venimos haciendo
los miércoles, M: coincide que los miércoles, podemos.
M: los miércoles les queda bien, bueno, ¿les queda
mejor a la mañana a la tarde a la noche?
E.E: M: A la siesta.
M: A la siesta
E.E: R: ¿Dos, tres de la tarde tres cuatro? M: Si,
a esta hora, a partir de las tres de la tarde, de esta hora. M: Ósea a la
mañana yo laburo. R: Si, yo también preferiría, a la mañana también estoy
ocupado.
M: bueno a la tarde.
E.E: R: Si, después del medio día, a la siesta es
un buen momento, no sé si vos, tres de la tarde, para aprovechar un poco la
siesta, ¿sí?
M: Si, si no hay drama.
E.E: R: ¿Y en el CIPREM conseguiremos el espacio?
M: yo no tengo la llave, pero no se ee, la la le preguntamos a Mónica. R: Si,
lo vamos a conseguir M: y le confirmamos a él. R: ¡hay esta!
M: Si confírmenme también el lugar, entonces ni el
lunes ni el jueves a la tarde, donde ustedes me digan.
E.E: R: Porque hay una oficina del CIPREM M: Porque
si no la UEPC m: la UEPC si tiene un espacio, ellos esta abiertos
M: ¿Ahí en la San Martin?
E.E: M: Claro, ee Porque la Liliana nos ha prestado
el lugar inclusive para hacer M: Y si no la Conana. R: Claro, ¿vos tenes llave
de ahí? M: si, si R: a bueno estamos tranquilos a esta hora ¿no? M: ¿Sabes
donde es?
M: Si, si al lado de la farmacia del cordiez para
arriba al lado de la farmacia comercio creo que es.
E.E: Entonces el miércoles a las 3. M: miércoles,
5, 6,7 creo que es.
M: No, no debe ser tanto.
E.E: R: Si, si es 7, jueves es 8 viernes 9 M: Si
mañana es primero dos tres. R: Si, si es 7. M: Bueno un día antes te mandamos
un mensajito para confirmar todo.
M: Bueno, en un principio seria el miércoles a las
tres ahí en las conanas.
E.E: M: Bueno y que te pediríamos, si tenes fotos
de tu mama, incluyamos a tu papa también ¿nos vas contar de tu papa?... ¿Él no era de acá?
M: Si, si lo lo. No, el eh en realidad, nace en
Entre Ríos, y se viene a estudiare eh, emm en la secundaria ya creo, al final
emm de la secundaria creo o en la universidad se viene a vivir a Córdoba. Y
después cuando mi vieja va de acá para allá a estudiar psicología se conocen.
E.E: M: ¿Tú mama término y todo? M: ah tu mama era
psicóloga.
M: Si, si
E.E: ¿Ya los dos los llevan juntos? oo…
M: No, no a ellos en realidad no los no no los
llevan a ningún lado, los matan directamente en enfrentamientos, eh a mi papa
primero y a mi vieja veinte días después maso menos, mi papa fue en octubre y
mi vieja mediados de noviembre.
E.E: R: De noviembre claro. M: ¿Y estabas vos
chiquito de cuánto?
M: Yo estaba con dos años, ya en febrero siguiente
cumplía tres, así que dos años y…
E.E: M: Ah eras chiquito y el único.
M: Mmm no, yo estoy eh cuando lo matan a mi papá no
estábamos presentes, si cuando la matan a mi vieja yo estaba, estaba mi vieja y
un matrimonio Fessia el muchacho de apellido y estaba yo y estaba el hijo de
ellos que era un bebito recién nacido eh eran, esto fue en Buenos Aires en
mataderos. Y estaban en un departamento que ellos en realidad eran de una
organización que por lo que me cuentan estaba toda infiltrada por todos lados
entonces...
E.E: R: ¿Y qué organización estaban?
M: OCPO, Organización comunista poder obrero si a
la izquierda de eso está la ¿NOSPO?, (entre risas) La nada misma, no hay más
nada ya se acabó todo
E.E: R: No, no si la conozco, comunista trotsko… si
si lo conozco eran comunistas de origen trotskista.
M: Era, al principio en Córdoba se llamaba era eh
El obrero…
E.E: R: Si, si poder obrero.
M: No era poder obrero era El obrero se llamaba y
después se transforma en NOSPO, que era ya una organización mas nacional.
E.E: M: Mira, es la primera vez que la escucho. M:
si yo también R: No, yo tengo entrevistada una chica, bueno una mujer grande
ya.
M.L: Y bueno y mi viejo era medio mm un dirigente
de esa organización. Si, entonces lo matan a él volviendo a una casa donde
nosotros vivíamos, va a buscar huevadas,
folletos, una máquina de escribir…lo emboscan a él y a otro y los matan ahí en
un Citroën. Y después ya nos habíamos ido de esa casa y estábamos en un departamento
con mi vieja y este matrimonio y estabamos yo y Emiliano que era un bebito y
también se enfrentaron estaba totalmente rodeados cuando se termina… la leyenda
cuenta que cuando se le terminan la municiones piden una tregua para sacarnos a
nosotros entonces dicen que salgo yo con este bebito. Que a mí me cuesta creer
que con dos años y chirolas agarrando un mm no se…
E.E: M: ¿Quién te cuenta esto?
M.L:: Y no se ya, es generalizado y esta
popularizado eso entonces…El relato esta aceptado ya, pero bue. Yo los veía a
los chiquitos míos a la edad de dos años y pico casi tres y yo dije más de una
vez me lo pregunte serán capaces estos de agarrar un bebito y salir, pero bue
supongamos que sí, la cuestión es que cuando salen bue, después a ellos los
matan a los tres y de ahí vamos a parar como a una especie de casa cuna en
Ituzango con este otro changuito la cuestión que a él lo sacan primero como,
porque tenía un abuelo que es juez, que era juez y lo logra encontrar rápido y
a mí me rescata mi abuela la ma de mi
viejo que estaban en Córdoba y ya había venido de Buenos Aires y estuvo treinta
días dando vuelta por todos lados y por medio de un militar amigo consiguió
saber dónde estaba yo, y estuve yo un mes ahí maso menos yy…
E.E: M: Ósea te salvaste de ser expropiado… M: De
ahí, de pedo
M: ¡De pedo! Yo podría haber ido a parar a
cualquier lado ¡Sí! A cualquier lado podría haber ido a parar vaya a saber
donde
E.E: M: Si, si te te…
M: Si, si fue de casualidad nomas, porque se movió
mucho mi abuela y bueno de ahí me voy a vivir con mis abuelos paternos desde
esa edad porque si, esto fue a final de año me imagino yo del 76’ yy, y bue a
partir de ahí mi abuela no no quiso, me armo una especie de coraza ideológica
y, que es totalmente entendible pobre,
ella perdió a su hijo a su nuera y otro hijo más, yo tengo un tío también
desaparecido, que en… miento miento ya no es más desaparecido porque hayamos
los restos en Rosario…
E.E: M: ¡Ah mira! R: en el cementerio de Rosario
M: El año pasado nos restituyeron los restos estee…
E.E: M: ¿Y de tu mama y de tu papa? R: Una
compañera de trabajo...
M: No todavía no.
E.E: M: ¡Ah! ¿No?
M: No porque yo no me he movido mucho tampoco, me
falta todavía. Maso menos….
E.E: M:¿Y qué tendrías que moverte vos? ¿Dar los
datos?
M: Empezar aaa moverme… no no yo la sangre fui al
equipo de antropología deja la muestra de sangre todos, eso está todo, hay
algunos indicios por medio de un tío de mí, hermana de mi vieja que vive en
Francia que tiene una referencia una amiga que, ee que se yo que está en el
cementerio de Chacarita mmm y mao menos que se puede saber dónde y bue pero
habría que ponerse más… firmemente
E.E: R: El otro cementerio importante de esos
procedimientos el de Avellaneda, tierra Avellaneda, fue el primer trabajo del
equipo de antropología forense, el primer gran trabajo…
M: Así que eee, de mi vieja, de mi viejo, no,
ningún indicio de nada… Así que...
E.E: M: Asique ellos nunca estuvieron presos.
M: No no, no ellos no, a ellos los matan en
enfrentamientos.
E.E: M: ¿Y edades de tus papas?
M: Y tenían veintisiete y veintiséis, veintisiete
mi vieja y veintiséis mi viejo… asique
E.E: M: ¿Y cuándo te, te surgió empezar a averiguar
sobre ellos?
M: Y maso menos cuando yo tenía 30 años.
E.E: M: Y si hace como 10 años.
M: Yo hasta esa edad yo, yo bebí… Vivía feliz
E.E: M: A todos los pasa lo mismo
M: Digamos diciendo, no, es lo que me toco, yo no
no conocí a mi viejo, no siento nada por mi vieja que se yo, hasta que un día
no me podía ni levantar de la cama.
E.E: M: ¿A si?
M: ¡Sí! Lo único que hacia es iba laburaba volvía y
me tiraba a la cama a llorar, llorar, llorar no sabía qué hacer.
E.E: M: ¿Y qué te paso que, te dio eso?
M: No, no no hubo nada en especial eh, no no
sentía, digamos no sucedió nada en especial, digamos yo no sé porque a los
treinta años fue eso, yo me acuerdo de haber cumplido treinta años y empezar a
querer…
E.E: M: Sabes porque pienso yo también, porque a
los… hace 10 años nos aut, porque a mí me paso exactamente lo mismo, yo a los,
hace diez años que yo quería salir a la calle a decir quién era y quería ee,
aparecer en alguna cosa y decir que tenía un hermano desaparecido y que lo que
me había pasado y era porque nos autorizaron a hablar. R: si el estado
habilito. M: El estado autorizo a hablar y a empezar a mover
M: yo, yo la verdad no no sabría decirte que es lo
que fue, a mí me paso, yo tengo una amiga que también ee tiene la mama fue
abatida ahí en la cárcel de San Martin ee a ella si la habían chupado y en un simulacro de de querer huir
de querer huir que se yo, la matan directamente, eestee y ella también digamos,
hubo un tiempo un poquito tiempo antes este le paso lo mismo antes que a mí…
entonces yo le empecé a buscar, mira, por medio de una prima mía que se yo,
recomendame alguna psicóloga porque esta
media… bue le conseguí yo toda la información, al poco tiempo –Viki pásame los
datos que te pase porque no los encuentro por ningún lado y estoy echo mierda,
peor que vos le digo, asique estábamos, y bueno yo hice en ese momento fui,
hice un año un año y pico de terapia con una chica que, en realidad tenía
bastante relación con desaparecidos y mucho con chicos, digamos eh adoptados y
que se yo que digamos tema, porque…
E.E: R: La cuestión identitaria y todo eso.
M: Si, si si más que eso, pero emm es canalizar la
bronca por algún lado.
E.E: R: Seguramente por eso, ¿No te acercaste nunca
a una organización?
M: No, no no jamás, no pero yo imagino que más que
nada por todo este tema de mi educación que tuvo, yo en primer año de la
secundaria, recién entraba en secundaria, yo era un pichoncito y que se yo, mis
compañeros de curso me elijen delegado del centro de estudiantes por el curso,
fue mi abuela, casi derribo el colegio, -O lo sacan del centro de estudiantes o
me lo llevo de acá- Estaba pobre, y es totalmente entendible, yo en ese momento
no entendía un sorete, no sabía que pasaba, amen de que ya si me había
explicado, porque era, porque yo, mis viejos no estaban qué se yo, pero yo no,
yo digamos no alcanzaba a comprender todo eso, pero bue que se yo, fue como se
fue dando digamos por eso también si yo no no, participe nunca en Hijos, y yo
tenía una prima por parte de mi mama (ee) que ella si, fue siempre muy activa,
se termina conociendo con Emiliano, con Emiliano Fessia el bebito que tome yo y
ella nos presenta y yo lo vengo a conocer después de si, 30 años maso menos lo
conocí…
E.E: M: ¿Y nunca te nació buscarlos?
M: No, no no yo en esa etapa de mi vida estaba
negado pero absolutamente negado, después no, era al contrario, quería juntarme
con todos los que habían sido compañeros de él, que se yo, de mi vieja de mi
viejo de todo, y bueno y escucharlos que hablen, que me cuenten, el tema era
darle cuerpo..
E.E: ¿Y le diste cuerpo a esa historia?
M: Si, si yo creo que si no se si todo lo que
podría llegar a ser, si alcance a grabar todo lo que me dijeron también o a
maso menos darle un emm eh siempre mi historia era un quilombo digamos yo no sé
qué había sido primero, que había sido después, que antes, que luego, no no
sabía nada, no podía armarlo, bueno mao menos yo me he armado lo mío y a la
bosta listo, ya está, yo ya hice la catarsis que tenía que hacer, yo ya hice
las paces con mi viejo, porque ahí una época que yo tenía muy mucha bronca con
ellos, mucha bronca y no había nada, ni siquiera una caja ahí para ir a
reclamar algo, nada nada, entonces eso es lo que más costaba.
E.E: R: Discúlpame que te pregunte, y esa, ¿eso de
reconstruir esa historia, de tus padres, termino de sacar la bronca y
transformarla en qué?
M: no, no sé si transformarla en que emm por lo menos
en algo que no sea nocivo para mí, porque yo tenía mucha bronca, era eso em,
son las preguntas que yo creo, que uno maso menos a cualquiera en la situación
le pueden llegar a surgir, ¿porque mierda siguieron? Porque qué se yo… Pero, no
no era más que nada sacarme algo que yo con el tiempo me estaba…
E.E: R: ¿Pero vos no militaste nunca? En otras
cuestiones políticas sociales
M: No, tampoco
E.E: M: ¿Te habrá echo un clik también el haber
sido padre?
M: Es que yo no era padre en ese momento, yo tengo
una hija de 14 años pero eh está conmigo hace 8 porque la adopte a ella con
seis años, así que no era padre en ese momento tampoco, así que no no era por
ese lado tampoco… no sé, no sé qué es lo que… ahora si se dio en el tiempo que
se tenía que dar qué se yo pero bue…
E.E: R: ¿Tenes documentación, de alguna manera algo
de esa carrera, de ese recorrido que hiciste para reconstruir? Presentaciones
en algún lado, documentación, fotos que tengas copias y si queres participar en
esto.
M: Bue yo me fijo, debe haber algunas cosas,
incluso hay un libro que mi viejo, estudiaba arquitectura ee no termina de
presentar la tesis para no salir de la facultad, y seguir militando en la
facultad que se yo, y hay una, un libro que se llama ee algo de los arquitectos
desaparecidos, algo por el estilo, yo tengo una copia, y bue ahí hay
información de él, y de mi vieja no tengo tantas cosas.
E.E: M: y ella vivió toda su vida acá en Dolores
M: Primaria y secundaria.
E.E: M: Porque hay gente que la conoce acá. M: Y
después se fue a la nacional.
M: si, si
E.E: R: ¿Queres nombraros personas que vos puedas,
creas que puedan darnos alguna…?
M: De hecho hay una prima de ella viva acá.
E.E: R: ¿El apellido?
M: Eee Rivarola, Graciela Rivarola. Ee si, si ella
ee
E.E: R: Para recuperar su infancia y su
adolescencia.
M: Yo creería que si estaría muy bueno. Con ella,
cuando yo me vine a vivir acá, con ella fue con la que intente hablar más pero
sí...
E.E: R: ¿La militancia empezó allá? ¿Claramente la
militancia empezó allá? En la Ciudad de Córdoba
M: Si, si si
E.E: M: ¿Porque te viniste a vivir a Villa Dolores?
M: Eee, no tiene nada que ver con mi vieja ni nada
eh, fue una casualidad que termine acá
E.E: M: ¿Pero tus abuelos maternos están acá?
M: No, no fallecieron ellos, hace muchos años
E.E: M: ¿Y no tenes familia acá?
M: La prima esta de de de, mi tia y una amiga de
de, y un hijo de ellos mi primo.
E.E: M: ¿Tenes el apellido?
M: eee si Pedro Rivarola
E.E: M: Ah si el me hablo una ves de vos
M: Jose Luis
E.E: M: Hace cuatro o cinco años, porque él es
concejal de…
M: él es concejal de acá si si si
E.E: Claro, entonces en un acto me dijo, yo tengo
un primo, ta ta ta, entonces bueno ahí le voy a dar el teléfono mío, para que
cuando él quiera y pueda…
M: Estee yy me vine acá, porque la verdad ya estaba
medio harto, asqueado de la ciudad de Córdoba, los chicos chicos, la verdad que
no daba para seguirlos criandolos ahí
E.E: M: ¿Y tus abuelos están vivos?
M: No no no, ninguno de ellos
E.E: R: Leímos por ahí que uno de las abuelas muere
a los 83 años
M: Si, mi abuela eh
E.E: M: La que te crio. R: La que te crio a vos,
¿Es la madre de…
M: De mi papá
E.E: R: De tu papá.
M: En el año 2000 muere ella
E.E: R: Y, ella, digamos por esto tan interesante
que vos contas de protegerte como en una campana ¿no? Algo así lo interprete yo
¿que decía de tu papá?
M: No ella estaba muy eem digamos no no al
contrario ella no cierto, la ideología de ella era muy parecida, digamos
obviamente lo sentía muchísimo pero ella no lo recriminaba en nada, se
lamentaba obviamente pero, ella no le recrimino nada.
E.E: R: Pero ¿Hablaba de un joven rebelde, de un
joven muy ideológico, digamos participativo?
M: Si, si era en eso, trato de buscar una igualdad
siempre, de de buscar mejorar para todos. Si hay una parte, digamos yo tengo
tíos míos, ellos eran 4 hermanos por parte de mi papá, una tía que vive acá en
San Luis capital, un tío que vive en Córdoba y bueno y los otros dos
desaparecieron, el tío mío de Córdoba sí, no él está completamente en contra
E.E: M: Negado…
M: Si completamente negado, culpa a mi papa de
haber llevado al otro de la mano, pero después con el tiempo se supo que el
otro era más militante que mi viejo en Rosario, asi que era unn…
E.E: R: Con rosario, con esa historia de Rosario
¿No has hecho contacto?
M: no, no no, porque incluso no se conoce ninguna
pareja de mi tío que haya habido ni nada por el estilo, no
E.E: R: ¿Y porque Rosario sabe?
M: mm no, yo imagino porque también mi tío era parte también del dirigencial,
entonces lo mandan ahí, es más nosotros, cuando mis viejos se enteran que los
estaban buscando en Córdoba, nos fuimos a vivir a Mendoza, estuvimos ahí un
tiempo y mandaron a llamar a Buenos Aires directamente para ir allá seguramente
a mi tío lo mandaron a Rosario
E.E: R: Claro, asi que era poco tiempo el que
llevaban en Buenos Aires
M: yy, si no habrá sido mucho, habrá sido un año
E.E: R: Pensando en la organización comunista
trotskista que es muy importante en el primer cordón industrial en toda la zona
de Morón igual que este la Matanza, todo
ese primer cordón que la presencia de la fábrica le da un accionar ¿Has podido
construir algo con ese partido o no?
M: No, no pero Emiliano si, él fue hasta allá,
estuvo en el departamento donde los agarran estos viejos a mi vieja, incluso
habla con una vecina de no se cuantos años, y estuvo esa noche, estaba en su
casa y que decía que había gente por todo el techo, disparos toda la noche, y
el después me conto todo eso, pero yo no no eh sentido necesidades
E.E: R: Por ahí esto de hoy es como una charla
porque nosotros tenemos como un orden, pero hoy se dio así. Queríamos
preguntarte desde el nacimiento de tu
madre y de tu padre también por su puesto lo quieras, así que si lo pensas para
la próxima, te ordenas vos y a nosotros nos va a resultar muy. M: Si después
que nos cuentes, digamos lo de la juventud o la niñez de tu mama, que seguro tu
tía nos puede contar mas de su carácter y de su
M: Yo creo que si
E.E: R: Y después de hoy seguro te van a hacer
algunos clik y después puedas contarnos así, muy agradecido por lo de hoy ¿no?
M: Si si la verdad que si. M: ¿Y vos cuantos chicos tenes?
M: Tres, una de 14 y dos de 6
E.E: M: Claro la Gabi Carreño la conoces
M: Claro, ella es la maestra de los mellizos
E.E: M: Si ella me hablo de vos. M: ¿Y los niños
saben?
M: Si, si si, digamos la más grande si, los otros
dos todavía no tienen mucha conciencia, pero si la mas grande si todo. No,
digamos es un tema que no, anteriormente
sentarme yo halar no hubiera podido, no no, después que uno ya va maso menos
haciendo el proceso, yo antes decía mi vie.. y ya me quebraba los costados,
estee, pero no si si, digamos ahora ya es algo mas naturalizado
E.E: M: ¿Y eras único hijo?
M: Si, si si
E.E: M: Si yo creo que todo se deben un homenaje en un reconocimiento, en algo,
porque te digo, la mayoría al principio el pueblo de Villa Dolores decía –No
hay desaparecidos- y empezamos así, y encontramos historias, historias,
historias, así que esta bueno que salgan a la luz y que salgan que se
reconozcan que se valoricen. M: Si, lo que nosotros por ahí lo que se había
captado que, bueno nosotros en San Javier también, hicimos un relevamiento por
el caso de Sonia Torres que también ah sido de Villa Dolores, que se dio esto
que también en San Javier no paso nada (Del minuto 23:45 al 24:05 no se
entiende el dialogo por ruido del fondo)
E.E: M:… Y resulta que en la época de la dictadura
la mataron y la enterraron en el cementerio, la mataron en otro lado pero la
enterraron ahí, todavía nosotros no tenemos claro, es una investigación que
tenemos que hacer, ¿Por qué decidieron enterrarla en San Javier? después de
toda una historia, que los militares manejaban toda esta zona, no dejaron que haya
velatorio ni nada, entonces bueno del acá no paso nada, al acá paso algo muy
fuerte… Y después han estado saliendo cosas que dicen acá si paso algo… y nos
paso a todos… también existe la sensación de que eso pasa en las ciudades
grandes y bueno, Villa Dolores también se ha resistido pero una vez que se sabe
si hay un interés por saber que gente del lugar… M: Si cuando nosotros hicimos
por primera vez la muestra de fotografías con los desaparecidos y maso menos la
historia este se acerco mucha gente, mucha gente de la edad mía, sesentones a
decir ah esta vivía frente a casa en esta calle, oh mira todo el mundo. M: Algo
sabían M: Algo sabia, de la parte de la vida digamos, bue lo demás la parte de
la diabla no digamos todavía que la diabla, pero de la vida sabían quienes era,
entonces eso es buenísimo. R: Bueno Martin nos gustaría que vos nos cuentes que
pensas de esta conducción que hace, hacemos sobre dientes, porque de alguna
marea yo en el 75´ estaba haciendo el secundario acá en Dolores, que pensas del
interés que hay de alguna manera instalando se en contrapelo en la sociedad,
¿que pensas vos?
M: no, emm cualquiera de estas acciones que se
hagan para mi están bárbaras, pero digamos yo creo que todo esto esta mucho
más, más naturalizado el recordar todo esto,
digamos porque vos ves 24, lo vez en un montón de cosas, cada ves que se
termina algún juicio, entonces como que esta mucho mas, la sociedad esta mucho
mas predispuesta, que pelea para que esto no vuelva a suceder con otro estilo
obviamente, pero yo creo que, incluso lo veo en los colegios, en los actos
también se hace, entonces yo creo que es algo que ya va estando carnalizado o
naturalizado y ya no se va a poder radicalizar, entonces todo lo que se haga va
a ser para radicalizar y para para meter mas firmemente la cuestión. Estee y
después que realmente le sirva para al
que… o si de algo sirve para cualquiera, para el que lo hace, para el que lo
entrevistan, para el que lo lee después es fantástico, con que le sirva a uno
la tarea ya esta cumplida no importa a quien si ya esta
E.E: R: En lo personal, alguna vez ¿pensaste en la
reivindicación de la lucha de tus
padres? Porque vos pasaste del no saber a la bronca y después me queda ahí
pendiente preguntarte
M: ¿De tomar la posta decís vos? O de
E.E: R: No, no tomar la posta porque son otros
tiempos, pero me refiero a la reivindicación de su lucha
M: eh que se yo mira, a mí me alcanza con haber yo
podido congraciado con ellos y suficiente yo o ya pase a entender todo de alguna forma que me eh porque siempre
cuesta tratar de vislumbrar y visualizar la época en la que, por que están
diferente a lo que pasa hoy en día que es muy difícil tratar de tomar
dimensiones de cómo se vivía en ese momento por mas que vos lo veas en una
película o un documental o lo leas mil
veces en un libro o una revista no es lo mismo estar viviéndolo, de hecho gente
que lo vivo dice –Yo nunca me entere de nada- Esta bien no te enteraste porque
no quisiste o porque realmente no te tenias que enterar. Pero entonces,
reivindicar la lucha de ellos digamos yo trato de hacerlo de alguna forma a mi
modo tratando siempre… yo siempre digo, mis viejos querían cambiar el mundo yo
con cambiar lo que esta alrededor mío yo creo que es suficiente, con la
filosofía parecida, similar con algunas cosas no tan extremas digamos pero tratar de modificar el micro entorno mío
de alguna forma…
E.E: M: Eh, haber una pregunta ¿Te has metido en
alguna comisión, gremio algo?
M: No, no
E.E: M: Tu entorno seria donde vos trabajas…
M: Mi familia, mi entorno laboral, la gente que
trabaja conmigo, digamos tratar que de no hacer ninguna desigualdad en los
ámbitos en los que mis hijos se desenvuelven, que ellos aprendan también eso y
de alguna forma eso tiene que empezar
por uno mismo, capaz es un poco mas lerdo entonces eso pero bueno varios
puntidos se van a unir en algún momento yo creo.
E.E: R: Por eso que hacemos esto. M: ¿Y hablaste
por ahí con algún sobreviviente que haya sido compañero de tu papá o tu mamá?
M: emm compañeros de agrupación, si si en Córdoba,
nos hemos juntado a cenar con ellos, compañeros de la facultad este si, hay de
todo un poco si… pero la gente que milito yo siempre la veo y siguen militando
no no, yo lo veo medios en un punto medio detenidos allá en el tiempo.
Evidentemente fue muy fuerte, muy fuerte. Y yo tengo gente ahí que han sido
compañeros de ellos y que en algún momento se abrió porque llego al tiempo ese
extremo y dijo yo me abro porque se que soy boleta, que también es
completamente entendible y amigos entrañables de ellos, que junto con ellos me
han criado a mi por ejemplo amiga, eh bueno compañeras de mi vieja que se
recibieron juntas que vivieron juntas, una en Jujuy otra acá en Córdoba que que
se yo y a su modo, a trevés de Facebook de mail siguen militando , es más vos decís…
bue que se yo es su forma también de procesar todo que se yo, cada uno tiene
que hacer su catarsis
E.E: M: No se puede cortar…
M: no no, yo siempre lo que digo es digamos, lo que
alanzo a ver a sido una situación extrema la época de la dictadura extrema de
llegar, bueno obviamente mis viejos
pasaron la línea ellos, pero ellos se ha
sentido ahí digamos vos…
E.E; R: ¿No hay manera de ponerse en el lugar decís
vos?
M: No no no, seria injusto juzgarlos decir yo no
haría… no no
E.E: R: Muchisimas gracias por contarnos a nosotros
M: Bueno quedamos en principio para el miércoles
que viene a las 15 en las conanas. Dale dale. Cualquier cosa que quieran que
cambie me avisan
E.E: M: Si, si bueno si tenes fotos si tenes de tu mama y tu papa, y si
tenes escritos o cartas. M: Porque nosotros lo que tenemos que hacer es
escanear, por ya te digo la idea es ponerlos en un contexto de lo que eran los
sueños que tenían, estaban vivos. Y después la otra parte que vamos a
informarnos y se va a poner… R: Si por hay falta una parte que el nos puede dar
poca información, los amigos estaría bueno M: los teléfonos de tu Tía como para
poder. M: Oh si ella te dice que si, entrevistarla para ver la otra parte de
ella su infancia adolescencia como era ella esa parte que vos no conoces R:
queremos aprovechar esta entrevista, exagerando nuestro pedido si vos podes
reunir fechas que es lo que nos interesa eh cuando se fue o cuando se
conocieron, todo eso que mas tengas de lo que hayas echo..
M: Es todo una construcción lo que tengo
E.E: R: Fecha de nacimiento o cosas así… Hoy fue
una charla muy rica así que quedaría esa otra parte M: Si algo importante es
que tengas escrito vos o fotos que nos puedas facilitar, que nosotros teníamos
la idea de llevar un escáner y hacerlo ahí lo que vos permitas.
M: no, yo no tengo drama
E.E: M: No llevarnos nada
M: No no hay problema yo se los paso lo escaneo y
se los paso no hay ningún problema
E.E: R: Si también porque nosotros no queremos
llevarnos nada por una cuestión de respeto, que vos te quedes con el original
lo hemos puesto como una consigna nuestra
E.E:R: Buenos muchas gracias.
Ramiro Ledezma
Equipo: ¡Buenas tardes!
Ramiro: Buenas tardes
Equipo. Gracias por darnos un
lugarcito y aceptar la entrevista. Nos gustaría que nos cuentes un poco, como
accediste a la entrevista. ¿Qué te lleva a compartirla? ¿Es la primera vez que
lo haces?
Ramiro: No, no es la primera vez
que lo hago. Uno accede a estas cosas principalmente, porque tienen mucha
necesidad de comunicación. Porque nosotros, yo tengo mis padres desaparecidos
desde el ´65. Me críe con mis abuelos. Tengo tíos y tías desaparecidos, primos
hermanos que los recuperaron las abuelas de plaza de mayo en el año ’87. Toda
nuestra familia estuvo muy involucrada. Tengo una abuela de mi primo hermano
desaparecida, que es como si fuera mi abuela.
Y uno accede, no es la primera vez que lo hago, siempre lo hemos hecho.
Yo soy
oriundo de Villa María, provincia de Córdoba. Y uno accede a estas cosas,
porque necesita comunicarlo, y porque también mucho tiempo ya en democracia de
este tema no se hablaba, había mucho que se ocultaba, y porque uno todos los
días, lucha por la verdad por la justicia. Yo actualmente tengo una causa en
Buenos Aires por la desaparición de mi padre, junto con sus compañeros.
Luchamos para que se haga justicia, con los que los torturaron. Y obviamente
que siempre luchamos para encontrar sus restos. No solamente la justicia
institucional, sino que la sociedad reclaman de meter presos a los culpables, a
los genocidas. Sino que yo también lucha y quiere encontrar los restos de
nuestros seres queridos, es una lucha que se mantiene, y me parece que por un lado esta, quizás un
poco menos preciadas, quizás se hubiese podido lograr que colaboraran más,
cuando los genocidas, para dar datos y demás pero bueno es bastante complicado
el tema. Pero es una lucha que yo la voy a mantener hasta el día que me muera.
Mi nombre es Ramiro Eliseo Ledezma, nací el 6 de
diciembre de 1973, vivo acá, en Nono, Traslasierra, provincia de Córdoba, desde
hace ya, 10 años. Trabajo acá con el turismo.
Y bueno tengo a mi padre Juan Eliseo Ledezma,
desaparecido desde el 7 de diciembre de 1975. Tengo a mi madre que fue muerta
en un enfrentamiento, que tampoco hemos podido encontrar sus restos. La noche
antes del golpe el 23 de marzo de 1976. Tengo dos tíos más desaparecidos, Marta
Susana Ledezma, la hermana de mi padre. Junto con su marido Sergio Comba que
era mi tío, están desaparecidos desde el 10 de diciembre de 1975. Fueron
llevados a Campo la Rivera.
Mi papá desaparece el 7 u 8 de diciembre de 1975
en Buenos Aires y en esa fecha también desaparecen mis tíos, Susana Ledezma y
Sergio Comba, en Córdoba capital, son llevados a Campo La Rivera, y después no
se sabe más nada de ellos. Ahí tengo dos primos hermanos que quedaron sin sus
padres, Marta y Gabriel, que Marta fue uno de los principales testigos en la
mega causa de La Perla, jun to con La Rivera. Porque presenció la desaparición
de sus padres y el secuestro en el barrio Altamira y bueno luego gracias a Dios
o a no sé qué, los llevaron a la familia original, a los abuelos, mi abuela Josefina Vera y mi abuelo Felipe Ledezma, y
después ellos los criaron.
Tengo también a mi mamá Noemí Graciela
Francicetti y tengo mi tía, hermana de
ella, Edma María Francicetti que está desaparecida en Buenos Aires en el ’77
junto a su marido, Eduardo Ferri.
Tengo a mi tío, lo matan en el año 1971, se
llama, Juan del Valle Taborda, en Córdoba capital. Él era de Oncativo. También
tengo tíos que han estado preso, por parte de mi mamá de mi papá. Los han
metido preso en el año 73, 74. Y tengo un tío también desaparecido, ya en democracia, en ekl año
1989.Carlos Samojendi, que está desaparecido, en lo que fue La Tablada, bajo un
gobierno democrático, a él lo agarran con vida, bueno, y después desaparece
junto con dos o tres compañeros más, es una causa judicial que esta, que hasta
el día de hoy no tienen resolución, que el fiscal era Nisman.
Y tengo la abuela de un primo mío que es
secuestrado en Rio Cuarto, que se llama Gladys Comba, la secuestran también en
el año 75; la patota del D2, del gato Gómez , y también la matan. La sacan de
su casa a las 5 de la mañana, la atan con alambre púa, la prenden fuego y la
tiran en la ruta entre Rio Cuarto y Alcira Gigena. Como forma eso fue el
accionar del comando Libertadores de América, precursores de la Triple A, Con
el Gato Goméz y el D2, en Córdoba capital. Y bueno como forma de dar un ejemplo
de la sociedad, ella había perdido a su hijo y no se calló la boca, iba a
reclamar y en Río Cuarto hay un cuartel del ejército iba a la policía y demás,
y así se movió públicamente, que era la policía de la provincia de Córdoba,
dirigidos por los militares, de Benjamín Menéndez y de Riveiro creo que es, no
me acuerdo. Y bueno esa es la historia de mi familia, eran todos militantes
revolucionarios, del Partito Revolucionario de los Trabajadores y del Ejército
Revolucionario del Pueblo. Algunos de ellos trabajaban en la parte política, en
la parte social, en la parte dirigencial y alguno de ellos eran también en la
parte armada. Lucharon en Tucumán y en distintos lugares.
Equipo: y en cuanto a vos, cuando
nos decís que te criaron tus abuelos, ¿cómo fuiste creciendo con tu historia?
Ramiro: Me costó muchísimo, de muy
chico, yo me crie con un primo que sus hermanos
estaban presos, tuvimos exiliados en Suecia, en el año 81.
Equipo: ¿A qué edad te quedas sin tus
padres?
Ramiro: yo me quede sin mis padres
a los dos años. Quizás que de chico, yo me crie con mis abuelos en Villa María
con mis primos, teníamos la escuela al frente, teníamos a los amigos y demás,
quizás que no los sentimos tanto, nuestros abuelos, indudablemente llenaron los
espacios faltantes de nuestros padres, pero si después. Yo lo sufrí más en la
democracia, por ejemplo en el año 80. Que uno a lo mejor, ya iba a la
secundaria, cuando ya tenía 10, 11 años. Obviamente con el tema que faltaban tus
padres y demás, y porque aparte era algo prohibido. Nosotros por ejemplo la
familia de mi abuela en Villa María, que es una ciudad de muy buen nivel , de
muy buena gita, en la misma familia de mi abuela, como hubo gente que siempre
estuvo al lado, hubo otros que quizás por miedo, tampoco es para criticarlos,
por miedo o por lo que fuere, también nos hacían a un lado o era algo de lo que
no se hablaba y uno se lo tenía que morfar por dentro, no éramos hijos de
desaparecidos, más bien éramos hijos de subversivos.
Entonces a lo mejor uno sufrió una
discriminación, que a mí nunca nadie me hizo a un lado, yo he tenido a los
mejores amigos de la secundaria, me he criado re bien y demás. Bueno era algo
que por dentro siempre estaba, no se hablaba y que quizás se comenzó hablar más
en los 90.
Pero bueno siempre a uno sus padres le faltan,
si bien hoy en día también uno vive todo
lo que ha pasado, hoy en día a mí, el ejemplo de mis padres, hayan
tenido equivocaciones o no, hayan hecho
por esto o por aquello, pero yo lo tengo presente en mi vida y me guían en
un montón de cosas y me mantienen vivo y
me ayudan.
Equipo: Cuando decis que a partir de los 90 se podía hablar un
poco más, con la necesidad de contar tu historia, ¿encontraste lugares donde
hayas podido ser parte de alguna fundación, que te incentivaran a compartir tu
historia, que pudieran contenerte, de alguna forma?
Ramiro: Por ejemplo en la ciudad
de Villa María, recién decía que es una ciudad de mucha gita, de un muy buen
nivel, careta, por otro lado hubo mucha gente que se acercó y que siempre nos
dio un espacio de compartir esas cosas, el grupo de familiares, gente, a lo
mejor un psicólogo, un comunicador que se acercaba a participar del grupo y nos
ayudaba y eso permitía que uno se manifestara, nosotros hemos hechos actos del 24 de marzo en Villa María, y era 15- 20
personas. Una ciudad de 100.000 habitantes, y hoy en día haces un acto del 24
de marzo y van 30.000 personas. Pero siempre uno fue buscando ámbitos de
expresión, por lo menos en el lugar que yo estuve y con la gente que me rodeó,
fue posible y también, uno quizás por la historia que traía familiar. Yo desde
chico, muchos chicos a lo mejor no tienen la suerte de saber de sus padres un
montón de cosas, nosotros en mi familia lo pudimos saber. Y uno por lo que tuvo
la familia de uno y por lo que desaparecieron, también nos llevaba a tener una obligación.
Yo tengo un hermano también que nació después
que yo, yo nazco el 6 de diciembre del 73, y mi hermano Guillermo Antonio
Ledezma, nace el 18 de abril del 74 en Córdoba capital, y nosotros, yo por
mucho tiempo hasta hace poco nunca supe bien, porque mis padres, si bien iniciaron su militancia en Córdoba,
luego mi padre llega a ser dirigente del Partido Revolucionario de los
Trabajadores y en el Ejército Revolucionario del Pueblo, y ya tiene actividades
en Buenos Aires , ese año del 75 mi abuela pierde un poco el contacto con
ellos, y no sabíamos bien , cual había sido la suerte de mi hermano, tenemos
diferente versiones , de que había fallecido, de esto de aquello, hasta el día
de hoy no sé bien, y hace poco yo pude encontrar la partida de nacimiento, de
él e incluso no sabía que se llamaba Antonio , ni sabía cuándo había nacido, ni
su número de documento , encontramos también una partida de fallecimiento, mi
padre desaparece en diciembre del 75, y a mi mamá la matan en marzo del 76,
entre medio de esos meses él fallese. Primeros meses de marzo, antes que maten
a mi madre. Después que ya había desaparecido mi papá, con 11 meses en San
Miguel, provincia de Buenos Aires. Bueno no sabemos bien bajo que
circunstancia, nunca obviamente pudimos saber dónde están sus restos
enterrados, como lo de la mayoría de mi familia.
Mi papá fue Eliseo Ledezma, comienza su
militancia en Córdoba, siendo muy
joven se recibe en una escuela técnica
de tornero, en el Casafus, en Córdoba capital en el año 69 y luego ingresa a
trabajar en la FIAT en Ferreira, inmediatamente comienza a militar en la
dirigencia gremial como delegado, en esa época los sindicato en Córdoba estaban
muy fuerte, en todo lo que era la industria automotriz que era la industria de punta en Argentina. Y él entra a militar dentro de lo
que era los sindicatos de izquierda más
clasista Sitrac Sitram y ahí inmediatamente toma contacto con gente de izquierda,
gente joven que se ve que buscaban otra forma de expresión, buscaban fundar
cosas nuevas. Y desde un principio lo que en la formación del Partido
Revolucionario de los Trabajadores, si bien viene más desde el lado de Tucumán
y del Norte , si en lo que es la formación más masiva que hubo acá en Córdoba.
Mi mamá se recibe en el año 65 en Villa
María de la escuela Rosarinas, de
magisterio en esa época. Inmediatamente empieza a trabajar de maestra rural, en
escuelas de pueblitos de la zona de Villa María, zona de campo. Y luego viene a
estudiar a Córdoba Psicología, y trabajaba en una fábrica de zapatos. Y a
través de la militancia y sus inquietudes políticas y revolucionarias, se
conocen con mi padre, y ahí comienza su militancia en Córdoba, juntos con mis
tíos en la María, con mi tía Marta Susana. Ellos estaban en el gremio no
Docentes en la Universidad de Córdoba, y bueno fueron militantes
revolucionarios y estuvieron en el comienzo de lo que fue acá en Córdoba, que
fue donde quizás más ayuda social tuvo la guerrilla, por el tema de los
sindicatos, en la Universidad. En Buenos Aires estaba más el tema del
Peronismo, pero todo lo que fue E. R.P., Montoneros su cúpula funcionaba año 73, acá en Córdoba,
Rosario. Participan mis padres en el copamiento del batallón 141, en Córdoba,
unos de los primeros copamientos . Participan del copamiento de la fábrica
militar de explosivos de Villa María.
Equipo: Dos tonelada de armas se
levanta ahí.
Ramiro: Se levantan dos toneladas
Equipo: y tenían 18 años.
Ramiro: Si, si muy joven. Él
empezó a militar a los 18-19 años. Tal es así, cuando lo matan y desaparece en
el 75, tenía 23-24 años. Y había sido dirigente del E.R.P. Compartiendo su
dirigencia como gente como Santucho que ya tenía, 35- 40 años.
Equipo: en tu caso particular,
¿recurriste a algún organismo, que puedan aportarte desde datos?
Ramiro: yo creo, que
nosotros los hijos de desaparecidos, que
maso menos tenemos todos la misma edad 35 a 40 años. En un principio lo que fue
más visible, los que se movilizaron, obviamente
fueron las madres, las abuelas de Plaza de Mayo, lo que eran los
familiares, la asamblea permanente por los derechos humanos. Y nosotros los
hijos de desaparecidos muchas veces, nuestras mismas abuelas, por miedo o por
querer cuidarnos, hasta nos ocultaban o a veces ellas mismas no lo sabían, y no
nos decían a nosotros con 13 o 14 años. En el caso de mis primos le decían que
los padres habían muerto en un accidente. O muchas veces sí, que lo habían matados los militares que
estaban desaparecidos, pero incluso la familia para querer resguardarlo no
sabían de su militancia. Y bueno nosotros desde chicos nos criamos con esa
nebulosa que no sabíamos un montón de cosas, y teníamos la necesidad de saber
un montón de cosas. Y ya después quizás, me parece que hubo un clic en la
sociedad. Osea, generalmente nosotros, yo por ejemplo en mi caso, sabía muchas
cosas pero entre a recabar muchísimas más información cuando al partir de los
90, sale la indemnización a los hijos de desaparecidos. Que sale como una medida
del gobierno de turno para proteger al Estado, porque en la ciudad de La Plata,
un hijo de desaparecido se había presentado y había ganado un juicio en la
justicia ordinaria, porque tenía a su hermano y a sus padres desaparecidos y la
justicia había ordenado una indemnización, cierta cantidad de plata. Entonces
el gobiernos que estaba de turno que era Menem, saca una indemnización que te
pagaban con bonos del Estado de duda publica y obviamente vos tenías que
justificar un montón de información. Tal es mi caso, que yo inicio los trámites
en el 95 y cobro recién en el 2001. Y esto nos fue ayudando, los hijos de
desaparecidos al tener que empezar a comprobar un montón de cosas, empezamos
una investigación histórica de nuestros padres que nos llevó a un montón de
lados y nos pudo brindar un montón de cosas. Y ahí muchos de nosotros nos
fuimos conociendo.
Equipo: Medio que le salioel tiro
por la culata. ( risas)
Ramiro : Puede ser. Yo creo que todo lo que refiere a la lucha
de los derechos humanos se la fue ganando el pueblo , de a poco y con tiempo.
Y
uno comenzo a jubtarse con otra gente , de mas adolescente a lo mejor , cuando
uno fue a la universidad y leyo un libro de Historia, Filosofia, Economia
comenzo a tener otra vision de las cosas.
Equipo: Tanto dato que contas con tanta naturalidad, ¿Cómo te
fue llegando?¿como investigaste eso?
Ramiro: Añoos, La familia, por mi
cuenta, leer libros. Vas hoy a una librería y tenes 10.000 de la década del 70. Del E.R.P. tenes un montón de libros. Yo el primer
libro que leí del E.R.P., fue “Todo o Nada” María Soane, no sé qué ideología es
ella pero yo leo un monton de libros y no me interesa sin son de izquierda o
derecha. Todos los leo en forma critica, pero doy un ejemplo que fue que lo
edito en el año 90 y pico. A lo que iba es a eso, uno tiene una necesidad de
saber y como que no tiene fondo, queres saber, queres saber, investigas. Yo he
ido al cementerio de san Miguel a buscar los restos de mi hermano. Me he
metido, por ejemplo con mi mamá no sabía nada, y me he ido a Buenos Aires, he
entrado a la hemeroteca y he encontrado en los diarios de la época un recorte
de un enfrentamiento en la zona de Martínez, San Isidro, fui averiguando. Habia
una causa en un juzgado y llegue a ir a una comisaria, a mi mamá la matan la
noche del 23 de marzo en un corte frente a una comisaria de la policía de la
provincia de Buenos Aires en una circunstancia que nos sabemos cuáles fueron,
pero hubo un enfrentamiento y muere ella y dos compañeros más, muere un
comisario. Yo he ido hasta esa comisaria, he visto la placa del comisario que
han matado con los años. He seguido causas que tenían ellos, mi mama y mi papá
por el copamiento a la fábrica de armas de Villa María. Y después la familia,
mi abuela de Villa María la mamá de mi mamá y de mi tía desaparecida, fue
Marcela Rosa Martolio, fue realmente una mujer espectacular, porque los ayudo,
si bien no compartía sus ideales, los ayudó a sus hijos, los ha ido a ver a
Trelew a Rawson, a Buenos Aires, ha ido a llevarnos a nosotros de exiliados a
Suecia. Bueno ellos tenían muchos contactos, y ella fue la principal que me
transmitió muchas cosas. Pero después encontrarse con los años, a compañeros de
mis padres de mis tíos, las investigaciones de la justicia, se fue haciendo una
bocha más grande, participación en H.I.J.O.S
Equipo: ¿Ramiro vas escribiendo?
Ramiro: No, No no.
Equipo: ¿tenes hijos?
Ramiro: si tengo hijos, tengo dos
hijos. Juan y Eliseo uno cumple, ahora el 23 de mayo, 15 años. Juan cumplió 10.
Siempre me ha gustado, yo participo en todos
lados, me invitan de todos lados. Siempre me ha gustado, he ida a estudiar a
Córdoba, Comunicación Social, he participado del centro de estudiantes, he
participado en agrupaciones políticas. Pero siempre me gustó, no soy muy
orgánico y soy bastante medio Anarquista, pero siempre he participado a donde
me llaman. Yo con 17- 18 años iba a dar charlas a la escuela secundaria.
Equipo: Yo soy profe se Historia,
empeza a escribir, porque se te van a empezar a perder datos.
Ramiro: mis hijos me preguntan
todo desde muy chicos y yo les cuento absolutamente todo. La madre a veces me
dice, pero no como le vas a decir eso con 6-7 años. Con mucho tacto y cuidado.
Lo que pasa es que cuando yo tuve 7 años empecé
a preguntar un montón de cosas, mi abuela, si bien la sociedad tenía una
indiferencia total y un ocultamiento total con lo que había pasado había
personas que prestaban una red. Y a mí con 7 años me llevaron a una señora
psicóloga, militante de derechos humanos desde el año 79,80,81, Graciela
Taquela, de Villa María, y ella me hablo a mí me dijo un montón de cosas con 7
años: y siempre me explicaron las cosas, obviamente no me dieron detalles de
cómo habían torturado a mis padres pero siempre me explicaron las cosas de
frente y quizás que obviamente debe haber sido muy duro, yo ahora para mí con
el ocultamiento que hay y el tema que uno tiene con la verdad y la impunidad,
yo agradezco y es lo mejor que pudo haberme pasado en mi vida. Y con mis hijos
que son chicos, he tratado de contarles todo desde el principio, a veces me ha
pasado que el más grande mío, Eliseo el año pasado cuando era el motivo del 24
de marzo, el feriado, el festejo el recordamiento que hace toda la sociedad,
los tratan las escuelas, y él le dice: “Yo tengo a mis abuelos desaparecidos”,
y la maestra no le creyó.
Y mi hijo es una persona aplicada, no es el
mejor ni es el peor, es una persona normal, educada, no es que él le estaba
mintiendo, no le creyó no le dio bolilla. No la culpo por eso, pero digamos que
hoy en día todavía….
Equipo: Ramiro con lo que me estás
diciendo que es tu experiencia en la zona, ¿Cómo te fue con tu historia acá en
Traslasierra?
Ramiro: Desde que yo estoy acá,
vengo en parte por lo lindo que es el lugar y porque gracias a Dios pude tener
ese resarcimiento que tuve por parte del
Estado, pude invertir y venirme acá a la zona
y tener un pequeño lugar, donde tengo alojamiento, y obviamente uno
viene con su mochila y sus cosas, y si bien yo no voy gritando por la calle que
soy hijo de desaparecido, tengo una necesidad constante de comunicarlo, y con
el tiempo fui conociendo gente, también logré ir haciendo cosas con los mío lo
di a conocer, tengo un amigo acá Manuel Alvarez, que es escultor. El hizo una
escultura muy linda en homenaje a los desaparecidos, contándole yo la historia
de mi mamá, mi papa, de mis tíos, de mi familia. Eso lo presentamos acá en
Nono, junto con la gente de acá de Villa Dolores, vino gente de Abuelas, de
Madres de plaza da Mayo de Córdoba,
hicimos un pequeño acto, humilde pero que para uno personalmente es muy valioso
y uno da a conocer, por ahí había mucha gente que no lo sabía y vos das a
conocer en un pueblito como Nono de 2000 o 3000 habitantes, que vos sos hijo de
desaparecidos, la historia de tu mamá de tu papá. Yo todos los años trato los
24 de marzo de hacer un acto ahí en la plaza. Este año hicimos ahí la muni un
acto un himno, trato siempre de poner las fotos de mi familia y también
prestarme a la gente como ustedes que están haciendo estas cosas y de las que
uno se siente parte.
Equipo: Nos podrá conceder algunas fotos, hay
muchas de tu padre
Ramiro: No, no hay muchas porque él era una
persona. En realidad a veces me cuesta hablar de mis padres porque en realidad
uno no los conoció. Pero bueno por las cosas que te cuentan, mi padre llego a
ser un dirigente nacional principal, de una historia realmente bastante
complicada de la Historia Argentina y de las cuales fueron participes, porque
acá todos tuvieron que ver, No fue Videla y Massera solo, acá tuvieron que ver
los militares, la lucha internacional que había entre la guerra fría, el
capitalismo y comunismo, EEUU, Rusia, los políticos, la sociedad, todos tuvimos
que ver en esto. Ahora mucho le echan la culpa a los militares, en los 90 eran
los dos demonios, militares y los guerrilleros, en los 2000 los militares, no
acá fueron todos tuvimos que ver en la sociedad los políticos los radicales los
peronistas, Perón mismo, los principales…no digo los culpables pero si los
artífices de la guerra civil que hubo en
la Argentina, porque para mí fue una guerra civil. ¿Y qué me decías?
Discúlpame.
Equipo. Te decía con esto de que
pensas vos hoy. Uno puede presumir cuál es tu sentimiento por estas personas
que vos no conoces. Que has reconstruido a través de otros. Tus hijos llevan el
nombre tu padre, Juan Eliseo. Eso que pensas vos acerca de esa figura que para algunos es un demonio
y para otros un Héroe.
Ramiro: Para mí es un héroe, pero
ojo también me parece que tuvieron sus responsabilidades, que en su momento
también tenía una juventud, un momento del mundo, como te decía un auge
revolucionario, y aparte una historia Argentina que la política se delimia por
la violencia, quizás hoy en día la gente que, no ellos porque no tuvieron la
posibilidad porque los mataron, pero sus compañeros y la gente que participo
con ellos, tendrían que tener algún tipo de autocrítica y la han tenido y
demás. De todos modos, los momentos históricos hay que juzgarlos después de la
circunstancia histórica del momento, es imposible.
Y con respecto a ellos a su forma de ser, su
militancia y de más, como te decía uno no llego a conocerlos, obviamente a mí
me han contado un montón de cosas de ellos y de sus compañeros y me han contado
las mejores, su entrega. Uno a veces como hijo de desaparecidos, yo de
adolescente y de más joven, he pensado pero como, en lo que estaban metidos y
lo le importaba de mí si quedaba solo. Sabían que los iban a matar y después
vos vas entendiendo su entrega y que era para darle a sus hijos un futuro
mejor, estén confundidos o no. Yo no sé qué es mejor si la izquierda o la
derecha, si el capitalismo o la democracia, si el comunismo o el socialismo. A
mí me parece que ninguno, que hay que crear algo nuevo, no sé qué es tampoco,
pero si estoy seguro que su entrega era por un futuro mejor para todos, para
pobre, ricos, para el negro, blanco, izquierda, derecha; equivocados o no. Y
que de ultima si ellos hubieran hecho tal o cual cosa, ser juzgado de otra
forma.
Equipo: y te han contado, una
amiga de tu mamá, ¿cómo era ella?
Ramiro: Con mi mamá tengo la suerte
de haberme contactado con las amigas de la época de la secundaria. Aparte yo en
Villa María me he criado en la casa de mi abuela, entonces a media cuadra
habían vivido las amigas de mi mamá, que ahora no vivían más ahí, porque eran
más grande estaban casadas, pero vivían las madres y siempre venían a
visitarlas. Y a mí me veían siempre, por ser Villa María, un pueblo chico.
Entonces he tenido contacto con ellas siempre y me han contado un montón de
cosas. Mi mamá por ejemplo una a una escuela de monjas y que mi mamá era muy en
esa época, en los años 60 – 65 las tenían cagando y era muy de armar la tropa,
de juntarlas reclamar cosas. Después cuando se
recibe de muy joven y comienza a trabajar de maestra rural, viajaba
mucho a los pueblos de la zona, dicen que se quedaba a dormir a veces en los
lugares. Les organizaba los actos, le organizaba el acto del día de la bandera,
ella organizaba los sketches y ayudaba mucho y se comprometía muy mucho. Y
después también cuando empezó la militancia en Córdoba, que dio todo, que
estaba muy convencida con lo que hacía.
En el caso de mi padre también, persona muy
buena, si bien se dedicaba a la política y tenían cargos, y a su vez tenían
gente a su mando, gente muy humilde, de siempre tener en cuenta al de debajo,
de preguntarle que fue una forma de hacer política de ellos, más horizontal y
no vertical. Y bueno un compromiso con su causa, gente muy estudiosas de las
circunstancias del momento, la persecución, de la forma en la que vivían, gente
que estudiaba muy mucho, que le dio lugar a la mujer, no se le da mucho lugar
en la política, pero creo que en esa época los hombre y mujeres estaban de
igual a igual. Aparte viviendo siempre una vida muy humilde, a lado de la gente
que ellos pretendían defender, para dar el ejemplo y porque realmente lo
sentían. Yo creo que tenía más allá de lo que nosotros vemos, una visión
romántica que los militares eran los malos, que los desaparecidos eran los
buenos, que los desaparecidos pobres los mataban, muchos el héroe el guerrillero el
revolucionario. Pero más allá de ver la parte de lucha la parte armada y de
protagonismo, la historia, yo creo que fue un cambio de conciencia en la
sociedad , de como decían ellos de crear un nuevo hombre , que si bien ellos
lucharon con las armas para tomar el poder , la tenían muy claro que el cambio
era interno , que era de conciencia del ser humano, de querer el bien y lo que
es hoy en día que el dinero maneja todo, las relaciones de poder, de
capitalismo, el que tiene más, el que tiene menos.
Equipo: ¿Cuando has sentido que te
han faltado?
Ramiro: Siempre, siempre he sentido
que me han faltado y siempre siento que me acompañan. Uno ha pasado momentos
muy duros. Yo en un momento me crie con mis abuelos, con mi primo que era como
un hermano, fui exiliado a Suecia, me fui porque a mi tío lo largaron pero no
lo dejaban estar en Argentina y lo mandaron a Suecia. No nos fuimos mucho
tiempo yo estuve un año mi primo dos años. Pero digo, yo me crie con mis primos
iba a una escuela, nos fuimos exiliados a Suecia, mi abuelo se quedó, me fui me
cambie de escuela a otro país, allá se quedó mi primo, después yo me vine.
Equipo: ¿Por qué a Suecia?
Ramiro: Porque Suecia era un
gobierno socialista que le daba cabida a
los exiliados políticos de Latinoamérica, entonces vos ibas allá y aceptaban
que vos vengas, te daban un trabajo una retribución económica, te ayudaban fue
un país, que yo ahí, nosotros estábamos en un lugar que se llamaba Fitia,
Suecia 25 grados bajo cero. El sol a las tres de la tarde era de noche y un
metro de nieve, porque está en el polo norte. En el barrio que nosotros
estábamos había muchos latinos, de hecho íbamos a una escuela para latinos,
Chilenos argentinos, paraguayos, peruanos mexicanos.
Uno paso un montón de cosas y vivió muchos
rechazos, obviamente cuando más lo sentís es de chico de adolescente. Pero a mí
siempre me faltan mis padres. Y he logrado que con el tiempo también me
acompañen con su ejemplo de vida y eso
me sirve a mí para evaluar un montón de cosas de la vida, decisiones que tomar,
esto mismo, uno venirse a vivir a un lugar, que si bien uno tiene una actividad
económica, no prioriza la actividad económica, sino prioriza la forma de vida.
Si yo priorizo la actividad económica me quedo en la ciudad, que voy a hacer
más plata o voy a terminar hundido. Pero acá, uno forma por una forma de vida,
y bueno todo lo que yo hago diariamente, sea atender un cliente que viene que
tengo una cabaña que la hospedo, o sea trabajar con un empleado que tengo,
siempre trato de obrar de buena manera, derecho a la vida. Trato de valorar lo
que es el trabajo, yo me crie con mis abuelos, que creo que mucho tuvo que ver
con la forma de ser de ellos y con lo que ellos aprendieron, mis abuelos
inmigrantes, descendientes de italianos, panaderos, gente laburadora, gente de
derecha que tampoco se dejaba cagar. Y bueno tuve ese ejemplo en la vida, en un
momento, yo tenía 13- 14 años iba a la secundaria y claro, mis compañeros se criaron con los padres 30 – 35 años, y yo
me criaba con mis abuelos de 70 años, era otra onda, mis abuelos me tenían
cagando. Pero con el tiempo, valoro tanto el ejemplo de mis padres y doy
gracias a la vida de haberme podido criar con mis abuelos y haberme trasmitido
cosas de laburo, de ser derechos en la vida.
Equipo: ¿Los tenes todavía?
Ramiro: Mis dos abuelos
fallecieron temprano, se ve que el hombre se morfa más las cosas y les cuesta
más, porque mis dos abuelos fallecieron tempranos. Les dolió muy mucho lo de
sus hijas.
Y mis abuelas, la abuela que me crio a mi murió
a los 93 años hace tres años, y mi abuela de Córdoba tiene 92 años y está viva
todavía y está bien.
Y bueno eso también, como que de lo malo, uno
hizo cosas buenas, entonces eso también estuvo bueno. Criarme con mis abuelos,
eso es otra cosa que los hijos de desaparecidos, la gente que estuvo presa, las
madres y abuelas de plaza de mayo, las
organizaciones que luchan excelentes personas.
Pero hay una gran masa de abuelas y madres que lucharon muy mucho, que
criaron a sus nietos, que buscaron a sus hijos, que los apoyaron cuando
estuvieron presos que a lo mejor no tienen tanto reconocimiento y que
merecerían un reconocimiento de todos.
Equipo: Así es. Muchas Gracias.
Cecilia Mogilner Gavaldá
Equipo de Entrevistas: Querés presentarte
Cecilia Mogilner Gavaldá[18]: Mi nombre es Maria Cecilia Mogilner Gavaldá, nací
el 19 de febrero de 1976, es decir un mes antes del golpe en Córdoba capital.
En ese momento mis padres vivían acá porque el partido al que pertenecían los
habían enviado a esta provincia, ellos eran del Partico Comunista Marxista
Leninista (PCML) y los había enviado a
militar a esta zona a que participaran acá, en las fábricas etc. Primero
vivimos en la ciudad carpital y luego nos mudamos a Guiñazú, que es en las
afueras. Vivíamos en una chacra y de ahí se los llevaron, y ahí vivimos con mi
hermana melliza y mis otros hermanos hasta que nos mudamos a Buenos Aires y ahí
me criaron mis abuelos, en la ciudad de La Plata. Mis padres eran Juan Jacobo Mogilner,
que había estudiado geología y por eso se puso un local en el que vendían
piedras, etc acá en Córdoba hasta que consiguió trabajo en un fábrica, mi mamá
María Irene Gavaldá estudió al igual que mi papá en el Museo de Ciencia
Naturales de la ciudad de La Plata, y ahí se conocieron, ellos tenían una
familia previa, se juntaron y armaron su familia en el que nacimos mi hermana
melliza y yo; por eso insistimos en tener los dos apellidos, porque cuando
anduvimos escondidos, usábamos otros nombres y apellidos, hasta que mis abuelos
nos anotaron con el apellido de mi papá hasta que fuimos grandes y nos pusimos
los dos apellidos. Mi abuelo estuvo en Suecia porque también había sigo
amenazado y le había hecho varios atentados y se tuvo que ir al exilio. Él había
vivido en Uruguay y fue uno de los fundadores del partido allá, y luego
militaba en La Plata. Y hasta varios años después de la democracia no quiso
volver de Suecia, él se llamaba Jacobo Mogilner. Mi hermana y yo fuimos de los
primeros que tuvimos que hacer el reconocimiento de identidad como hijos de
desaparecidos, eso fue aproximadamente cuando teníamos 10 o 12 años, a través
del estudio de ADN para el reconocimiento de paternidad, ese estudio se hizo
sobre la sangre directa de mis abuelos paternos y no a través de un banco de
datos. A partir de ello pudimos hacer los documentos siendo mayores de edad y
pasamos a tener nuestros apellidos.
E.E.
Podés hablarnos de tus padres
C.M. Eran
dos muy buenas personas, y eso pude recabarlo de varias formas. Por ejemplo mi
papá tuvo una relación muy buena con los hijos de mi mamá. Mi papá tenía
habilidades artísticas, por ejemplo trabajó en las ilustraciones de aves del
museo de La Plata. Los dos eran muy emprendedores, mi mamá era la mayor de
siete hermanos, a los 19 años quedó embarazada de mi medio hermano y se fue de
la casa, y su primer esposo también fue desaparecido, fue asesinado en su
departamento. Mi papá también entró en la militancia muy joven por herencia de
su padre, te diría, y estuvo casado con una mujer que también es desaparecida,
y que es la madre de mis hermanos mayores. Por lo que sé desde el secundario
estuvieron comprometidos con la militancia.
E.E.
Podes contarlos acerca de su detención?
C.M.
Esto fue el 5 de diciembre de 1977, lo sabemos porque fue el mismo día en todo
el país. Sabemos que hubo informantes adentro del partido y la redada fue al
mismo tiempo en todos lados para hacer desaparecer este Partido. De hecho todos
los detenidos de ese partido los hicieron desaparecer en pocos días. Bueno
nosotros íbamos en un jeep hacia la chacra donde vivíamos y los estaban
esperando los milicos, nos hicieron bajar, a mis hermanos mayores, a la melliza
y a mí, todo esto nos lo contaron los más grandes que en ese momento tenía 6 y
7 años pero se acuerdan perfectamente. A nuestros padres los hicieron tirar en
el piso y se quedaron esperando que llegaran otras personas que irían a mi
casa, uno de ellos era Raúl
Vijande[19]
y otro que no recuerdo ahora el nombre y a nosotros nos encierran en una
habitación con una mujer que venía con los militares, en ese momento a mi
hermano lo lleva Menendez por el campo preguntándole, si no se acordaba si
había cosas escondidas, buscando armas, dinero, armas, documentos; sabemos que
fue él porque mi hermano lo vio en la televisión y lo identificó y siempre
supimos que el mismo a mi casa. Esta misma mujer desvalijó la casa, perfumes,
ropa, todo lo que quería, luego después se llevaron a los cuatro, a mis padres
y a esas dos personas que llegaron, Silvio Viotti, me acordé. Nosotros quedamos
a cargo de estos militares toda la noche; yo tuve una pesadilla muy recurrente
muchos años que venía hombres oscuros así como una imagen que siempre me
acompañó. Luego deciden dejarnos con unos vecinos, excepto a mí que estaba un
poco enferma, y este hombre me llevó a su casa para que me cuidara su mujer,
luego los vecinos avisan a mis abuelos después de unos días, buscaron en mi
casa y encontraron las direcciones de mis abuelos y mis tíos, y es así que
aproximadamente el 15 de diciembre se enteraron, pero cuando llamaron por
teléfono a la casa donde vivían ellos, cayeron los milicos y los secuestraron a
mis tíos[20]
y los torturaron toda la noche preguntándoles por mis padres y todo eso, luego
los largan a la madrugada y cuando mi abuelo se entera de todo esto
inmediatamente presenta un habeas corpus, él era juez federal y no había podido
hacer nada más que eso, y sale hacia Córdoba y acá también presenta habeas
corpus, y se juntaron con mis hermanos y luego conmigo porque este vecino me
había llevado a su casa y se encontró con mi abuelo en el hospital, pudieron pasar mil cosas pero bueno a mí me
recuperaron más o menos el 17 o 18 de diciembre.
E.E.
¿Sabés el lugar de detención donde estuvieron tus padres?
C.M.
Ellos estuvieron en La Perla, lo sabemos por testigos de otras causas que
vieron a toda la gente secuestradas allá, pero específicamente por Viotti
porque él fue detenido y luego liberado, es decir la chacra donde vivíamos era
de un familiar de él. Viotti tenía 16 años y quería militar con ellos, y
siempre mis padres se lo negaron porque sabían lo que podía pasarles, y cuando
estuvo detenido en La Perla, bueno también lo torturaron y hasta pudo hablar
con mi madre, y ella le dijo que seguramente lo dejarían salir, que Juan estaba
con ella. El relato de todos los testigos ex detenidos es que un día llegaron
los de este grupo, que eran del PCML y a los diez días se los llevaron en un
camión y nunca más los vimos.
E.E.
¿Vos declaraste en alguna de las causas?
C.M.
Sí, mis tíos, algunos de mis hermanos y yo declaramos en la causa de acá. Pero
ya en el juicio a las juntas mi familia había declarado, por eso reconozco el
valor de mi familia, mis abuelos declararon en los juicios de la época de
Alfonsín, y mi hermana declaró el día que cumplía 16 años, fue la testigo más
joven que declaró en el juicio a los Comandantes, después nos buscaron para los
juicios por La Perla, mis hermanos declararon en La Plata por los juicios que
se hicieron allá.
E.E.
¿ Sabés si hicieron una búsqueda o si declararon al momento de la desaparición
de tus padres?
C.M.
Sí, tengo las copias que se hicieron desde el primer momento de la CONADEP, mi
abuelo materno todavía era juez, y también se hizo acá en ciudad de Córdoba una
convocatoria a los que habían declarado y se pasó un video, ahí en la D2 y fue
muy fuerte para nosotros. Los que declararon son mis tíos, José Manuel Gavaldá
y Olga Bordo de Gavaldá, y Verónica Aldara, mi tío paterno y mi abuelo estaban
en el exilio y no quisieron volver para el juicio y lo hicieron recién para el
final del gobierno de Alfonsín. Hay un dato que nunca pudimos comprobarlo si es
cierto o no, y es que mis padres pudieron ser trasladados desde La Perla a la
ESMA en Buenos Aires, porque se dice que son muy pocos los casos en los que se
intercambiaban presos entre las distintas fuerzas, pero no lo hemos podido
certificar. Mi tío abuelo era militar y es posible que el único intento de
rescatarlos allá sido ese, y que tal vez no pudo hacer más que eso, pero no lo
sabemos a ciencia cierta; pero sí les puedo contar que cuando murió ese tío
abuelo fuimos al funeral y estaban Videla y no sé quién más, lo cual fue
tremendo para nosotros saludamos a la viuda y nos fuimos.
E.E.
¿Participaste en HIJOS o alguna otra organización?
C.M.
Mi hermana, Eleonora Mogilner es una de las fundadoras de HIJOs en La Plata, se
abrieron por razones políticas, mis hermanos se han caracterizado por ser de la
línea más intransigente y luego se abrieron se fueron, para ellos HIJOs, como
organización no existe más, para ellos, para mí tampoco.
Hay
mucho que no se sabe, y que se ha ido logrando con mucho trabajo e insistencia,
en los juicios, todo lo que se logró fue por las luchas de los organismos,
primero Las Madres, Abuelas, etc, luego se consiguió la ley 24411 que es la que
da una compensación a todos los herederos de desaparecidos, hijos, padres,
etc. La lucha es contra el estado, no
importa quién está en el gobierno. Yo miedo no tuve nunca miedo, fue difícil
que pudieron explicarme lo que había ocurrido con mis padres, luego, cuando fue
el juicio en la época de Alfonsin una amiguita de la primaria me escribió una
carta y me decía que lamentaba mucho lo que había ocurrido con mis padres, se
la mostré primero a la melliza y tampoco sabía de qué me estaba hablando mi
amiga, fuimos al abuelo y ahí nos contaron la realidad, nos contó del juicio,
que los vieron en el diario, etc. Por eso les costó mucho a mis abuelos
encontrarnos una escuela donde mandarnos, y pudieron hacerlo en una escuela de
monjas muy abiertas, y luego en el secundario ya era una cosa abierta y lo
decíamos todo; si bien he conocido gente que tenía miedo, nosotros no! El miedo
fue parte del sistema.
E.E.
¿Cuándo venis al valle y por qué, y cómo te encontraste en un lugar donde se
decía acá no pasó nada?
C.M.
Bien, sabés que en ningún lugar del país “acá no pasó nada”. En ningún lado no
pasó nada, no se dieron cuenta es otra cosa. Yo me fui de Córdoba a los
veintidós meses, siempre mi familia fue de Buenos Aires, todos, pero mis
abuelos se conocieron en Embalse, acá en Córdoba, cuando eran adolescentes
luego se casaron vinieron de Luna de Miel a Córdoba, siguieron viniendo de
vacaciones con sus hijos a diferentes partes, mi mamá se vino a vivir a
córdoba, siempre estuvo la provincia entre nosotros, y todo había pasado del
otro lado, es decir no conocían Traslasierra, luego de que pasó todo, dijeron
bueno vamos a Traslasierra y no sé es como decirte, mi lugar está ahí, y aunque
nunca volvieron para el otro lado de las sierras, venían acá y si no fue más
que por un trámite a la ciudad de Córdoba no quisieron y se compraron un
terreno y se hicieron una casa acá en Mina Clavero y vinimos siempre acá. En la
adolescencia conocí a una chica y ella me invitó a la ciudad y ahí sí, ese
momento me pegó mucho, ahí lo sentí, entrar a la ciudad por primera vez donde
habían secuestrado a mis padres, a la casa donde vivíamos nosotros intentamos
ir y no pudimos, y la persona que estaba viviendo ahí no sabemos cómo se
apropió de esa casa, y a la chacra tampoco pudimos acceder, de hecho Viotti que
era parte de los dueños está tratando de recuperarla del ejército. Después de
eso hice un enganche con el valle, luego me enamoré y me vine a vivir acá en el
2002, y toda la gente decía que no había pasado nada, mi ex marido y su madre
me contaron que un día salieron a Buenos Aires, sin papeles y bueno los
frenaron en un control y casi se los llevan y bueno, te enterás que pasaron las
tropas de Menendez por acá y bueno otras cosas, por ejemplo que mi suegro le
puso el nombre de Menendez a su hijo y su hermano hizo la colimba en el 75,
tuvo que declarar en el juicio de La Perla porque dice que vio restos humanos
ahí, y si no lo vienen a buscar para que declare no lo hubiera contado. En todo
el país pasó algo.
Muchas
gracias
Emiliano
Fessia
Equipo
de Entrevistas: ¿Podés presentarte y contar un poco acerca de vos y de tu historia?
Emiliano
Fessia[21]: Nací el 7 de noviembre de
1976. Soy hijo de Carlos Fessia y de Cristina Fontanella, ambos de Córdoba. Mi
papá nacido en Matorrales y mi mamá es nacida en Berrotarán y criada en Rio
tercero. Ellos se conocen y se enamoran y empiezan su militancia en esos años.
E.E.: Desde cuándo estás
trabajás en Derechos Humanos:
E.F.: En 1996 entré a la
organización de derechos humanos que se creó un año antes-HIJOS- y ahí encontré
un lugar en el mundo porque podía escuchar mi historia, ser escuchado, ser
comprendido. Pero además empecé a ver que había un montón de historias
parecidas y que lo que me pasó a mi le había ocurrido a miles de familias. Ahí
comprendí que en la vida hay una parte que es personal y hay otra que es
colectiva, es la historia de nuestro pueblo.
Después uno escucha las
historias de los chicos que fueron robados y crecieron en una mentira porque
les robaron la identidad. Esos chicos se criaron y durante muchos años les fue
mentido quienes eran sus padres, quienes sus abuelos.
E.E: ¿Cuál es tu relación con
Martín Lowe?
E.F: Mi historia tiene que ver
con la de Martin Lowe. Una patota llegó a la casa donde estaban nuestros
padres, parece que en un momento dicen: “esperen que adentro hay niños”. Yo
recabé parte de esa información porque fui al lugar donde ocurrió y unos
vecinos que vivían desde aquella época me contaron que el grupo de tareas
tiraron una bazuca, entraron por el techo pero en un momento se da una tregua y
permite que salgamos los dos niños. Esto fue el 18 de noviembre de 1976, yo
tenía once días y Martín casi tres años. El relato dice que me pusieron en sus
brazos y me sacó de allí. Allí los militares nos llevan a estos lugares donde se
podía dejar niños.
E.E: Contanos por favor cómo
fue la infancia y con quién te criaste.
E.F: Yo me crie con mis tíos,
a los que los llamo papá y mamá. Nosotros fuimos buscados por nuestra familia
porque el enfrentamiento entre los militares y nuestros padres salió en los diarios, mis abuelos se
enteraron y nos fueron a buscar y nos hallaron en una casa cuna. Quizá si se
demoraban hubiéramos sido niños apropiados, adoptados, robados
Cómo llego a mi historia.
Recuerdo que estaba en la escuela primaria, con guardapolvo blanco y me doy
cuenta de algo y se lo pregunto a mis padres: “por qué yo no tengo el mismo
apellido que mi hermano”. Me cuentan que mis padres tuvieron un accidente y
murieron. Años después tuve que hacer un trabajo para la escuela- ya siendo un
adolescente- sobre los años setenta. Ahí hay varias cosas que no me cierran y
le pido ayuda a mi papá y él me cuenta cuál fue mi verdadera historia: que mis
padres no murieron en un accidente de auto, que los mataron los militares, que
eran participantes políticos y que ellos habían esperado a que yo pregunte y
siguiendo el consejo de profesionales: cuando preguntara había que contarme
toda la verdad.
Cómo me enteré de Martín.
Trabajando en HIJOS, un día que vino Hebe de Bonafini a dar una charla. Después
que la dejamos en el aeropuerto venía con otra compañera de HIJOS, me preguntó
cuál era mi historia. Cuando se la conté me dijo: “no te puedo creer, vos sos
el otro niño de la historia de Martín”. Gachi Ferrero era la prima de Martín
Lowe, el niño que me sacó en brazos. Planeamos un encuentro y después de
veintiún años nos reencontramos con quien me sacó de aquel lugar donde murieron
nuestros padres. Por esa razón le suelo decir que es mi hermano mayor.
He aprendido que algunos de
nosotros podemos contar nuestra historia, pero a otros le cuesta, le causa
mucho dolor. Pero todos coincidimos en que por más dolorosa que sea la verdad,
siempre es más sana que la no verdad.
Estudié comunicación
social, me recibí y desde hace veinte años milito en HIJOS. Y de esa lucha
colectiva de todos los organismos de DDHH salió que en 2006, con el antecedente
de lo que había hecho el presidente Kirchner de pasar la ESMA de la Marina a
ser un espacio de la Memoria, peleamos en Córdoba para que se diera la Ley de
la Memoria, con lo cual creamos los tres espacios: la Perla, D2 y La Rivera.
Desde el año 2008 trabajo en La Perla.
Pasé por varias etapas
personales. En una me puse a investigar: quienes eran los militantes de los
setenta, por qué los habían asesinado. En esa primera etapa no le conté a nadie
lo que me pasaba, solo a mis dos mejores amigos. Solo cuando entré a HIJOS hice
un clic y ahí me cambió la vida. Antes estaba muy encerrado y era muy doloroso.
Y a medida que más conocía la historia argentina empecé a sentirme orgulloso de
ser hijo de quien soy, con sus aciertos y sus errores. Mis padres y muchos
militantes tenían una actitud ante la vida que era participar, participar en
política para hacer el mundo más justo.
Cuando los asesinan mi mamá
tenía 31 años y mi papá iba a cumplir 29. Yo ya los pasé en edad. A la
identidad la vas construyendo con preguntas, algunas no tienen respuestas. Hay
una ausencia que no se va a llenar nunca. Otras se encuentran en las respuestas
colectivas, con los otros.
El primer juicio que hicimos
en Córdoba fue en 2008, por cuatro víctimas de La Perla. Cuando dieron la
sentencia de ese primer juicio me largué a llorar y no podía parar de llorar.
Sentí que al llorar descargaba todo un peso que tenía dentro.
Con el juicio último y la
sentencia de agosto estaba más pendiente de lo que ocurría afuera, viendo qué
pasaba alrededor: abrazos, llanto, alegría, gritos. Me da muchísima alegría y
esperanza ver que tantos jóvenes acompañaron, que quieran conocer, que quieran
discutir y sobretodo sentir que ya no iban a la sentencia por lo que le pasó a
otros, sino que era muy importante para todos. Al ver a los chicos de
secundarios que se abrazaban y lloraban: sentí que se le ganó a la impunidad,
al olvido y al silencio. Esto da mucha fuerza para seguir trabajando.
Al principio no hice
terapia porque pensé que no me hacía falta. Ahora estoy haciendo y me hace
bien. Tenía mucha resistencia. Pero al estar con un profesional te da
elementos, que no siempre son lindos, que te ponen frente a un espejo que te hacen
crecer. En mi vida una parte muy importante es lo que les pasó a mis padres,
pero el resto es mi propia vida, con mis amigos, mi familia, la música que me
gusta… Me hizo muy bien ir a HIJOS porque rompí esa cosa de que solo me pasó a
mí. Estar con otros, compartir, es muy importante.
Respecto al último juicio
considero que es un juicio justo. Me hubiera gustado que la impunidad no durara
tantos años, para los que ahora quedaron libres, porque se han ocultado las
pruebas necesarias. Donde no pudieron probar la participación de algunos
represores se los absolvió por el principio de la duda y de la inocencia. Ojala
la memoria avance y los que hoy fueron absueltos se pueda probar lo que
hicieron-porque evidentemente participaron en algunos crímenes-se encuentren
pruebas y en un juicio justo puedan ser encontrados culpables.
E.E:
Contanos por favor cómo es tu experiencia en La Perla:
E.F: Aún siguen llegando a La Perla sobrevivientes de este
lugar, que no se animaron a contarle a nadie, ni siquiera a la justicia, lo que
pasaron. Nuestra tarea es respetar su decisión y acompañarlos cuando deciden
atestiguar. Alguien vino y por primera vez contó que a sus nueve años encontró
-cerca de Malagueño- restos de personas muertas. Nunca se animó a decirlo
porque sus familiares lo aconsejaron y por temor a lo que le podía ocurrir.
Treinta años después pudo decirlo y por su testimonio ayudó a encontrar los
restos de personas que figuraban como desaparecidos. Gracias a su dato cuatro
familias pudieron reencontrarse con los restos de sus seres queridos.
El general Roca, que está
en los billetes de cien pesos, basó su poder en exterminar a los pueblos
originarios. Como no hubo justicia y no hubo memoria él está en un billete
argentino. Nosotros creemos que a nadie se le ocurrirá poner a Videla o
Menéndez como héroes porque ya quedaron para la historia como criminales,
lesionaron la dignidad de toda la humanidad. No es menor para todos nosotros
que hayan tenido un juicio con todas las garantías de la ley.
Me da mucha energía en este
trabajo ver que jóvenes quieran conocer la historia de nuestro país. Creemos
que conocer esto es una gran apuesta a fortalecer la democracia.
E.E: Muchas gracias
Margarita
Fioriti
Equipo de Entrevistas. Hola te podés presentar:
Margarita Fioriti[22].: Hola, mí nombres es Margarita Fioriti, soy hija
de Maria Elena Peter y Armando Fioriti. Mis papás están desaparecidos desde el
18 de noviembre de 78, yo tenía un año y diez meses. Cuando se los llevaron a
ellos estábamos viviendo en Morón, más precisamente en Haedo, nos llevaron a
los tres y a mí, me dejaron en la guardería donde me dejaban mis papás cuando
iban a trabajar. La declaración de la sra de la guardería es que entraron dos
personas vestidas de civil, me llevaron a mí y le dijeron que mis papás habían
tenido un accidente. Que ella me tenía que cuidar. Me dejaron con un bolso con
ropa, pañales, documentos, plata, así me dejaron en la guardería y nunca más se
supo de ellos. Cuando al día siguiente
mi mamá no fue a trabajar, mi mamá trabajaba en un juzgado en Morón, y
justamente estaban llegando mis abuelos de La Pampa a visitarnos, y se
encontraron con que mis papás no estaban, y ahí comenzó toda la búsqueda. Yo
estuve un mes en la guardería a cargo de la señora hasta que lograron hacer los
papeles. Los papeles los hicieron mis tíos, es decir el hermano de mi mamá,
Mario Peter y su esposa Marta Idoeta. Ellos fueron los que me criaron y me
llevaron a Bahía Blanca. Me criaron en una familia llena de amor y llena de
verdad, porque cuando yo llegué tenía un año y diez meses me adoptan, ellos
tenían veintitrés y veinticinco años y una hija que es mi hermana, bueno, es mi
prima y tenía diez meses más que yo, y mi hermana más chica había nacido en
septiembre y yo llegué en diciembre; y ellos así, en ese momento, en Bahía
Blanca, un lugar ultra conservador y peligroso en el año 78, ellos me adoptan y
me hacen parte de su familia y desde entonces yo me crié con esa familia.
E.E.
De dónde eran tus padres.
M.F.:
Mi mamá su mi hermano, que es mi papá adoptivo, estudiaron en Bahía Blanca,
pero vivían en un pueblo de La Pampa llamado San Martín, y muchos de los que
vivían ahí se iban a estudiar a Bahía Blanca, mi mamá se recibió de licenciada
en Filosofía y Letras. Mi papá nació en Tres Arroyos, los Fioriti son varios,
mi papá tenía ocho hermanos, los cuales están todos vivos; alguno nació en
Buenos Aires, en Azul, en Bahía Blanca, y con la familia Fioriti fui
recuperando el vínculo cuando fue pasando el tiempo, de hecho tengo un vínculo
muy hermoso con mis tíos, mis primos. Bueno me crié en Bahía Blanca, en Ingenio
White, más precisamente, el puerto de Bahía Blanca, y mis abuelos que habían
ido a buscarme, vendieron su casa en La Pampa y se mudaron a tres cuadras de
donde yo vivía. Entonces yo me crié, en
una familia, con mis padres, que yo sabía que no eran mis padres biológicos,
que eran mis padres adoptivos, con mis hermanos, después nació mi hermano,
entonces tengo dos hermanas y un hermano, que yo siempre supe que eran mis
primos, pero siempre los sentí mis hermanos, y en mi casa todo el tiempo se
habló esto. A medida que fue pasando el tiempo, más y con más humor. Al
principio cuando chica, me decían que mis papás se habían ido de viaje, y yo
tengo siempre el recuerdo de ser muy chica y pensar “que no vuelvan porque yo
estoy tan feliz acá” o sea, imagínate lo bien que me criaron, con tanto amor,
con tanta verdad, vida de barrio, con juegos, amigos, familia, que yo pensaba
“que no vuelvan mis padres” (se sonríe y dice una locura pensar eso). Después
con el tiempo me fueron contando la historia, y día me dijeron que ya no iban a
volver, y bueno, como en casa se hablaba, fue como algo natural, no es que hubo
un día en el que yo me enteré, yo lo supe todo siempre y a medida que fue pasando
el tiempo, fue pasando la historia, yo pude averiguar más cosas.
E.E.
Sobre esto vos tenés una película.
M.F.
Claro, a los treinta años de la desaparición de mis padres, que fue en el 2008,
hicimos una película con unos amigos que hacen cine independiente, que se llama
El Nombre de Las Flores, y un libro
que lo escribió mi hermano Lucio que se llama Partes del Aire, bueno tanto la película como el libro tiene la
historia de ellos, bueno juguetes que hacía mi papá, muchas fotos, tiene
cartas, que han escrito ellos, cosas que había escrito mi papá, bueno la idea
con el libro y la película fue rescatarlos a ellos en vida, saber cómo vivieron
y no cómo murieron.
E.E.
Es justamente lo que estamos haciendo con la Comisión por la memoria,
exactamente.
M.F.
Esa es mi búsqueda, ellos están desaparecidos.
E.E.
Si querés hablarnos de ellos, adelante.
M.F.
Bueno, mi papá como te dije nació en una familia muy numerosa, estaba
estudiando par Cura, estaba en un internado con los Salesianos, mi viejo
pensaba que se podía cambiar desde adentro la cosa, cuando estaba a punto de
tomar los Hábitos se dio cuenta de que no y dejó, bueno fue todo un tema en la
familia, después me contaron mis tíos que cuando él dejó los Hábitos, fue muy
móvilizante para la familia, porque era el mayor de los varones, y era un tipo
muy creativo, mi viejo, era músico, era poeta, era pintor, era escultor, hacía
juguetes de madera, componía, tenía grupos, organizaba encuentros de teatro,
hacía muchas cosas, y de hecho yo rescaté muchas cosas de él, pinturas,
canciones, mismo la película, tiene música de él, porque yo encontré la
partitura y unos amigos la tocaron. Bueno mi viejo era eso, toda la parte
bohemia, creativa, eso viene de los Fioriti, que son todos músicos, artistas.
E.E.
Bueno esa es la beta que vos tenés.
M.F.
(se rìe) Si, que yo tengo también, bueno después hablamos de mí. Mi mamá nació
en San Martín, La Pampa, bueno cuando empecé con la película busqué por todas
partes. Bueno como seres complejos que somos, como seres humanos estamos formados
de diferentes partes y mi familia me contaba una parte, los amigos otras, los
de la adolescencia otra, los de la militancia otra, sus parejas, entonces fui
reconstruyendo estas dos personas y viendo quiénes fueron mis padres a través
de esos relatos que fui juntando de distintos momentos de sus vidas, para mí
fue muy hermoso que me contaran todo eso, porque yo me encontré ahí también, me
expliqué a mí misma en muchos aspectos y me hice cargo de otros aspectos que no
tenían que ver con mis viejos, y bueno, mi mamá siempre fue militante, ella
creó el primer centro de estudiantes en San Martín, La Pampa, bueno la película
está declara de interés provincial en La Pampa, de hecho ahora voy a trabajar
con la gente de Derechos Humanos, me siento como que tengo una gran familia en
La Pampa, en la provincia entera. La película se ha pasado pilas de veces y
todos se acuerdan cosas de mi vieja, y me cuentan, bueno se fue a estudiar a
B.Banca, tenía una gran influencia de mi abuelo porque tenía una librería, se
la pasaba leyendo, entonces era una mina que sabía mucho, que tenía mucha
cultura general, cuando me hablan de mi vieja rescatan lo hermosa que era y lo
inteligente, entonces, era una mujer que te cautivaba de dónde sea. Bueno se
fue a estudiar y participaba del centro de estudiantes, después empieza a
militar en el PRT, bueno y cuando se conocen con mi viejo están los dos
militando en el ERP, en el ERP22 precisamente, esta parte me costó mucho
encontrarlo porque mi familia no sabían que ellos había militado en el ERP. Los
compañeros de estudio de B.Blanca tampoco sabían porque ellos estaban en la
clandestinidad, algunos me hablaban de ellos con sus nombres de guerra, que
eran Paula y Marco, casi a punto de editar el libro encontré esto que eran
militantes del ERP, y militantes muy comprometidos, tanto que el día que
estrenamos la película que fue el 17 de Noviembre del 2008 en el Teatro
Municipal de B.Blanca que como te dije
es una ciudad ultra conservadora, y se llenó y ese teatro tiene novecientos
lugares y al otro día se volvió a llenar; no lo podía creer ni mi hermano que
trabaja en el tema de espectáculos. Fue gente de todos lados, la familia
numerosa, los amigos, la gente de Derechos Humanos, era muy intenso. Y en esos
días me llamaron unos amigos de mi papá y me dijeron que querían conocerme, y
bueno yo estaba con todo lo de la proyección, también hicimos una fiesta
después porque para mí es una celebración poder hacer estas cosas que ellos no
pudieron, y luego nos juntamos todos y celebramos que estamos acá, y fue muy
lindo. Bueno en la peli y en el libro apare mi madre como la aguerrida, la
militante y mi viejo el artista que la acompañaba porque esto fue lo que yo
encontré, luego me llaman estas dos personas y fueron a ver la película y me
dicen que habían venido de Buenos Aires y que se volvían en cuanto terminara,
fui hasta el hotel donde estaban y me empezaron a hablar de mi papá con el
nombre de guerra y me contaron que mi viejo había viajado a Cuba para armar las
cartillas de entrenamiento, que él los entrenaba que tenían un lugar por Haedo
debajo de una librería, y ahí me entero de esa parte militante de mi viejo. La
historia es algo que está vivo, el libro es algo que se hizo con lo que tenía,
y por eso hay tantas otras historias que cuando puedo las voy contando.
Muchas
veces me dicen, “pobrecita sos hija de desaparecidos” y yo contesto no soy eso,
yo tengo mis viejos desaparecidos, soy un montón de otras cosas y mi vida ha
sido todo eso, transformar todo lo que tenga que ver con la creación, que tenga
que ver con dar vida a partir de la muerte, y me parece que ahí está el
desafío.
Mi
historia es casi un cuento de Hadas, esto que te digo, estaba tan feliz que ni
quería que volvieran mis viejos, tengo mis tres hermanos que los amo de una
forma que ni puedo explicarlo, tengo mis sobrinos, muy feliz con los amigos y
la familia. Estudié en Bahía Blanca, participé de los centros de estudiantes,
estuve en HIJOS, me recibí de Ingeniera Agrónoma en la Universidad Nacional del
Sur, bueno en algún momento me dí cuenta que no era lo que más me gustaba,
igual me recibí, y después descubrí que quería ser lo que soy: Contadora de
cuentos y Titiritera es a lo que me decido y hace más de seis años vivo en una
casa rodante, viajando por Argentina, contando cuentos y haciendo Títeres,
porque creo que es una forma de contar y creo que así voy descubriendo a través
de los cuentos que cuento, cómo yo me voy contando a mí misma y cómo voy
contando la historia de mis viejos, no solo individual, ni familiar, sino de
una comunidad, de un pueblo de un país, de un planeta y de un cosmos.
Bueno
llego a Traslasierra en la casa rodante, estoy ahora entre Los Hornillos, Las
Rosas, San Javier, voy contando, trabajando mucho y hace tres meses que estoy
acá.
E.E.
Bueno Margarita qué le dirían a los más jóvenes de acá de este lugar.
M.F. A
los adolescentes les digo siempre, porque es algo que creo profundamente y es
que yo creo en ellos, creo en Uds, creo en los jóvenes porque es un momento de
una energía muy poderosa y de Verdad, porque creo que los adolescentes tienen
esa energía, que no sé cómo explicar, es como una energía de rebelarse con “v”
corta y con “b” larga y creo que esa energía es necesaria, que hagan su
revolución también, que se manifiesten a favor de lo que no quieren y que
también lo hagan a favor de lo que sí quieren. Porque siempre pensamos que la
revolución es en contra de, y por qué nos rebelamos y queremos una revolución a
favor de.
Mis
viejos hicieron la revolución a favor de la vida y yo también, porque me pongo
un títere (levanta la mano como teniendo uno) y estoy militando, y estoy
diciendo, y estoy contando y me estoy rebelando contra un montón de cosas y yo
creo que los adolescentes tienen esa energía que los adultos vamos perdiendo un
poco, yo creo profundamente en los jóvenes, creo mucho más que en los adultos,
y sé que nuestra revolución viene por ahí, pero tenemos que llenar esa
revolución nuestra de contenido, y de amor porque en definitiva lo estamos
haciendo por una vida más hermosa, por el compañero, por algo colectivo, no es
una revolución individual, lo que ocurre ahora es que lo tenemos que hacer
todos juntos, lo que quisieron hacer en ese momento que se llevaron a nuestros
seres que amábamos a todos nuestros desaparecidos, por qué se los llevaron ( se
pregunta y se contesta) Porque ellos querían un cambio para todos. No lo
estaban haciendo por algo individual, lo estaban haciendo para que todos
tuviéramos una vida mejor y en parte lo que en parte este sistema está
queriendo hacer es crear seres individualistas, no, no tenemos que dejar que
ellos nos ganen desde ese lado, tenemos que seguir estando juntos, porque lo
contrario es decir “bueno yo me salvo” y con eso le estás dando la razón al
sistema, a los mismos que nos hicieron desaparecer a nuestros compañeros.
Entonces, creer y crear trabajo colectivo y seguir haciendo nuestras
revoluciones a favor de la vida, y de nuestro compañero, del que está al lado,
porque somos muchos.
E.E.
No querés cerrar con un cuento
M.F. Bueno,
te cuento que en algún momento yo comencé a preguntarme por qué no había visto
títeres de chica, le pregunté a mis hermanos, a mis amigos, empecé a averiguar
qué pasaba con eso, y bueno me dí cuento que a nuestros titiriteros se los
llevaron, los desaparecieron, se exiliaron, de hecho Javier Villafañe, los
hermanos Di Mauro, se tuvieron que ir a Venezuela, otros a México y ahí me dí
cuenta que nos dejaron sin titiriteros y una vuelta pasando por Bahía Blanca
llegué a unas jornadas de lectura por la Memoria, bueno ahí se leían textos de Oesterheld,
de Gelman, de Urondo, de Balbi, y entre esos textos alguien leyó textos de
Mónica Moran, y a mí me encantaron, me parecieron de una belleza y de una
fuerza tan conmovedora y cuando salí me encontré con el poeta que los leyó, una
persona que yo conozco y le digo Mario, quiero esos poemas de dónde los sacaste
y él me contó que los amigos de Mónica los habían rescatado. Cuando ella se
sintió amenazada los repartió, a ella se la llevaron del teatro Alianza,
entraron y preguntaron por ella, y ella salió de atrás de su retablo de títeres
y dijo “soy yo”, y se la llevaron, y ahí mi amigo me dice “¿Vos sabías que
Mónica Morán era titiritera?” y a mí se me juntaron un montón de cosas, después
pasaron muchas cosas con Mónica Morán porque es una persona que a mí se me
presenta todo el tiempo, no solo que editaron el libro, la Universidad Nacional del Sur, que se llama Angelario,
Ángela era el nombre de guerra de Mónica, y los poemas de ella hablan de
Ángeles rebeldes y revolucionarios y yo amo esos Ángeles y me cuentan los
poetas que quizás Mónica haya escrito esos textos para llevarlos a títeres y yo
tomé esa posta y estoy preparando algo de títeres con tiempo. Así que para terminar quiero
recitar un texto de esta poeta, militante titiritera, actriz, desaparecida en
Bahía Blanca, el texto se llama Prohibido sembrar naranjas.
(
Margarita recita bellamente a continuación el poema de Mónica Morán con el que
abrimos este capítulo)[23]
Una
charla con Emiliano Fescia el director del Espacio por la Memoria (ex centro
clandestino de detención )La Perla
Soy Emiliano Fessia, nací
el 7 de noviembre de 1976. Soy hijo de Carlos Fessia y de Cristina Fontanella,
ambos de Córdoba. Mi papá nacido en Matorrales y mi mamá es nacida en
Berrotarán y criada en Rio tercero. Ellos se conocen y se enamoran y empiezan
su militancia en esos años.
En 1996 entré a la
organización de derechos humanos que se creó un año antes-HIJOS- y ahí encontré
un lugar en el mundo porque podía escuchar mi historia, ser escuchado, ser
comprendido. Pero además empecé a ver que había un montón de historias
parecidas y que lo que me pasó a mi le había ocurrido a miles de familias. Ahí
comprendí que en la vida hay una parte que es personal y hay otra que es colectiva,
es la historia de nuestro pueblo.
Después uno escucha las
historias de los chicos que fueron robados y crecieron en una mentira porque
les robaron la identidad. Esos chicos se criaron y durante muchos años les fue
mentido quienes eran sus padres, quienes sus abuelos.
Mi historia tiene que ver
con la de Martin Lowe. Una patota llegó a la casa donde estaban nuestros
padres, parece que en un momento dicen: “esperen que adentro hay niños”. Yo
recabé parte de esa información porque fui al lugar donde ocurrió y unos
vecinos que vivían desde aquella época me contaron que el grupo de tareas
tiraron una bazuca, entraron por el techo pero en un momento se da una tregua y
permite que salgamos los dos niños. Esto fue el 18 de noviembre de 1976, yo
tenía once días y Martín casi tres años. El relato dice que me pusieron en sus
brazos y me sacó de allí. Allí los militares nos llevan a estos lugares donde
se podía dejar niños.
Yo me crie con mis tíos, a
los que los llamo papá y mamá. Nosotros fuimos buscados por nuestra familia
porque el enfrentamiento entre los militares y nuestros padres salió en los diarios, mis abuelos se
enteraron y nos fueron a buscar y nos hallaron en una casa cuna. Quizá si se
demoraban hubiéramos sido niños apropiados, adoptados, robados
Cómo llego a mi historia.
Recuerdo que estaba en la escuela primaria, con guardapolvo blanco y me doy
cuenta de algo y se lo pregunto a mis padres: “por qué yo no tengo el mismo
apellido que mi hermano”. Me cuentan que mis padres tuvieron un accidente y
murieron. Años después tuve que hacer un trabajo para la escuela- ya siendo un
adolescente- sobre los años setenta. Ahí hay varias cosas que no me cierran y
le pido ayuda a mi papá y él me cuenta cuál fue mi verdadera historia: que mis
padres no murieron en un accidente de auto, que los mataron los militares, que
eran participantes políticos y que ellos habían esperado a que yo pregunte y
siguiendo el consejo de profesionales: cuando preguntara había que contarme
toda la verdad.
Cómo me enteré de Martín.
Trabajando en HIJOS, un día que vino Hebe de Bonafini a dar una charla. Después
que la dejamos en el aeropuerto venía con otra compañera de HIJOS, me preguntó
cuál era mi historia. Cuando se la conté me dijo: “no te puedo creer, vos sos
el otro niño de la historia de Martín”. Gachi Ferrero era la prima de Martín
Lowe, el niño que me sacó en brazos. Planeamos un encuentro y después de
veintiún años nos reencontramos con quien me sacó de aquel lugar donde murieron
nuestros padres. Por esa razón le suelo decir que es mi hermano mayor.
He aprendido que algunos de
nosotros podemos contar nuestra historia, pero a otros le cuesta, le causa
mucho dolor. Pero todos coincidimos en que por más dolorosa que sea la verdad,
siempre es más sana que la no verdad.
Estudié comunicación
social, me recibí y desde hace veinte años milito en HIJOS. Y de esa lucha
colectiva de todos los organismos de DDHH salió que en 2006, con el antecedente
de lo que había hecho el presidente Kirchner de pasar la ESMA de la Marina a
ser un espacio de la Memoria, peleamos en Córdoba para que se diera la Ley de
la Memoria, con lo cual creamos los tres espacios: la Perla, D2 y La Rivera.
Desde el año 2008 trabajo en La Perla.
Pasé por varias etapas
personales. En una me puse a investigar: quienes eran los militantes de los
setenta, por qué los habían asesinado. En esa primera etapa no le conté a nadie
lo que me pasaba, solo a mis dos mejores amigos. Solo cuando entré a HIJOS hice
un clic y ahí me cambió la vida. Antes estaba muy encerrado y era muy doloroso.
Y a medida que más conocía la historia argentina empecé a sentirme orgulloso de
ser hijo de quien soy, con sus aciertos y sus errores. Mis padres y muchos
militantes tenían una actitud ante la vida que era participar, participar en
política para hacer el mundo más justo.
Cuando los asesinan mi mamá
tenía 31 años y mi papá iba a cumplir 29. Yo ya los pasé en edad. A la
identidad la vas construyendo con preguntas, algunas no tienen respuestas. Hay
una ausencia que no se va a llenar nunca. Otras se encuentran en las respuestas
colectivas, con los otros.
El primer juicio que
hicimos en Córdoba fue en 2008, por cuatro víctimas de La Perla. Cuando dieron
la sentencia de ese primer juicio me largué a llorar y no podía parar de
llorar. Sentí que al llorar descargaba todo un peso que tenía dentro.
Con el juicio último y la
sentencia de agosto estaba más pendiente de lo que ocurría afuera, viendo qué
pasaba alrededor: abrazos, llanto, alegría, gritos. Me da muchísima alegría y
esperanza ver que tantos jóvenes acompañaron, que quieran conocer, que quieran
discutir y sobretodo sentir que ya no iban a la sentencia por lo que le pasó a
otros, sino que era muy importante para todos. Al ver a los chicos de
secundarios que se abrazaban y lloraban: sentí que se le ganó a la impunidad,
al olvido y al silencio. Esto da mucha fuerza para seguir trabajando.
Al principio no hice
terapia porque pensé que no me hacía falta. Ahora estoy haciendo y me hace
bien. Tenía mucha resistencia. Pero al estar con un profesional te da
elementos, que no siempre son lindos, que te ponen frente a un espejo que te
hacen crecer. En mi vida una parte muy importante es lo que les pasó a mis
padres, pero el resto es mi propia vida, con mis amigos, mi familia, la música
que me gusta… Me hizo muy bien ir a HIJOS porque rompí esa cosa de que solo me
pasó a mí. Estar con otros, compartir, es muy importante.
Respecto al último juicio
considero que es un juicio justo. Me hubiera gustado que la impunidad no durara
tantos años, para los que ahora quedaron libres, porque se han ocultado las
pruebas necesarias. Donde no pudieron probar la participación de algunos
represores se los absolvió por el principio de la duda y de la inocencia. Ojala
la memoria avance y los que hoy fueron absueltos se pueda probar lo que hicieron-porque
evidentemente participaron en algunos crímenes-se encuentren pruebas y en un
juicio justo puedan ser encontrados culpables.
Aún siguen llegando a La Perla sobrevivientes de este
lugar, que no se animaron a contarle a nadie, ni siquiera a la justicia, lo que
pasaron. Nuestra tarea es respetar su decisión y acompañarlos cuando deciden
atestiguar. Alguien vino y por primera vez contó que a sus nueve años encontró
-cerca de Malagueño- restos de personas muertas. Nunca se animó a decirlo
porque sus familiares lo aconsejaron y por temor a lo que le podía ocurrir.
Treinta años después pudo decirlo y por su testimonio ayudó a encontrar los
restos de personas que figuraban como desaparecidos. Gracias a su dato cuatro
familias pudieron reencontrarse con los restos de sus seres queridos.
El general Roca, que está
en los billetes de cien pesos, basó su poder en exterminar a los pueblos
originarios. Como no hubo justicia y no hubo memoria él está en un billete
argentino. Nosotros creemos que a nadie se le ocurrirá poner a Videla o
Menéndez como héroes porque ya quedaron para la historia como criminales,
lesionaron la dignidad de toda la humanidad. No es menor para todos nosotros
que hayan tenido un juicio con todas las garantías de la ley.
Me da mucha energía en este
trabajo ver que jóvenes quieran conocer la historia de nuestro país. Creemos
que conocer esto es una gran apuesta a fortalecer la democracia
A modo de cierre: La Memoria una construcción
permanente
La memoria colectiva es una
construcción que en Argentina se ha hecho a partir de distintas vías. Por un
lado están los que fueron atravesados por el horror: sobrevivientes,
familiares, amigos, conocidos. Son ellos los que han luchado para hacer
escuchar lo que durante mucho tiempo no se quiso oír. Por otro lado están los
que sin que les haya ocurrido nada cercano han sido capaces de sentir como suyo
y propio el dolor que padecieron miles de compatriotas. Están los que aún no
han ingresado a esta etapa pero que lo harán en algún momento de sus vidas y hay
que reconocer también que algunos ciudadanos nunca entrarán.
Nosotros somos parte del primer y
segundo grupo que creemos que cada actividad que hacemos nos acerca a que los
del tercer grupo ingresen lo antes posible.
Para qué nos sirve la memoria colectiva
y por qué deseamos ser cada vez más? Para mirarnos, informarnos, investigar,
discutir el pasado y porque podremos avanzar cada día sin permitir perder ni un
centésimo de los derechos adquiridos.
Si cada día más ciudadanos entienden
que nada ha sido regalado sino conseguido con sufrimiento podríamos ser capaces
de que nada ni nadie ose alguna vez repetir estas historias tan terribles
En Traslasierra sentimos que nos
faltaron diez jóvenes que tuvieron sueños y proyectos similares a cada uno de
nosotros y que como fueron desaparecidos durante la última dictadura militar
pasaron a desaparecer también de la sociedad donde nacieron, se educaron y
pertenecieron. Hasta estas entrevistas con sus familiares parecieron estar
desaparecidos porque no se los nombraba ni se hablaba de ellos. Cuando se lean sus historias estarán apareciendo otra
vez porque se los volverá a nombrar, se comentará de quien son familiares, qué
estudiaban, qué les gustaba, quienes eran, qué soñaban. Cuando seamos capaces
de contarle a otra persona que Anita es la hermana de Jorge, que Fredy
estudiaba medicina junto a su novia Lila, que Stella Maris es la madre de
Martin, que Flelo es el tío de Florencia y Ramón, que Cesar tuvo tres hijas,
que Santo Domingo era un ser especial que alegraba a los que lo cruzaban, que
Panchulo estaba por rendir la última materia de su carrera, que el Negro
Brizuela dejó a su esposa esperándolo siempre y que Gustavo Correa es el hijo
de Lucía, que murió sin encontrarlo. Cuando todos los que hayan leído sus historias
puedan evocarlos habremos cumplido la tarea de que ya no nos falten tanto,
porque volverán a estar presentes cada vez que alguien los evoque. No habrán
partido del todo si podemos recordarlos
Será posible haber tomado sus postas
cuando los habitantes de esta región comprendamos que tuvimos diez personas
despojadas de lo que cualquier joven ha deseado alcanzar: creer que es posible
un mundo mejor.
Este libro se terminó de imprimir en el mes de Diciembre 2017 en Talleres
Gráficos El Gato Blanco de Ediciones del Callejón. Los Hornillos.
Córdoba
[1] Diario Democracia Año XXXIV, Nº 4869 Viernes 3 de diciembre 1979.
Página 16 (Hemeroteca de Villa Dolores)
[2] Idem 4 de Diciembre 1976.
[3] Ídem 7 de Diciembre 1976
[4] Idem
[5] El Estado Terrorista, en su faz pública, suspendió todas las
garantías constitucionales, impuso la disolución del Congreso Nacional y
declaró caducos los mandatos de las autoridades del Estado; intervino el Poder
Judicial, suspendió los partidos políticos, e instaló una férrea censura en los
medios de comunicación. En su faz clandestina profundizó un sistema represivo
que venía implementándose antes del golpe de estado. En la provincia de Córdoba
los antecedentes son el golpe policial de marzo de 1974 conocido como el
‘Navarrazo’ y, desde mediados de 1975, el funcionamiento del escuadrón paramilitar
y parapolicial autodenominado ‘Comando Libertadores de América’. Desde el 24 de
marzo se sistematiza la represión bajo el mando del Tercer Cuerpo de Ejército.
El aparato represivo, cuyo eje central eran los Centros Clandestinos de
Detención, tenía como objetivo la persecución y eliminación de cualquier forma
de participación política que confrontara con el proyecto político, económico y
cultural impuesto por la dictadura.
[6]
http://www.vdxonline.com/index.php/2016/12/01/hoy-40-anos-secuestraron-ilegalmente-flelo-reynoso/...”
Cabe recordar que tanto Recalde como Barreda cumplían funciones como miembros
de la Policía de la Provincia de Córdoba en la Departamental San Javier durante
la década del 70. Se sostiene que
también cuenta que escuchó decir a Manuel Reynoso (sobrino del
desaparecido) que en base a testimonios de muchos vecinos de Villa Dolores, que
Jorge Alfredo Reynoso, posteriormente a su detención ilegal fue trasladado al
Hospital Regional donde fue atendido en la guardia por un médico residente.
[7] Mónica Morán secuestrada y
desaparecida por el ejército argentino en junio de 1976 en Bahía Blanca. Mónica además de poeta, fué
maestra de primaria, titiritera, actriz miembro del grupo de teatro Alianza, y
militante del PRT-ERP.
[8] Fredy
Sinópoli y su novia Lila Gómez, Flelo Reynoso, Cesar Córdoba, el Negrito
Brizuela, Anita Ahumada, secuestrados y asesinados en Córdoba, Stella Maris Altamirano asesinada en un
enfrentamiento en Buenos Aires , Panchulo Pereyra
secuestrado en Villa Dolores y el personaje, linyera Santo Domingo asesinado en
la comisaría de la misma ciudad. Todos estos hijos de la comunidad de Villa Dolores son
parte de esa lista que se completa con otros de distintas partes del país y de
la provincia como es el caso Gustavo
Correa que vivió en la zona de Villa Allende de donde fue su secuestrado, y lo
sumamos a este grupo porque su familia reside y milita en Traslasierra.
[9] Comisión de DDHH, por la memoria, la verdad y la justicia de Traslasierra
con sede en Villa Dolores
[11] Emiliano Fessia dirige
actualmente el El “Espacio para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos ex CCD La Perla”
[12] En la entrevista Martín
dice “mi viejo era un dirigente de esa
organización… lo matan a él volviendo a una casa donde nosotros vivíamos,
va a buscar huevadas, folletos, una
máquina de escribir…lo emboscan a él y a otro y los matan ahí en un Citroën. Y
después ya nos habíamos ido de esa casa…”
[13] Que comenzó a organizarse en esta provincia primero con el primer
campamento en Río Ceballos y luego con la construcción de la Red Federal de
hijos en el campamento de Cabalango
[14] Entrevista a Martín Lowe,
localidad de Las Rosas. Año 2016
[15] Entrevista a Cecilia
Mogilner Cavaldá. Sus padres Juan Jacobo Mogilner y María Irene Gavalda , eran militantes del
Partido Comunista Marxista Leninista, fueron secuestrados en su casa de
Guiñazú, Córdoba, detenidos en La Perla de donde fueron desaparecidos. Ver
causa Pasquini. Actualmente Cecilia participa políticamente en la mesa de DDHH
de Mina Clavero y en los temas referidos a la cuestión de género. Año 2016
[16] Entrevista a Margarita Fioriti, localidad de Los Hornillos. Año 2016. Es
autora del video documental “Nombrar las flores” que registra la desaparición
de sus padres Maria Elena Peter y Armando Fioriti, militantes del ERP22.
[17] Entrevistado por María
Correa ,Mary Luque , Ricardo Di Mario en
Villa de Las Rosas, Dto. San Javier. Valle de Traslasierra, Provincia de
Córdoba año 2016.
[18] Entrevista realizada por Noelia López, Sofía Stefanich, Lucila
Cabrera y Ricardo Di Mario en Mina Clavero 2016
[19] Parte de la Mega Causa Menedez III. Desaparecidos en diciembre de
1977, Causa Pasquini. Se investiga el secuestro y desaparición de
Raul Vijande, Juan Jacobo Mogilner, María Irene Gavalda, Gerardo Espíndola, M.
Mercedes Carriquiriborde y Perla Schneider, ocurridos en el mes de diciembre de
1977.
También se e investiga el secuestro y
la aplicación de tormentos sufridos por Silvio Viotti, quien al momento de los
hechos tenía 16 años. Viotti fue alojado en La Perla y luego trasladado al
centro clandestino Campo de la Ribera. Tras unos meses de cautiverio recuperó
su libertad.
[20] María Beatriz Gavaldá relató que dos días después de que su hermana
María Irene Gavaldá y su esposo Juan Jacobo Mogilner fueran secuestrados
en la quinta de la familia Viotti, en barrio Guiñazú, ella y su hermano fueron
secuestrados por unas horas en la ciudad de Buenos Aires. Declaración realizada
en la Mega causa de La Perla.
[21] Entrevista realizada por Mary Luque en La Perla, Córdoba 2016
[22] Entrevista realizada por Ricardo Di Mario, para la Comisión de
DDHH, por la Memoria, la Verdad y la Justicia de Traslasierra, en la localidad
de Los Hornillos, año 2016
[23] Ver poema del epígrafe al comienzo del presente capítulo